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Ohh llegaste muy rápido, cariño! –Grito una muchacha de cabellos rojizos, ella era la encargada de dar las órdenes a los muchachos–

Me llamaste no? Sería descortés de mi parte no llegar rapido.

Entonces hablamos de tu víctima? –Hablo con una sonrisa escalofriante–

Claro dime quien es esta vez.

Es un hombre mayor, cabellos blancos cual nieve, piel blanca, ropas azules..... Aquí dice que siempre lleva una bufanda roja. –Hablo extrañada por el encargo, matar a un anciano siempre era paga doble pero a la mayoría no les gustaba hacerlo-

Sabes lo que me estas pidiendo.... –Estaba incómodo, no quería hacerlo pero no tenía de otra–

Aceptas o no?

Esta bien, dame esa carpeta –Estaba irritado, agarro la carpeta y se puso a leer todo sobre ese hombre–

『 °*• ♫ •*°』

Ya en la noche poco regresaba a su hogar, pensaba que Mortis ya se había ido pero se sorprendio al verlo dormido en el sillón, sonrio inconscientemente y se acerco a él sentándose a su lado, acariciaba sus cabellos con cuidado.

Después de hacer su trabajo Mortis lo alivio, tanta sangre que había visto, tantos gatillos jalados para asesinar personas.
Sus manos estaban manchadas y ensuciaria al chico que dormía tranquilamente.... No podía hacerlo, no lo soportaría.

Mortis al sentía los toques abrió los ojos y se sentó en el sillón, miró a poco y después de unos segundos se dio cuenta de lo que el esqueleto hacía, se sonrojo y se alejo de él.

Ya tengo que irme... –Hablo rápidamente para luego levantarse pero poco le agarro su mano impidiendo su escape–

Ya es muy tarde, quédate y mañana vas a tu casa.

Mortis lo miro y lo pensó, tenía algo de razón y además no sabía dónde estaba por lo cual le sería difícil regresar a su hogar.

『 °*• ♫ •*°』

Pero pasaban los días y los dos se conocían cada vez más, poco no se atrevía a decirle sobre el trabajo y parecía que solo quería tener a Mortis viviendo junto a él, el pelimorado estaba sintiéndose una carga para el joven y cada vez que lo veía le exigía que le dijera aquel trabajo que el le dijo el primer día pero aunque le gritara para que le dijera él esqueleto solo se quedaba mudo.

Mortis un día se enojo y se fue de aquella gran casa sin que poco lo notará, después de todo él tenía sus propios problemas y no dejaría que nadie más lo tratara como un inútil, cuando llego a su casa volvió a su realidad, era un chico que debía buscar un trabajo y pagar cada una de las deudas que tenía.

Mortis escucho el golpe de su puerta y fue a abrir, gran error.
Retrocedió y se maldijo a sí mismo por no ver antes quien era.

𝕻 𝖊 𝖗 𝖋 𝖊 𝖈 𝖙  𝕯 𝖚 𝖔 ¦ ᵐᵒʳᵗⁱˢ ˣ ᵖᵒᶜᵒ? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora