18.- Diario.

2K 174 219
                                    

– ¡No! ¡No! ¿¡Cómo que no tiene pulso?! ¡¿CÓMO QUE NO TIENE PULSO?! — Chillaba Dan al médico.—

¡YA LE ESTÁS TRAYENDO DE VUELTA CON LO QUE SEA! — Gritó aún más fuerte el de traje.

De un momento a otro al médico le cambio la cara.

– ¡Tiene! ¡Tiene pulso! ¡Lo tiene muy leve pero tiene! ¡Necesita atención médica YA!

En menos de 30 segundos ya habían colocado a Volkov en una camilla.

– ¡Que se venga uno! ¡Rápido! ¡No hay tiempo! — exclamó un médico.—

Narra Conway:

Miré a Horacio.

Volkov me importa muchísimo, pero de la manera que se ha puesto ese crío por él, no me perdonaría jamás el que no fuera.

– Dan, ve tú.—Me miró con una cara de "¿Estás seguro?"— ¡Venga capullo no hay tiempo!

Horacio se metió en la ambulancia junto a Víktor.

Ya se habían alejado un poco

Torrente y Leopoldo me miraron.

– Superintendente ¿Cómo sabía que el comisario estaba aquí?— me preguntó Torrente.—

No sabía si delatar a Gustabo o no.

– Ya hablaremos. Ahora... Salir de servicio y hacer lo que os de la puta gana. Por cierto, Leopoldo. — este me miró.— Quedas ascendido a policía en prácticas. Por ser el único puto alumno en presentarse. Felicidades...

Me miró con los ojos abiertos.fue a hablar pero lo interrumpí.

– No estoy de humor. Por favor, ve a dormir. Mañana comunicaré a los demás agentes tu ascenso.

Nos despedimos.

°✓

Entré por la puerta.

Nada más hacerlo me derrumbé.

Me senté en el suelo apoyado en la puerta y comencé a llorar. Cosa que nunca hago pero, está situación me supera.

No podía aguantarlo más.

Nadie me veía ¿Qué más da?

Me puse las manos en la cara.

Mis lágrimas huían de mis ojos rápidamente. Una detrás de otra. Parecía que jamás iban a parar.

Sólo quería desahogarme, y mi intención no era volver a romper la casa.

Al parecer, mis llantos eran demasiado altos.
Se escuchó la puerta de Gustabo ser abierta. Le había despertado.

– ¿Superintendente?

Escucharle me destrozó
Me encontraba confundido.
¿Era Pogo o Gustabo?

¡Eres un capullo! Pero te quiero... - IntenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora