Normalmente te quedas sentado con tu libreta y la limonada hasta las tres de la tarde.
Me pareció extraño que te fueras tan temprano. Pero me equivoque en ese aspecto.
Tú no te dirigías hacia la salida sino a mí.
O eso creí hasta que la llamaste a ella.
No dijiste mi nombre y eso estrujó mi corazón.
Lo sabía.
Me enamoro de las personas equivocadas.
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Una limonada y dos corazones ©
Historia CortaEspero que nuestras miradas se encuentren algún día, y que la limonada nos haga compañía. Historia corta Finalizada 18/2/21