Capitulo 3

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Dark golpeo el suelo con su báculo una vez más y, lentamente, la pared invisible fue desapareciendo, Daniel dio un leve salto hacia atrás, sorprendido de ver a tres personas y cuatro mochilas frente a él. No los miro bien y a pesar de que Luna quería lanzarse a sus brazos mantuvo la compostura. No era el momento. Daniel tomó una de las mochilas y se la lanzó al hombro. Marie, Dark y Luna lo imitaron.

-          Saldremos por esa ventana, afuera nos están esperando. – Luna podía aprender a querer esa voz grave.

Primero paso Dark y luego Marie, finalmente Luna y Daniel, no había tiempo para hablar, ya lo habría después. Marie fue la primera en salir y luego, Dark. Daniel le ofreció su mano a Luna para ayudarla a subir a la ventana. La princesa la tomó y sintió una descarga eléctrica que le recorría el brazo. Subió sin mirar a los ojos grises de su compañero y salió por la pequeña ventana, dejándose caer con suavidad.

Sus pies golpearon el suelo con un sonido sordo, levantó la mirada y se encontró con  cuatro apuestos caballeros, todos vestidos parecidamente a Daniel. Uno le quitó la mochila. Vio que uno le daba su mano a Marie y luego la ayudaba a subirse a su espalda, para finalmente comenzar a correr. Otro quitaba la mochila a Dark y corría junto a él y al que le había quitado la mochila a ella.

-          Princesa, es hora de que corramos. – La voz del cuarto era suave, suave y tranquilizante. Ella sonrió y asintió, comenzó a correr al lado del cuarto chico y a sus espaldas escuchaba los rápidos pasos de Daniel.

Jamás había sentido tantas ganas de gritar y correr y al mismo tiempo detenerse y epserar por el hombre que corría tras ella. No podía creer que finalmente era libre, ya no tendría que correr nunca más en una máquina, podría hacerlo en campos verdes y llenos de hojas que sonarían bajo sus pies, podría correr con otras personas, podría disfrutarlo. Suspiró y sonrió levemente y con la mirada estudió a cada uno de sus acompañantes. Luna tenía que admitir que los cinco chicos que la acompañaban eran realmente rápidos y atléticos, todos corrían sin detenerse, no se veían cansados y lograban mantener un ritmo constante.

-          Quiero que Tanah sepa que he vuelto. – Dijo de repente, Daniel soltó una carcajada a sus espaldas y el chico que corría a su lado sonrió.

-          Entonces tendremos que encargarnos de que lo sepa. – Otra vez esa voz grave y fuerte. – Kyle… acompáñala y luego la llevas a la guarida.

-          A la orden, jefe. – El chico rubio de la voz tranquilizadora le dedicó una sonrisa confidente. - ¿Quiere destruir uno de los puestos de control del ejército, princesa?

Luna asintió y de su cinturón saco una espada corta. El rubio, Kyle, sacó una pistola y dio un giro veloz, Luna corrió tras él. Era extraño ver los muros que separaban al castillo de los barrios del pueblo, la aldea de los Starshadow estaba destruida por completo. Luna odiaba todo.

-          Nosotros saldremos por la puerta del norte, vayan al oeste, ese idiota de Carter necesita que le recuerden que no puede hacer lo que quiere. – Kyle asintió y Luna lo vio cambiando el rumbo con violencia, lo siguió sin dudar.

Se tardaron posiblemente unos quince minutos más en llegar a la puerta oeste del castillo donde había un soldado golpeando a un niño pequeño, en su uniforme brillaba la placa con el emblema de Tanah.

-          Ese enfermo siempre golpea a los niños. – Le comento Kyle en voz baja. – El honor es suyo.

Luna asintió con la cabeza y corrió, corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron y con la espada corta hirió el brazo del soldado, el mismo brazo que estaba levantando para golpear de nuevo.

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