-¿Pittoo?
Un sueño. Un sueño malo, horrible, espantoso, impensable , eso es lo que fue. Después de todo, era demasiado improbable para ser real, ¿no? Ver esa boca insufrible jadeando por aire, un profundo carmesí manchando sus labios; esos ojos azules que siempre brillaron de energía y vida ahora mirando al cielo en un azul opaco, expresando miedo y angustia.
- ¿Pittoo? ¿Cuál es la situación? ¿Dónde está Pit?
"Yo también me lo pregunto", pensó, deslizando una mano por debajo del cabello castaño húmedo y levantando su cabeza para que la sangre que brotaba de su boca no lo ahogara. La corona de laurel de Pit estaba enterrada en el lodo del estanque; Dark Pit lo liberó con la otra mano y lo volvió a colocar donde pertenecía. Sabia que ya era demasiado tarde... cuando Pit miro a Dark Pit por ultima vez, intentando forzar una sonrisa, pero se detuvo cuando su mirada se perdió y los jadeos se detuvieron en un último intento por respirar.
-Voy a ir a ver cómo están. No te muevas, especialmente si están gravemente heridos; pueden desangrarse. -Escuchó a la diosa hablar.
Sangre ... Eso fue algo gracioso. Los humanos sangraban profusamente cuando eran golpeados por armas, era la única sangre que había visto desde que nació producto de ese espejo. Esa sangre ahora estaba casi hirviendo cuando lo salpicó, hasta que comenzó a enfriarse contra el agua tibia del pantano, y Dark Pit no podía creer que en sus manos tenia sangre de un ángel... de su ángel. La sombra de su Arco de Plata sobre ellos desde donde estaba empalado en el pecho de un soldado, con los rayos del sol poniente en suaves rojos y púrpuras. Sus manos comenzaron a temblar cuando cerró los ojos de Pit y su visión se nubló por las lágrimas.
-Pit ... tú ... maldito ... idiota.- susurró, inclinando la cabeza contra la del ángel blanco.
Todo su cuerpo estaba temblando y no podía detenerlo. Tal vez estaba compensando a su original, que ya no podía temblar de miedo. Pit había dejado este mundo.
-Maldito ... idiota ... ¿por qué ... por qué incluso tú... ?
Un suave tono musical sonó detrás de él antes de que algo cayera al barro. Palutena soltó un grito de sorpresa, luego dijo tentativamente:
-¿Dark Pit? ¿Estás bien?
Eso fue todo. Esas palabras cortaron los últimos pedazos de autocontrol que Dark Pit tenía. La Diosa de la Luz le preguntó si estaba bien, y así fue. "Estoy bien", pensó mientras las lágrimas corrían por sus mejillas y caían sobre el rostro de Pit, cortando la suciedad acumulada. Sus hombros se inclinaron y apretó los dientes contra los lamentos que brotaban de su garganta. Abrazó a su ángel con todas su fuerza y su sollozos se volvió un llanto de extremo dolor y sufrimiento.
"Estoy bien porque tu estúpido ángel dio su vida por una copia."
Se derramaron muchas lágrimas en los cielos durante la próxima semana. Palutena hizo la mayor parte del llanto, aunque fuera de la vista, pero Dark Pit podía oír sus gemidos en medio de la noche. Viridi guardó el suyo hasta que las flores blancas fueron esparcidas sobre el cuerpo de Pit, y Dark Pit se volvió para verla mirando con ojos grandes y húmedos. Phosphora se retiró una vez que su cuerpo fue enterrado entre la hierba y los campos, sus mejillas ya brillaban, y Phos y Lux rebuznaron de luto.
A Dark Pit no le quedaron lágrimas, pero se aseguró de que el arco dorado estuviera apretado en las manos de Pit antes de ver como los centuriones cubrían su cuerpo con telas de seda. En caso de que Hades intentara joderlo en la otra vida… o eso fue su justificación. Sobre todo, le dolía el corazón al ver las espadas incluso después de que la sangre fuera meticulosamente limpiada.
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The Black Ángel
FanfictionPit da su vida en el campo de batalla para salvar a Dark Pit y este se da cuenta que las cosas ya no son las mismas sin el ángel blanco parlante. Extraña su risa ridícula, sus ojos azules que brillaban cada vez que lo veían y esas esponjosas alas bl...