Capítulo cinco: ¡Es un musical!

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—Entonces, Luz, ¿Aceptas escribir el guion? —me preguntó el  director Bump—. Le pediríamos a los alumnos que lo escribieron en un principio, pero el profesor Rousseau dijo que, para tener catorce años, escribías muy bien. 


 —¿Gracias...? —respondí dudosa. ¿Eso contaba como cumplido?


—Señorita Noceda —intervino Lilith, que también estaba en la oficina. Las pocas veces que hemos hablado en la escuela me llama así, como si no fuéramos familia política. No me molesta, pero no estoy acostumbrada a que nadie me llame ''señorita'', excepto mi mamá cuando me regaña—, ¿Podría tomar una decisión, por favor? Para que, en caso de su negativa, podamos buscar a otro de sus compañeros.


—¡Oh, claro! Eh... creo que acepto, sí.


—Excelente noticia. Puede retirarse, solo recuerde que debe tener el primer acto a más tardar la semana que viene. Puede ir adelantando el trabajo en las clases de teatro y literatura. Buen día —Bump me despidió rápidamente, mientras él regresaba su atención a los papeles que tenía en su escritorio.



Lilith caminó hasta la puerta y la mantuvo abierta.



—Claro, nos vemos y gracias por la oportunidad —agradecí mientras me paraba y salía de la oficina. 



Cuando salí Lilith cerró la puerta y ambas nos fuimos por caminos diferentes. Yo hacía el patio y ella a... donde sea que trabaje, supongo.


 Mientras caminaba por el pasillo, hice un pequeño horario mental sobre como me organizaré la siguiente semana.


Mientras pasé por el pasillo, me encontré a Ed y Em, nos saludamos con un asentimiento de cabeza y cada quien siguió por su camino. Noté que daban vuelta en la esquina de la que justamente yo venía, la oficina de Bump. No parecían preocupados, así que supongo que no están en problemas.


Amity me contó, una noche mientras hacíamos videollamada, que sus hermanos eran sinónimo de problemas. Además de ser los maestros en las bromas. Casi siempre inofensivas pero irritantes, en palabras de Amity.


De hecho, sus hermanos fueron la razón por la que empezamos a hablar. Era sábado, de la semana pasada, y yo estaba despierta terminando un dibujo que subiría al día siguiente, cuando mi celular empezó a vibrar. Cuando vi en la pantalla que _Amity.B_ estaba llamándome para una videollamada, no tardé en contestar.


—Hola —hablé primero cuando la pantalla cargó. En voz quedita para que nadie de la casa me escuchara. 


—Hola, Luz —me respondió Amity.


Sonreí. Tenía su cabello suelto, un poco sobre la cara y detrás de sus orejas, en las que puede notar que tenía unos airpods. La blusa de su pijama era morada, lisa, no podía ver más de su habitación. No por la oscuridad, si no porque estaba cubierta con su sábana y tenía el teléfono un tanto pegado a su rostro.

Días de escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora