Fred y Dan trabajan para la policía.
¿Conway empieza a sentir cosas hacia uno de ellos?
(Créditos a la que ha hecho el dibujo de la portada, yo le puse las letras y algunos detalles, pero el mérito de tan tremenda obra de arte pertenece a una chica...
- ¡No! ¡No quiero escucharle! ¡Sólo dime! ¿Ha sido Gustabo?
Hubo un silencio, el cual rompí
- No.
El de cresta se acercó a mí y me empujó,haciendo que mi espalda choque contra la pared. Jamás había visto a Horacio así.
- ¡Escúchame bien, puto amargado de los cojones! -hizo una pequeña pausa.- ¡Te he escuchado hablar! ¡No te atrevas a mentirme cuando se trata de Gustabo y Víktor!
Le empujé yo también.
- ¡No! ¡No ha sido Gustabo! ¡Ha sido Pogo! ¿Pero sabes qué? ¡Sí! ¡Es culpa de Gustabo! ¡No se tomaba las pastillas!
Horacio fue a hablar pero un médico, el Dr.Muerte en concreto, entró.
- Disculpen ¿Se van a quedar mucho? El comisario Alexander Ivanov quiere ver también al paciente.
- Sí, que entre, que el superintendente y yo nos vamos a ir.- dijo el subinspector saliendo de la sala, agarrando del brazo a sus superior.-
- ¿qué? ¿Dónde vamos, Horacio?
-. A hablar con Gustabo. Está en tu casa ¿Verdad?
°✓
Narrador omnisciente:
- Por favor, perdóname! - el rubio seguía atado.-
- ¡Gustabo, tranquilo! - Dijo el de gafas, quitándose estas y apoyándolas en la mesita de al lado de la cama en la cuál el de orbes azules trataba de deshacer su mano de aquellas esposas.-
-¡No! ¡Tranquilo no! ¡Por favor, Horacio, Conway! ¡No me hagáis nada! -chillaba apretando los ojos para no mirar a nadie de su entorno.-
- ¡No te vamos a hacer nada, relájate! -Aclaraba el de cresta a su amigo.-
- ¿Qué le pasa? Jamás le había visto así.- susurró Jack al menor de la habitación.-
- Le pasa cuando Pogo la lía más de la cuenta, siempre se pone muy sensible y piensa que todos le quieren hacer daño.- contestó Horacio.-
En respuesta, el de pelo negro sólo suspiró y se acercó al que estaba montando aquel berrinche.
- Mírame, Gustabo.- el nombrado no quería mirar y negó con la cabeza.- ¡Que me mires joder!
Abrió los ojos con temor. Ante esto, Jack chasqueó la lengua y salió del cuarto, seguido de Horacio.
- ¿Qué te pasa?
- Que está acojonado.
- ¿Y que? Ya le he dicho que es normal que se comporte así, le suele pasar a veces.
- Ya, pero es que no me gusta verle así de débil, me dan ganas de vomitar. Jamás se ha comportado así y es rarísimo ¿Cuanto le suele durar?
- Nada, un par de días. No se preocupe, Conway.
- Más te vale que sean solo dos días. Porque si no juro darle de ostias hasta que se le pase la tontería.
Terminaron de hablar entrando al cuarto del rubio.
- A ver, Gustabo...- fue a hablar el de cresta pero su amigo le interrumpió.-
- ¡Por favor no me peguéis!
Conway harto se acercó a Gustabo y le agarró de la camisa. El cual no podía hacer nada porque continuaba con las manos atadas.
- ¡Vamos a ver, mariconetti! ¡Deja de hacer el gilipollas! ¡Porque ahora mismo te pego cuatro tiros y no me arrepentiría! ¡Despierta cojones! ¡Deja de cagarte en los putos pantalones, ostia!
- ¡Conway! ¡Conway! ¡Déjale joder que se va a cagar de verdad!
