Capítulo 2. El espejo de la verdad.

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El problema era localizar a Pandora  ahora. 

Tendría que preguntar en la superficie, preferiblemente no donde estaba la última vez. Si tan solo tuviera un contacto ... de repente, Dark Pit recordó una historia que Pit le contó sobre un asociado humano. ¿Quizás tenía información?

Con vigor renovado, Dark Pit se puso las sandalias y corrió hasta el borde de Skyworld, arrojándose a las frías nubes. 

-¡Viridi, concédeme el poder de volar!- él gritó.

-Alguien es agresivo al pedir favores.- refunfuñó, pero su energía terrenal lo llenó de todos modos.- ¿Que tramas ahora, niño ángel?

Él la ignoró y dobló las alas hacia atrás en picada, cortando el aire como una lanza y hacia el terreno montañoso. Aquí está la esperanza que el necesitaba y esperaba no ponerse nervioso por nada.

En una ciudad apartada que apestaba a peligro y sangre, Dark Pit entró en un bar. Los clientes de aspecto decididamente hostil se volvieron para burlarse de él, rara vez veían a los ángeles en tierra y para los humanos, eran seres soberbios y enriquecidos, una imagen muy contraria de lo que fue Pit alguna vez y Dark Pit les dio una mirada en respuesta para que todos se quedaran en silencio y le dieran la espalda. Solo tenía ojos para el ancho respaldo revestido de cuero sentado en la barra del bar.

-¿Magnus?

De espaldas, revelaba a un desaliñado humano de mediana edad sosteniendo un vaso grueso de cerveza. Miró a Dark Pit de arriba abajo y comentó:

-A menos que te hayas vuelto altamente depresivo desde la última vez que te vi, lo cual de alguna manera dudo, ¿no debes ser Pit?

-Dark Pit.- dijo. -Pit ha ... Pit murió en batalla.

La expresión previamente laxa de Magnus se volvió en blanco, luego levantó su cerveza. 

-Por él, entonces.- Echó el alcohol de golpe y dejó caer el vaso sobre la encimera. -Algo terrible debió ocurrir. Ese chico tenía mucho fuego. Era un gran guerrero.

-Lo fue. Por eso quiero traerlo de vuelta. ¿Has oído algo sobre Pandora?- Magnus arqueó una ceja.

-¿La diosa Pandora, supongo? Sí, he escuchado algunas cosas aquí y allá.

Dark Pit tomó asiento junto a Magnus y saludó al camarero, levantando dos dedos. El camarero dejó dos vasos de cerveza para cada uno. Magnus miró con curiosidad mientras Dark Pit lo bebía de un trago. 

-Ustedes dos no son iguales, eso es seguro.- comentó.

-Bueno, di lo que sabes.

-Normalmente cobraría por mi información, pero lo llamaría un obsequio para un viejo amigo.- Magnus tomó unos tragos antes de volver a hablar. -Escuché que la vieron en las afueras de ese enorme bosque donde estaba la ciudad, hacia el norte.

-Bomb Forest... tiene sentido.

Viridi ya no controlaba el área, por lo que era razonable suponer que Pandora se estaba escondiendo allí. Dark Pit arrojó unas monedas y se deslizó del taburete.

-Gracias.

-Una cosa más.- Magnus terminó su cerveza y dirigió una mirada sobria al ángel oscuro. -Lo que sea que tengas en mente, no dejes que sea tu muerte. Apenas conocía al querubín hace varios años y podría jurar que a él no le gustaría que algo te pasara.

-Créeme,- murmuró Dark Pit, dándose la vuelta y acercándose sigilosamente a la puerta.- Lo sé.

Afuera se elevó al cielo de un gran salto. Ya había usado su Poder de Vuelo, pero esta vez los vientos estaban a su favor; se deslizó a través de los pequeños edificios en ruinas hasta que se convirtieron en pendientes de rocas, luego en un exuberante follaje rosa. Agitó sus alas para ganar algo de altitud mientras los cristales púrpuras sobresalían de la tierra como lanzas, pero muy pronto se vio obligado a aterrizar. La espesa forestación cortó el viento y no pudo planear más lejos.

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