QUINTA PARTE

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A Harry le encantaba ser el centro de atención, no solo porque era muy deseado por todos sino porque también era muy temido. Él se llevaba todas las miradas de los lugares a los que iba, algunas eran tan temerarias que rogaban clemencia sin siquiera pedirlo. Otras eran un poco más desafiantes, realmente había personas que se animaban a plantarle la cara.

En la cárcel todo se regía a través de tratos, si no tenías la suficiente fuerza podías vender algunas mamadas por un par de horas de protección; si no eras la persona más inteligente, con un par de bolsitas se solucionaban todos los problemas; si tenias algunas deudas, podías asesinar a un par de reclusos y hacer algunos favores para ganarte el perdón.

Pero si eras temido, podías tener todas las cosas que quisieras y mucho más. Si la gente te ve caminar y se mea en los pantalones, basicamente tenes el mundo entero en tus manos.

Las influencias en la cárcel te dan ciertos privilegios, comida más abundante, un colchón más cómodo, tener agua caliente para darte una ducha y una cantidad inmensa de las mejores putas de North Collan, esas que no tenían ninguna enfermedad de transmisión sexual y te montaban como Dios manda.

Por si todavia no habia quedado claro, Harry era el rey de esa puta carcel y todo lo que él decía o hacía era alabado. Los cobardes por poco besaban el piso por el que él caminaba. Si bien fueron meses y meses de manos manchadas de sangre, de amenazas y hostigamientos, todo ese esfuerzo había valido la pena.

El Emperador ordenaba, y todo el resto de mortales solo obedecía.

Para ese momento, el rizado tenía a todo el maldito mundo chupandole la pija, o por lo menos queriendo hacerlo. Que ese musculoso rizado te haga suyo y acabe en tu boca era un privilegio que muy pocos tenían el placer de conocer.

Había muchos rumores dando vueltas por los pasillos de ese lugar, algunos incluso parecían leyendas. Se cuenta que una vez el Emperador perdió el control con un recluso nuevo, no sería una novedad si hubiese sido en un ring de boxeo. Sin embargo, aquel rubio con ojos marrones terminó hospitalizado porque perdió la conciencia mientras el ojiverde... bueno, no hace falta aclarar lo que estaba haciendo, ¿o si?.

Harry no solo era el rey de ese lugar, sino que también era el rey de dar los mejores orgasmos de todos los tiempos. Sus grandes manos hacían maravillas y no existe persona en la faz de la tierra que se resista a esa sonrisa. Porque si, lo peor de todo es que el hijo de puta no solo era caliente como el infierno sino que también era extremadamente hermoso.

Dios no solo lo quiso bendecir con una fuerza sobrehumana, un carácter sorprendente y un pene gigante, el avaricioso también le había dado una cara y un cuerpo tallado a mano.

Eso él lo sabía, Harry sabía que nadie podía resistirse a sus encantos o a su poder.

Y eso le encantaba.

THE DEVIL JAIL | au twitterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora