Eres lo que necesito

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―¿Entonces Momo fue tu primera novia?

―Así es... Bueno, no en realidad, en secundaria tuve una pero fue una tontería, a los cuatro días me enteré que solo me utilizaba para acercarse a mi mejor amigo de ese entonces. 

―Al carajo con ella ―decía Mina mientras observaba el cielo estrellado y batía su malteada con el popote. 

―Ella fue la primera chica que me utilizó, la segunda fuiste tú.

La miré y comencé a carcajearme al ver severa mirada, tomó las gomitas que tenía a su lado y me las arrojó justo a la cara. 

―Sabes que eres un tonto, ¿verdad? ―no podía evitar reírse también.

―¡Oye, las gomitas no! son sagradas. 

La noche de ese día era tan placentera; tal vez era la vista de una Seúl nocturna, las estrellas, la comida, Don't You sonando, el techo de esa fabrica que ya no laboraba, o simplemente Mina quien era mi compañía. 

Aún traíamos puestos los uniformes de la escuela, ella traía su cabello atado en una coleta que lucía bastante bien, me sentía cómodo aún si no podía evitar tener una pizca de Momo en mi mente de vez en cuando, me daba una dosis de nostalgia que recordaba con cariño. Quizás antes me hubiera mantenido lejos de todos, pero ahora Mina estaba para mi, y eso lo apreciaba bastante. 

―¿Y qué pasó con tu mejor amigo de ese entonces? 

―Oh... él se suicidó.

{•••} 

―Ma, ya me voy. 

―¿Llevas todo? ¿Ya me mandaste los números de contacto de tus amigos? 

―Si, madre, tú tranquila ―la amorosa señora me plantó un beso y me dio las llaves de su auto. Por suerte nunca se enteró de que casi perdía su coche la otra ocasión. 

Salí del edificio y fui a casa de Mina para recogerla, era el cumpleaños de una de las chicas de nuestro salón y nos había invitado a su fiesta. Si había algo tenía que admitir, era que desde que me juntaba más con Mina mi sociabilidad había mejorado, ella me empujaba a todas las aventuras que tenía y yo claro, era su cómplice. 

―¡Miren nada más a este guapo hombre ochentero proveniente de Miami! ―dijo Mina mientras bajaba las escaleras de la entrada de su casa, traía un vestido blanco de playa con pequeñísimas flores de colores. 

―Que hermosa te ves. 

―Gracias ―ella sonrió algo apenada y se colocó sus lentes azules ―también te ves demasiado bien, ese cabello hacía atrás, uff. 

Para ser sincero estaba totalmente emocionado, conduje con total seguridad y finalmente llegamos al destino cerca del río Han que nos marcaba el celular. La casa era una de esas típicas de fin de semana que en seguida te daba el aire de fiesta en la piscina, procedimos a entrar y al parecer éramos los primeros en llegar. 

―¡Hola, chicos! Que bueno que llegan, ¿podrían ayudarme a llevar estas cosas allá afuera? ―dijo Chaeryeong, la cumpleañera. 

Accedimos, le dimos los regalos que le llevábamos y bajamos las hieleras llenas de refresco al patio trasero de la casa, un patio amplio y acogedor, con una gran alberca y una vista al río Han. Los padres de Chaeryeong salieron a comprar algunas cosas, así que cuando ella fue a cambiarse de ropa aprovechamos para recorrer de manera discreta toda la casa.

Llegamos a una sala de estar en el segundo piso con una gran vista, entonces Mina me pidió que le tomara unas fotos, me dió su celular y comenzó a posar exageradamente causando risas en ambos. 

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2021 ⏰

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TWICE: SWEET PENGUIN (Mina y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora