Capitulo 7: Día 7 - La recuperación

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Me estoy estremeciendo, mi cuerpo ¿donde está? No siento mis extremidades, sólo veo oscuridad...de pronto, abro los ojos para ver frente a mi una lámpara grande de esas que utilizan en los quirófanos, intento ver mi alrededor y a mi lado izquierdo veo unos utensilios de cirugía, ¿espera esto era real?

Intento moverme, pero mis brazos y piernas están atados a una cama hospitalaria, ¿porque me tenían atado? Forcejeo de un lado al otro, al hacerlo lanzo al suelo los utensilios, pasan alrededor de unos cuantos minutos, cuando escucho una pisadas al otro lado de la habitación alguien se acercaba, entre en un estado de alteración, no tenía ni idea que quien venía o que me iba a hacer

Se abre la puerta y frente a mi veo al que supongo y es mi amigo

-Axel, despertaste- tiene en su mano una jeringa con una solución en ella y lentamente la guarda en su bata de laboratorio

-¿Max? ¿Porque estoy atado a esta cama?- lo miro directo a los ojos y el esboza una ligera sonrisa

-¿No lo recuerdas Axel? Estas aquí por tu cuenta, tu decidiste hacer esto y ya no hay vuelta atrás- mete su mano en el bolsillo donde antes había metido la jeringa y la saca

-¡Que! ¡Como que yo decidí! ¡Max necesito una explicación concreta!- me alteró y me comienzo a sacudir en la cama para intentar soltarme, pero nada de lo que hago funciona

-Si Axel lo que dije, tu decidiste venir para continuar con el experimento 66, probar el virus en humanos, ya te inyectamos la primera dosis así que ya en definitiva no hay vuelta atrás- él se acerca sosteniendo con una mano la jeringa y con la otra sostiene con firmeza mi cuello

-¡Hey! ¡Que me inyectaras!- siento un pinchazo en el cuello, Max, libera el líquido de la jeringa en mi cuello y me comienza a doler todo el cuerpo

-Calmate...es la segunda dosis del virus si todo sale bien estarás con vida- noto como del suelo recoge los utensilios que antes había lanzado

-¿¡Que me calme!? ¡Como quieres que me calme, si inyectaste quien sabe que en mi cuello y me tienes atado!- Max toma un bisturí de los utensilios y veo cómo lo acerca a mi estómago

-¿¡Hey Max, que intentas hacerme!?-

-Tranquilo Axel, esto es lo que sigue luego de inyectarte la segunda dosis- con el bisturí abre mi estómago desde la boca hasta abajo, me entra un ardor incesante, empiezo a gritar de dolor, mi estómago estaba desbordando sangre sin parar, casi podía ver mis órganos y Max sólo quitaba el bisturí con el que me corto limpiándolo con un trapo que se encontraba tirado colocándolo de nuevo con los utensilios

-Nos vemos luego Axel- dicho eso se da la vuelta y sale por dónde había entrado antes sin decir más

-¡Hey Max! ¡Porque lo hiciste! ¿¡Porque me dejas aquí desangrándome desgraciado infeliz!?- mis palabras sólo soltaban amargura y desilusión, no me podía mover y si lo hacía la herida se habríria ocasionando que sangrará aún más, ¿enserio iba a morir aquí? ¿iba a morir por culpa de quien yo consideraba mi mejor amigo?...de pronto todo se nubla y me desmayo.
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-¡Max maldito!- me levanto del suelo donde me encontraba y frente a mi veo a una multitud de gente, todos me están observando, en sus rostros puedo ver preocupación, siento que lamen mi brazo, era frío, miro a la izquierda donde me estaban lamiendo y veo al perro estaba ahí junto a mi ya se había curado de sus heridas, ¿Pero también se curó de su hueso roto?.

-Oye Max, ¿Que te pasa? ¿Porque entraste ahí?- escucho la voz del señor Braun, en medio de toda la gente, veo que se abre paso entre todos y se acerca a mi.

-¿Como estas Max?- El señor Braun, se sienta a mi lado y en su mano tiene un vaso con té.

-¿Que me pasó? ¿Porque estoy tirado aquí?- El señor Braun, tiene una cara de extrañado ni el sabía que pasaba...me ofrece un poco del té que está en sus manos.

DayR (En proceso de escritura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora