N u e v e

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Hueles a flores,
a las mejores flores que haya olido alguna vez.

Bueno, jamás me he detenido a oler flores.

Recuerdo haber visto a mi madre emocionada cuando mi padre le llevaba flores.
Ella siempre fue una mujer clásica, con gustos predecibles y eso le facilitó la tarea a mi padre por muchos años.

Ahora, mi madre está sentada frente a mí, por completo extrañada por mi presencia en la sala de estar un domingo por la noche.

¿Qué puedo decir? Estar encerrado en mi cuarto como todo los días no parecía lo apropiado.

Y ya que te estoy escribiendo quería contarte algo personal (ya sé, sería mejor si te lo contara en persona pero aún no puedo hacerlo)

Llámame cobarde, Dulce. Lo acepto.

Volviendo a las flores, decidí comprar unas para mi madre ayer. Ella las mira con cariño de vez en cuando pero me mira a mí con incredulidad. La entiendo, de pronto me comporto distinto.

Creo que estoy muy distinto. Es decir, olí las flores antes de entregarlas.

Sí,
lo hice.
No se comparaba en nada a tu fragancia.

-Nícolas

Dulce Raquel (Tres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora