Capítulo XII.
Canadá, 15 de Junio del año 1985.
El día que Lord Shawn Mendes llegó a la mansión de los Duques en Stratford, después de siglo y medio de abandono por parte de la familia de nobles, la mansión contaba con una edad que superaba los cuatro siglos. Esto lo supo no por boca de sus progenitores (o por cartas, dado el caso), fue su mayordomo, Phillippe Muhler, el que se lo dijo un día después de su llegada, mientras lo guiaba en una expedición por la mansión.
Si bien Shawn sabía que la vida de un mayordomo era dedicada casi por completo a su amo, el saberlo no evitó que se sintiera abrumado, incluso avergonzado, cada ocasión en la que Phillippe (especialmente en esa primera vez) se detenía junto a un retrato y hablaba del antepasado de Shawn en él con soltura, a pesar de ser tan viejos que Shawn sabía habrían muerto mucho antes de incluso Philippe nacer. En muchas de esas ocasiones, mientras Philippe hablaba de la persona en el retrato contando alguna anécdota de él o ella en la mansión, con entusiasmo filtrándose a través de una máscara estoica, Shawn se encontraba escuchando en silencio, asintiendo ante cada palabra mientras trataba de recordar cómo se llamaba aquél tatarabuelo o tataratío o tataraprimo o tatara... Él no era bueno recordando cosas que no le interesaban, y una cosa que ciertamente no le interesaba al hijo del duque eran las historias y los nombres de personas que habían muerto casi a la par que Jesucristo.
Por otro lado, Phillippe tenía dos razones por las cuales se sentía a sí mismo tan cercano con la mansión y con la historia de los Mendes, primero porque su familia les había servido por generaciones como mayordomos y segundo porque, como consecuencia de lo primero, había prácticamente crecido en la mansión. Es por eso que cuando Lord Shawn Mendes, hijo del duque de Ontario y próximo heredero del título, decidió que quería hacer una remodelación, Philippe no pudo evitar sentir que su hogar estaba siendo ultrajado por un desconocido (aunque el desconocido pasaba ser en realidad el dueño). Sobretodo cuando, ignorando las objeciones de su mayordomo y disfrutando de la diversión en el rostro de las sirvientes más jóvenes, Shawn había hecho remover todos los retratos familiares que adornaban las paredes de la mansión (¿Cómo se le podía ocurrir cosa semejante? Eran sus antepasados los que estaban en esos retratos, y aún así, él los había quitado sin pensarlo dos veces). En su lugar, Shawn había convertido dos de las habitaciones en el ala este de la mansión en una, sustituyó las dos puertas por una doble e hizo instalar bancos acolchados color carmesí en la habitación, para así crear una sala para los retratos con la esencia de un museo.
Y aunque al final había resultado ser apropiada y a la altura, Phillippe todavía se sentía disgustado porque pensaba que Shawn no apreciaba correctamente sus raíces y las huellas de sus antepasados en la mansión, pero Shawn pensaba que hacía una tormenta de un vaso de agua. De hecho, se atrevió a decir con mucha felicidad mientras abrazaba los hombros del mayordomo con un solo brazo, en esa costumbre de camaradería entre iguales que Phillippe no terminaba de entender en el contexto de amo y sirviente: "Será un placer poder caminar libre de la mirada de esos infelices", para luego soltar una carcajada estridente, como la de un niño pequeño que es encontrado en medio de una travesura, ante la mirada escandalizada del mayordomo.
Shawn disfrutaba complacer a las personas a su alrededor, le gustaba recibir halagos y ser el centro de atención, y para eso debía demostrar que era todo lo que su futuro título le requería ser: educado, culto y encantador, lo que de hecho era. Pero desafortunadamente para su familia, poseía una vena rebelde en su sistema que lo empujaba a hacer cosas sin pensar en las consecuencias. Su padre sabía de esa vena... Por Dios, todos lo que hubiesen estado más de dos veces cerca del chico lo sabían, y si alguien no había podido conocerlo aún, de igual forma sus escándalos eran los favoritos de los escritores de la página sociales del periódico.
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anatomía de una flor. [s.m.]
FanficShawn Mendes, hijo y heredero del duque de Ontario, ha sido enviado a Stratford para traer de vuelta al pueblo del hoyo al que se precipita. Ahí conoce a Olivia Wright, la dueña de una tienda de jabones, una mujer de piel oscura que en apariencia es...