27.- Anillo

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El Señor Oscuro miró a Severus mientras Sebastián quería llevarse su bate de peluche a Gringotts. No estaba seguro de por qué o si era una buena idea.

– Bas, ¿estás seguro de que quieres llevar tu murciélago contigo? – No le preocupaba sentirse avergonzado ni nada por el estilo. Le preocupaba que se burlaran de Sebastián más tarde o si algo le pasaba al murciélago de peluche mientras viajaban.

– Sí, queremos ver a los pequeños y montar en carritos – Sebastián tenía su murciélago debajo del brazo. Caos estaba sentado a su lado. – Le dije a Caos que no podía venir. Quería venir pero podría enfermarse en los carritos. Estuvo de acuerdo en vigilar la casa mientras no estamos –

Severus arqueó una ceja ante el Señor Oscuro preguntándose cómo iba a manejar este nuevo desarrollo. Sabía por qué Sebastián quería llevarse el animal de peluche y se preguntó si el Señor Oscuro lo haría.

– Estoy de acuerdo en que Caos podría enfermarse en los carritos además de asustarse. Es un buen gato guardián – El Señor Oscuro se arrodilló. – ¿Estás tomando tu murciélago porque crees que queremos deshacernos de ti por todos los problemas que Dumbledore ha estado causando? – Severus estaba impresionado de que el Señor Oscuro reconociera el problema. Sabía que el hombre estaba leyendo todo sobre niños y autismo. El Señor Oscuro no era conocido por preocuparse por los niños y Severus estaba muy impresionado por la cantidad de trabajo y esfuerzo que estaba poniendo en aprender sobre el autismo y Sebastián. Severus notó que Sebastián apretaba su agarre en su murciélago de peluche mientras el murciélago se movía de debajo del brazo del chico en un abrazo más. Caos también se acercó un poco más y Sebastián se mordió el labio. – Pequeño Murciélago, no estás en problemas y nunca nos desharemos de ti. Eres nuestro pequeño murciélago para siempre – El Señor Oscuro tocó suavemente los brazos de Sebastián. – Me temo que estás atrapado con nosotros –

– Tiene razón, estás atrapado con nosotros, mi pequeño murciélago – Severus no se movió. – Puedes tomar tu murciélago si lo desea – Severus no estaba preocupado por el deseo de su hijo de llevarse el peluche con él. Si le daba un poco de seguridad, Severus le compraría un montón de peluches y algo para que Sebastián los llevara si lo necesitaba.

Sebastián los miró antes de mirar su murciélago de peluche. Se volvió y caminó hacia una silla.

– Caos, cuida a Batty – Batty, el murciélago de peluche, fue colocado en la silla como si estuviera mirando la habitación, el flú y listo para su regreso.

El Señor Oscuro articuló "¿Batty?" a Severus. El Señor Oscuro había leído sobre las diferentes formas en que los niños actuaban con sus inseguridades y estaba agradecido de que Sebastián pudiera tener sus crisis nerviosas a veces, pero no tenía ataques, gritaba o actuaba como un mocoso mimado.

Severus pensó que encajaba con el tema de los murciélagos que había desarrollado su hijo.

– Bas, puedes llevarte a Batty si lo deseas – Severus iba a ver si tal vez podían encontrar una manera de donar a algún tipo de santuario de murciélagos y ver si podían instalar algunas casas de murciélagos alrededor de su casa.

– No, Caos necesita compañía – Sebastián se acercó al Señor Oscuro. – ¿Dejas que los pequeños vayan muy rápido en los carritos? Pueden hacer que vayan muy rápido – Severus sonrió cuando Sebastián se acercó al Señor Oscuro. – Los pequeños también dieron estas gemas brillantes –

– ¿Ellas lo hacen? – El Señor Oscuro abrió su mano y Sebastián la tomó mientras caminaban hacia la red flu. Severus caminó detrás de ellos. Severus sintió algo brotar dentro de él y lo reconoció. Era algo que solo sintió unas pocas veces en su vida, la mayoría desde que Sebastián entró en su vida, sintió felicidad.

El pequeño murciélagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora