Capítulo 2

6 1 0
                                    

UNA LUZ BRILLANDO EN LA OSCURIDAD

Capítulo 2

María sentía que su mundo había dado un giro de noventa grados.

—Dios mío, solo quiero que este bien, por favor que este vivo. Diosito te lo imploro, Virgencita María tu que eres madre conduélete de mí. Por favor solo me tiene a mí, debe de estar muy asustado.

María fue a la iglesia prendió varias veladoras. El sacerdote la consoló.

—Esa inocente criatura esta bien, se perdió, quien le puede hacer daño a una criaturita como esa. Ese es un angelito.

—Padre por favor ponga a Nachito en sus oraciones.

—Hija tu y tu hijo están en ellas todos los días.

María fue a la estación de policía. Fue donde el joven que le había tomado los datos.

—Buenos días. Yo soy la madre del niño de siete años que se desapareció.

—Señora estamos trabajando en ello. No se preocupe todo el departamento está pendiente de su hijo.

—Joven él nunca ha estado sin mí, debe estar muy asustado. María se le salieron las lágrimas, sus ojos se inundaron.

—Señora tranquilícese.

María no sabia que hacer. Miro a su alrededor. Un policía le ofreció una silla.

—Señora tiene que tener calma el detective Sotomayor está a cargo de su Caso.

María vio aun señor de unos treinta años. Tes blanca, cabello ondulado color castaño. Le pareció un galán de televisión. No tenía cara de detective

—Buenos días señora soy el detective Juan Carlos Sotomayor. Usted desea agregar otro dato a lo que nos dijo, cualquier cosa que se acuerde que no nos haya dicho, La relación que tenia usted con su exesposo era buena, será que él se lo llevo.

—No Jorge, no sabe ni donde vivimos, a el no le importo Nachito, él no lo quería que naciera. Ahora no se va encartar con él. "Este riquiño no me va a ayudar de mucho" pensó—Mire detective los vecinos dicen que al barrio ha llegado últimamente una camioneta blanca. Desde ese día se han desaparecido nuestros niños, pero solo se llevan a los niños de cinco a diez años, las niñas si se han llevado las grandecitas. Las niñas que se han desaparecido tienen trece y quince años. No le parece raro.

—Si es muy raro como usted dice. Ese dato nos sirve mucho. Señora María por favor diríjase a su casa, este pendiente del teléfono. Trate de tranquilizarse, la necesito muy lucida. Nachito la esta necesitado. Todos estamos trabajando por el pronto regreso de Nachito.

—Si señor, yo le agradezco, Nachito es todo lo que yo tengo.

María se fue llorando para su casa, se imaginó a Nachito sentado en el sofá esperándola para comer.

Abrió la puerta y no lo encontró. Lloro amargamente, se fue al cuarto de Nachito miro las fotografías de él, la abrazo se acostó en la cama en posición fetal, se quedó dormida llorando En la mañana la alarma del celular sonaba insistente. Se incorpora, fue mesa del comedor la apago. NO tenia ganas de nada. Tenia que trabajar. Necesitaba plata. "Que tal que me llamen y me pidan plata." María no sabia que pensar. Se fue a trabajar. En la tarde paso de nuevo por la estación de policía. El detective la recibió en la oficina. Le dijo

—María estaba siguiéndole la pista a una banda que utiliza los niños para pedir limosna.

—¡Dios mío! Ojalá mi Nachito este bien, señor ayúdeme es que yo soy tan ignorante. No sé qué hacer.

—Tranquila estos casos son lamentables, ningún ser humano debe pasar por una situación como esta.

María vio a un perro acostado al pie del detective. Le vio los ojos, estaba adormecidos. Pensó que tenia hambre, le dio uno de los panes que traía.

—Balto Te ganaste un pan. Y como te gusta el pan. Ya vamos a ir a almorzar. Le dijo Sotomayor al perro sobándole la cabeza

—Señor Detective lo dejo trabajar me voy. María se levanto lentamente. "Balto, no conocí ningún perro que se llamara Balto, No tiene cara de llamarse Balto". María pensaba que las personas o animales se les ponían nombre pensando en lo que iban hacer en el futuro. Ella se llamaba María, según su madre María como su hermana una mujer muy humilde, muy noble, por eso ella era así, eso pensaba maría.

María se fue a trabajar a la cafetería.

—No te preocupes Mija, el va a parecer. Tengamos fe.

María se aferraba a su fe. Era lo único que la mantenía viva

Enci Silva

Una luz brillando en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora