Capítulo 5. Fuera de su alcance.

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¿Este chico habla en serio?

Lentamente, Dark Pit levantó las palmas abiertas y dio un paso atrás. 

-Pit... Pit, cálmate... no hablas en serio.

-Si, hablo en serio.

 Su rostro se convirtió en una sonrisa y saltó en el aire, deslizándose por encima de la pelea con flechas volando como un reloj. Todavía estaba fuera de lugar, pero visiblemente mejorando por el momento. Dark Pit estaba clavado en su lugar, con los ojos puestos en el ángel blanco.

-Oye, Palutena ...

- ¿Pittoo?

Él no respondió, las palabras se le atascaron en la garganta mientras un enemigo tras otro caían constantemente. Pit había tomado un ritmo: planear, disparar, aterrizar y una y otra vez. Su rostro estaba concentrado, una mirada que tenía muchas veces antes, pero Dark Pit no pudo evitar recordar la expresión cuando amenazó con disparar.

Los esfuerzos de Pit fueron pequeños en el gran esquema de las cosas, pero la poca ayuda que proporcionó permitió a los humanos obtener una ventaja en la lucha. Muy pronto, todo dependió de ellos, y Twinbellows gruñó, enormes cuerdas de baba ácida cayeron a la tierra y chisporrotearon al contacto. Pit tenía la espalda recta cuando se enfrentó al monstruo en llamas, pero Dark Pit pudo ver la caída de sus hombros cansados. Pit miró al cielo por un momento, luego la familiar luz de extracción lo rodeó. Sin perder el ritmo, se arrancó el peroné de su hombro y lo arrojó al suelo junto con su corona de laureles dorada, esquivando la Luz de Palutena y  cortando todo contacto con Skyworld. Dark Pit sintió ganas de arrancarse el pelo.

-Pittoo, por favor, al menos dale esto.- La luz azul brilló sobre él, llevando consigo el arco dorado de Pit.- Y cuida su espalda.

-Tch. Ya lo sé... -Cogió el arco y silbó con fuerza; una cabeza en llamas se volvió en su dirección. -Oye, perro asqueroso, ¿qué tal si masticas uno de estos?

Twinbellows abrió la boca para un rugido y Dark Pit disparó una flecha justo dentro. Sus mandíbulas se cerraron con fuerza y ​​tropezó hacia atrás con un fuerte gemido. Los humanos se dispersaron para evitar ser pisoteados, pero Pit fue mucho más lento; Pittoo se tambaleó hacia adelante y lo agarró del brazo, apartándolo del camino antes de que lo aplastaran.

-Gracias.- dijo Pit, sosteniendo el Arco de Plata. Dark Pit lo arrebató con una mirada.

-Nosotros...- dijo en voz baja, arrojando el arco dorado.- ...vamos a tener una charla más tarde. Pero por ahora ...

-¡Abajo!- gritó Pit, y empujó la cabeza del ángel oscuro hacia abajo, evitando por poco un golpe de garra en llamas. 

Dark Pit apartó la mano de Pit de su cabeza y se aseguró de hacer contacto visual.

-Por ahora, no mueras. De nuevo.

-Cuenta con ello.

 Pit hizo un gesto a los guerreros humanos que se alejaran de los avances de Twinbellows. El perro dejaba senderos llameantes dondequiera que aterrizaran sus patas; pronto el fuego llegaría a su ciudad. 

-Tenemos que llevarlos a un lugar seguro primero. De regreso a su ciudad.

-Está bien, pero…- Dark Pit hizo una pausa y entrecerró los ojos en las puertas de entrada. La pared estaba hecha de gruesas losas de piedra, pero la parte superior parecía hueca ... -Eso es un acueducto.- Pit siguió su mirada y sonrió.

-¿ Limpiemos  al señor  Twinbellows?

-Consigamos llevarlos a la ciudad primero.

-Voy a distraer a Twinbellows.- dijo Pit, y antes de que Pittoo pudiera protestar, estaba corriendo de regreso a la refriega, disparando a sus enormes patas.

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