9. No sigas el juego

8 1 0
                                    

Secuestro: Tiempo desconocido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Secuestro: Tiempo desconocido. 

Canción: Black Widow - Martin Phipps 

Mis manos se adhieren a la pared y la utilizan como apoyo para levantarme.

A duras penas lo consigo; la vista se me oscurece intermitentemente al mismo tiempo que las piernas me tiemblan y un molesto pinchazo cerca de mi pecho revive cada vez que respiro.

No hay una sola parte de mí que no duela, pero la esperanza trae consigo ilusión y pronto, ansiedad, adrenalina.

Accidente o no la puerta ha quedado abierta y esta es la primera vez en no sé cuánto tiempo que en realidad siento que tengo la oportunidad de escapar, de salir con vida de aquí. Lo único que debo hacer es ser precavida y resistir... o pedir que mi cuerpo resista, porque sé que en algún momento tendré correr y espero... Ojalá aún tenga las condiciones para aguantar.

Mis dedos se introducen en la ranura y empujan la puerta, solo lo suficiente para lograr escurrirme a través de ella. No ignoro que mi peso se ha visto enormemente reducido en medio de toda esta pesadilla, mas bien me aprovecho de ello, sobre todo porque tengo miedo de que la bisagra chirree si la abro demás.

Para mi gran alivio logro cruzar —como tantas veces he soñado que hago— sin haber provocado ningún sonido que pueda delatarme. Sin embargo, la sensación dura poco. Una segunda puerta metálica se interpone entre la libertad y yo. ¿Y ahora cómo abriré esta? Dios, esto explica porque no podía ver nada cuando ellos entraban.

Un foco rústico —similar al de la celda— alumbra sobre mi cabeza. El piso es de cemento, las paredes igual de grises tampoco tienen ventanas y la puerta no da ninguna pista de lo que me espera, solo indica el número tres en grande.

Es la larga manigueta por encima de una cerradura lo que me atormenta. No creo... no puedo creer que se les haya olvidado cerrarla, así como así... A menos que haya sido a propósito. Entonces, ¿Fred me creyó? ¿Fred sabe que digo la verdad?

En la parte inferior de la puerta distingo unas rejillas de ventilación cuyos bordes dejan ver indicios de oxidación. Con esfuerzo me agacho para estar a su altura y tratar de ver a través de ellas. Todo está relativamente oscuro. A lo lejos no distingo nada, pero al parecer me encuentro en una esquina; hay dos pasillos, uno hacia la derecha y otro a la izquierda. Afuera todo es gris también, el techo es bajo y las únicas mediocres iluminaciones son los focos rústicos. Noto incluso más puertas en el pasillo frente a mí... Por Dios, ¿habrá más chicas aquí?

Mi piel se eriza por completo y me obligo a recostarme de la pared para darme un respiro.

No hay señales de ellos, pero ¿cuál camino debería tomar? Y lo que es seguro: Si me atrapan, estoy muerta. Demonios, ¿qué debo hacer?

Las zapatillas de Finn, al verlas, parecieran poder comunicarse conmigo telepáticamente. Escapa, no volverás a tener una oportunidad así. Sé que solo es mi consciencia, pero todo lo que ellas han representado para mí durante todo este tiempo... La esperanza de que él, mis padres y Sam están allá afuera buscándome, de que algún día volveré a verlos... Esos pensamientos sirven como motor para impulsarme y seguir adelante... si es que la segunda puerta se encuentra abierta.

The Wicked MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora