57 Hueso envuelto en seda (II)

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Los ojos a medio abrir de Xuan Min casi se mezclaban con la obscuridad de la habitación, haciendo difícil saber dónde estaba posada su mirada, no se podía decir si estaba enredada con los ojos confusos de Xue Xian, en su nariz perlada de sudor o tal vez en otro lugar más abajo...

Parecía haber una barrera densa e invisible alrededor de ellos dos, todo el ruido del exterior fue bloqueado por esa barrera, haciéndolo distante y confuso, sólo se podía percibir una respiración pesada y repetitiva... Llenando todo el ambiente, dando una ilusión de temor, como si el cuarto entero se estuviera tensando, haciendo que las dos personas fueran incapaces de moverse y se quedaran estáticas.

La muñeca de Xuan Min que estaba siendo presionada por Xue Xian se movió de pronto y giró la mano para atrapar el dorso de los dedos de Xue Xian, les dio la vuelta y presionó fuertemente la mano de Xue Xian. No sabía si la reacción de su cuerpo había hecho que perdiera la noción de la fuerza que tenía en las manos, pero había agarrado la mano de Xue Xian con demasiada fuerza.

En ese momento, Xue Xian se dio cuenta de que el cuerpo de Xuan Min estaba cubierto del sudor resultante de la confusión y pérdida de memoria. Ya fuera su cuello, hombros, brazos, palmas o dedos, estaban empapados por el sudor y, cuando movió la mano y agarró los dedos de Xue Xian, sus dedos se resbalaron con los de Xue Xian debido a la humedad y al apretarlos con fuerza, la piel de sus dedos no podía evitar sobarse entre los dos... La ilusión de intimidad se volvió incluso más evidente e incluso podía ser llamada realmente intimidad.

Xuan Min entrecerró los ojos, una gota de sudor caliente se derramó desde su mejilla u otro lugar, y coincidentemente cayó en la punta de la barbilla de Xue Xian, luego siguió derramándose por todo su cuello y bajó por su pecho debajo de su ropa.

Xue Xian respiró laboriosamente y de inmediato su mente se estremeció.

En los callejones detrás de la residencia, un gato que acaba de despertar, maulló sonoramente, haciendo un sonido nítido en la obscuridad de la noche, como si se estuviera trepando en la cama.

Xuan Min pareció despertar completamente por el aullido del gato, apretó los dedos abruptamente y cerró los ojos de nuevo.

Las pestañas de Xue Xian se sacudieron y sus dedos, que habían sido apretujados, se retrajeron inconscientemente y toda su persona de repente se enderezó. Cuando estaba a punto de retirar su mano para mover la silla hacia atrás, Xuan Min ya se había sentado derecho, sus ojos continuaban cerrados y su expresión no había cambiado, pero la mano que había estado sosteniendo a Xue Xian ya lo había soltado.

Cerró los ojos por un largo tiempo, luego los volvió a abrir, mirando a Xue Xian en silencio y dijo. "Siéntate un poco más lejos."

Su tono de voz era tan tranquilo como siempre, pero su voz sonó más baja de lo usual y con un ligero aturdimiento.

Aunque Xue Xian ya se había retirado un poco, sus latidos que habían sido previamente contenidos parecieron encontrar una salida y su corazón comenzó a saltar frenéticamente casi golpeando como tambores contra sus propios odios. Era tan fuerte, que sus odios estaban llenos de los retumbantes sonidos de pum, pum, y no pudo escuchar las palabras quedas de Xuan Min en lo absoluto.

"¿Eh?" Respondió.

Sus emociones aún no habían escapado de la intimidad del momento previo por lo que su voz sonaba un poco nasal, lo que la hacía parecer sumisa e indolente.

Xuan Min se quedó callado por un momento y finalmente dijo en voz baja. "Nada."

El pulso de Xue Xian regresó gradualmente a la normalidad, soltó un suspiro de alivio, pero las falanges entumidas de su mano derecha le recordaban todo lo que acababa de suceder. Mientras aflojaba las articulaciones de su mano, en silencio movió la silla de ruedas hacia la mesa, dándole la espalda a Xuan Min y se puso a juguetear con la mecha de la lámpara, mientras suprimía el sentimiento de inquietud.

-Monedas de Cobre- Libro 4 Sin CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora