Capítulo 24

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Robbie le abrió la puerta de su coche a Luce para que ella bajara.

—¿Dónde estamos?—preguntó Luce confundida.

—Ya verás —dijo Robbie sonriendo—. Sígueme.

Luce lo siguió, llegando hasta un campo. Había unos faroles, alumbrando el sendero. Ella sonrió y lo miró aún confundida. Robbie le sonrió de vuelta y le hizo una seña para que siguiera caminando.

—Creo que mereces una primera y última cita —dijo Robbie encogiéndose de hombros, sin mirarla.

—Ah, ya veo...—dijo Luce, bajando su mirada—. Creí que sólo hablaron conmigo.

—Andy habló conmigo —dijo Robbie suspirando—. Respeto tanto a tu madre, Luce. Si Gary hubiera hablado probablemente lo habría ignorado.

—¿Estas... Estas de acuerdo con ellos?—Luce le lanzó una mirada triste.

—Sí —dijo Robbie—. Mereces conocer a chicos de tu edad, no necesitas a alguien como yo.

—Pero...—dijo Luce desviando su mirada—. Tú cancelaste tu boda.

Robbie la miró y asintió. Había sido por ella, pero, qué más daba. De todas maneras, Caroline no lo amaba. Y no pensaba darle explicación.

—Eso, es otro tema —dijo Robbie mirando hacia el cielo. Las estrellas brillaban, era una buena noche.

—No puedes, Rob —Luce dijo acercándose a él—. No lo hagas.

—Puedo y lo haré —dijo Robbie con decisión—. Es mejor así.

—¿Y esto? ¿Qué significa? ¿Por qué harías algo así?—Luce dijo con el ceño fruncido.

—Quería darte sólo un tiempo conmigo, algo que no podrás hacer más adelante —dijo Robbie suspirando. Se estaba comportando distante y eso lo mataba por dentro.

Los ojos de Luce se cristalizaron y le miró. Él tenía su vista fijada en el cielo.

—Entiendo si ya no quieres quedarte—dijo Robbie, aún sin mirarla—. Te llevaré a tu casa en cuánto me lo pidas.

—Si me quedo, ¿cambiaría algo?— preguntó Luce con esperanza.

Robbie la miró y secó una lágrima del rostro de Luce. Dejó su mano descansar por unos minutos en su mejilla.

—No —dijo Robbie con un poco de tristeza en sus ojos.

Luce desvío su mirada y se aparto del él. Robbie soltó un suspiro.

—No quiero una noche—dijo Luce cruzándose de brazos—. Quiero estar todos los días contigo.

—No es posible —dijo Robbie con paciencia—. Y lo sabes.

—¿Tanto influye mi madre en ti?—preguntó Luce con el ceño fruncido. Robbie la miró pero no dijo nada.

—Es mi mejor amiga y tu padre mi mejor amigo—dijo Robbie—. No quiero pelear con ellos.

—Es eso o ¿simplemente no puedes olvidar a mi mamá?—dijo Luce frunciendo ligeramente el ceño. Robbie la miró con confusión, lo había agarrado con la guardia baja.

—No estoy enamorado de tu madre—dijo Robbie frunciendo el ceño.

—Entonces, ¿por qué?—dijo Luce de nuevo—. ¿Por qué te empeñas en obedecerla?

—No voy a discutir contigo —dijo Robbie pasando una mano por su cabello.

—Bien —dijo Luce dándole la espalda—. Quiero ir a casa.

Robbie suspiró y sin más remedio, avanzó unos metros adelante de ella.

—Es hora de irnos —dijo Robbie dándose la media vuelta y mirándola.

Luce le siguió y ninguno habló durante el trayecto. Robbie estacionó su coche a unos metros de la casa de Gary y Andy.
Se bajó y abrió la puerta de Luce para que ella bajara.

—Sólo sígueme y ponte la capucha—dijo Robbie susurrando. Luce se colocó la capucha y lo siguió. Entraron por un corredor que conectaba hacia la casa, Robbie acechó primero para asegurarse de que no había nadie y le hizo una seña a Luce para que entrara por el jardín. Llegaron hasta dónde se encontraba la ventana de la habitación y Robbie le ayudó a subir.
Luce llegó y se metió en su habitación sin hacer mucho ruido. Robbie se quedó unos segundos para confirmar que había entrado y se disponía a bajar.

—Rob —dijo Luce, reteniéndole por unos segundos—. Te quiero.

Robbie la miró y le dio una media sonrisa. Desvío su mirada y comenzó a bajar.

Luce se aseguró de que se fuera y cuando lo perdió de vista, cerró su ventana. Soltó un suspiro y se tiró en su cama, mirando hacia el techo. Cuando de pronto, las luces de su cuarto se encendieron, Luce se sentó de golpe y miró hacia donde estaba el interruptor de luz. Su madre la miraba de manera suspicaz y con una ceja levantada.

—¿Dónde estabas? —preguntó Andy con los brazos cruzados.

Luce le miró con una sonrisa avergonzada y desvió su rostro hacia otra dirección.

—Hablaremos en la mañana —dijo Andy, dándose la media vuelta para salir—. Ah, sí. Estás castigada.

Y con eso último salió de la habitación de Luce. Está suspiró y se levantó hacia al baño. Se miró en el espejo y frunció el ceño. Se había quedado con la chamarra negra.

No Me Importa...Te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora