SEPTIMA PARTE

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El día había sido una mierda.

La comida estaba espantosa, el agua de las duchas había salido fría, tuvo una horrible pesadilla y lo peor de todo es que se tuvo que encargar del problema, ese problema, él solo porque justo Josh estaba muy ocupado en ese momento para hacerle una mamada.

Todo iba de mal en peor.

Había salido un rato al patio para tomar aire fresco, no acostumbraba a ir a ese sector porque siempre estaban jugando partidos de basquetbol y odiaba ese juego con toda su vida, no porque tuviera dos pies y manos izquierdas para los deportes. No, para nada. El siempre era muy bueno en lo que hacía, era el mejor boxeando, el mejor follando, el mejor manipulando, el mejor en todo aquello que no implicaba una pelota.

En el centro del lugar había una cancha de basquet, si es que así se le podía decir a esas tres rayas pintadas y dos alambres locos que hacían las veces de aros. Se acercó a un grupo de reclusos que estaban jugando a las cartas, apostando por droga claramente, no los tenía de vista entonces quizás eran de otro pabellón o habían ingresado recién.

El rizado vestía una musculosa blanca que resaltaba sus músculos y llevaba puesto el pantalón amarrilo horrible que le daban en la cárcel. No acostumbraba a usar el uniforme pero se levantó tan de malas ganas que se puso lo primero que vió, para su desgracia eran esas telas pintadas con, lo que parecía, resaltador fluor. 

—Dame tus cigarrillos.– exclamó de forma amenazante mientras miraba fijo a un morocho que tenía bastante cara de pelotudo. 

—Rajá de acá, rulitos.

Harry soltó una carcajada seca mientras se acomodaba su pelo suelto hacia atrás. De repente se encontraba agarrando del cuello al idiota ese, estampandolo contra la pared, casi afixiandolo. Estrelló su puño en el medio de su ojo y luego en la boca de su estomago, quitandole el aire a su víctima.

—Mirá pedazo de hijo de puta, eso no estuvo ni cerca de ser una pregunta– intensificó el agarre de su cuello y lo elevó unos centímetros del piso mientras lo miraba fijo con esos orbes verdes– así que si no tenes ningun tipo de retraso mental y yo no hablo en chino, dame tus putos cigarrillos de mierda antes de que te desfigure la cara a trompadas.

El recluso ya tenía la cara morada y estaba buscando desesperadamente una gota de aire, arrepintiéndose al instante de sus palabras, lo único que pudo hacer fue asentir con la cabeza.

Harry lo soltó de golpe, provocando que este caiga de rodillas al pavimento. Todos en el patio se detuvieron a observar la escena; algunos se reian del idiota que se atrevió a contradecir al Emperador y otros estaban esperando con ansias a que el rizado haga algun otro tipo de movimiento.

Se levantó del suelo y con las manos temblorosas sacó los 4 cigarrillos y el encendedor que tenía en su bolsillo, el ojiverde los agarró al instante y se fue caminando de ese lugar. No sin antes darle otra piña en el pómulo y escupiéndole un garzo como dios manda, con todo el odio que tenía.

Se sentó en uno de los bancos de cemento que había ahí, eso que eran incómodos como la mierda. El sol le pegaba de lleno en la cara y sentía como su piel poco a poco iba tomando calor. El cielo estaba despejado y el clima era tranquilo. No hacía ni mucho frío ni mucho calor, era el equilibrio perfecto. 

Se quedó un rato sentado, con los brazos apoyados en sus rodillas y con cara de pocos amigos, para que nadie hiciera el intento de acercarse. Prendió su cigarrillo y le dio un par de secas mientras pensaba. No acostumbraba a fumar ya que tenía que mantener su estado físico para continuar invicto en todas las peleas del gimnasio, pero a veces le era desestresante y ese día claro que lo necesitaba.

Habían pasado unos cuantos minutos, el repiqueteo de la pelota y los gritos era lo único que se escuchaba. Los presos estaban jugando y siempre parecía que estaban a punto de cagarse a piñas, un empujón de más o una mala mirada y eso iba a ser un caos.

Su cabeza ya se había despejado lo suficiente y estaba a punto de irse a su celda cuando de repente el cielo se nublo por completo. Un extraño frío inundó el ambiente e hizo ponerle los pelos de punta. Las hojas eran arrastradas por una rafaga de viento y todo se tornó muy siniestro. De un segundo al otro todo había cambiado.

Se escuchó un sonido de interferencia, provenía de los altavoces que usaban para dar comunicados a toda la cárcel. No se usaban mucho así que no le dio mucha importancia, eran equipos muy viejos y probablemente estaban haciendo cortocircuito por las ratas, o algo así. De todas formas, todo le parecía muy raro.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando vislumbró una silueta negra a lo lejos. 

Tenia las manos en su espalda, un traje negro que le acentuaba su pequeña cintura, el pelo lacio hacia un costado y una mirada infernal.

Y de repente, el ojiverde comenzó a escuchar un pitido en su oído.

Si, Harry era una persona muy valiente. De hecho, se animaba a decir que no le tenía miedo a nada. Pero toda esa situación le estaba dando una mala sensación, por lo que se levantó del banco en el que estaba sentado y comenzó a caminar.

Se dio cuenta que nadie a su alrededor parecía notar cómo había cambiado el ambiente de un segundo al otro, pero eso no le impidió dirigirse hacia su celda.

Cuando estaba a punto de salir del patio, una melodía comenzó a sonar por los parlantes de la cárcel.

"Dominique, nique, nique
S'en allait tout simplement
Routier, pauvre et chantant".

Quizás, y solo quizás, el ojiverde apuró sus pasos para llegar rápido a la habitación.

sorpresa de madrugada exclusiva para wattpad ;) por si no lo notaron... hay portada! Y tambien le puse un nombre, espero que les guste! Gracias a @calamitymymind por la idea 💖 te amo un mundo.

Btw recuerden que la historia está diseñada para ser un Au de twitter! Por eso los capitulos son tan cortitos.

Quizas nos leemos mas seguido.

THE DEVIL JAIL | au twitterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora