Capítulo tres: Clase compartida

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Martes en la mañana de camino a la escuela. A diferencia del día anterior hoy mamá Noceda pudo llevar a Luz y a King a la escuela, después iría a su trabajo.

En el auto azul, que había sido un regalo de bodas de parte de Eda, se estaban reproduciendo canciones de disney, por petición de King solo eran las de los villanos. Luz hubiera querido que la escuela quedara más lejos para poder cantar un poco más de pobres almas en desgracia junto con King (se veía tan tierno con el uniforme tipo marinerito que le obligaban a usar), pero ya habían llegado y no había nada más que pudiera hacer.

—Nos vemos en la tarde, mija. Recuerda que hoy paso por ti.

—Sí, mami —me acerqué a ella para recibir mi beso de despedida —. Estaré puntual —prometí.

Le di un abrazo a King y antes de bajar escuché que mamá decía un eso espero mientras reía para finalmente arrancar el auto e ir a la guardería de King.

mi niño de ojos lilas se pegó a la ventana de atrás del auto para despedirme hasta el último momento, me quedé en la entrada del colegio hasta que el auto estaba bastante lejos como para verlo. 

Entre al terreno escolar con una sonrisa. Caminé por los ya no tan desconocidos pasillos de la escuela. Subí directamente las escaleras hasta llegar a mi piso y, después de ver que ni Gus ni Willow estaban en el pasillo, entré a mi salón.

—Hola, Luz —saludó Willow cuando entré. Ya estaba sentada y tenía sus cosas puestas en la mesa.

Me senté a su lado, en el mismo lugar que ayer.

Hablamos para conocernos mejor, aunque era de esas personas con las que parece que te conoces de toda la vida y, aunque tal vez no tengamos mucho en común, las conversaciones fluyen y simplemente no dejas de reír. Mientras estábamos en eso saqué de mi mochila el papel con el horario, pero no lo miré por seguir mi plática con Willow.

—¿Entonces me acompañas a inscribirme al club de jardinería?—preguntó.

—Claro que sí. Tal vez encuentre un club interesante.

—Tal vez el de dibujo te gustaría —opinó.

—Sí, lo pensé, pero cuando se lo comenté a mi mamá en la mañana, no le agrado la idea. Sabe que es algo que me gusta, pero ella dice que debo ''salir de mi zona de confort'' —expliqué doblando mis dedos como comillas—. Tal vez solo debería no unirme a nada. Ya el siguiente año veré que hacer.

—Pues si tú lo dices... — Willow terminó su frase con unas risas, las cuales acompañé con las propias.

Desvié mis ojos al horario. Me ubiqué en martes y di una ojeada rápida a las diferentes materias del día de hoy.

—¡Willow! —grité llamando la atención de mi compañera de mesa.

—¿Qué pasa? —preguntó un poco preocupada.

—¡Hoy tenemos teatro! —dije mientras le mostraba el horario.

Dos horas seguidas antes del segundo recreo.

Willow rió de mí.

—No puedo creer que te pongas así por eso —siguió con las risas en mi contra—. Ay, Luz, eres bastante obvia...

Reí también. 

—Es que no puedo evitarlo —Willow siguió riéndose conmigo—. Primero me acercaré a ella, nos haremos amigas y cuando menos se lo espere ¡Bam! El encanto Noceda hará efecto —dije con confianza. Una confianza que ni yo misma sabía de donde venía.

Días de escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora