Capítulo 4. Algo es diferente.

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Palutena lloró mucho. Tanto que Dark Pit se sintió incómodo estar allí, pero Pit no quería que se fuera. Ella lo abrazó y sollozó, y él le acarició el costado del cuello sin decir una palabra.

Viridi no estaba tan emocionada. Miró a Pit de arriba abajo con un bufido burlón, asintió y se fue. Sin embargo, Dark Pit captó un brillo antinatural en sus ojos.

Pit pasó muchas semanas durmiendo casi todo el día, pero cuando estaba despierto era muy consciente, aunque lento a la hora de expresar sus pensamientos o de reaccionar debidamente. Palutena quería que Dark Pit lo vigilara ya que andaba por ahí con tanta frecuencia, nunca se separaron y no porque fuera una obligación, era porque se sentía bien estando junto a él otra vez,. Era extraño que Pit fuera mas callado de lo habitual, incluso a veces lo veía mirando hacia el cielo pedidos en sus pensamientos, pero hasta ahora Dark Pit pensaba que las cosas estaban bien. No había aparentes consecuencias drásticas, aparte del letargo, que supuso era temporal, y Pit se estaba volviéndose más expresivo cada día.

-Pittoo.- dijo, sacándolo de sus pensamientos. 

Estaba abrazando una almohada en forma de estrella contra su pecho y mirando por la ventana a las nubes más allá como todos los días.

-¿Crees que Lady Palutena estaría de acuerdo con dejarme volar?

-No sé, solo han pasado unas pocas semanas, apenas logró dejar de llorar cuando te levantaste por tu cuenta.

-Sí, pero ... extraño estar en el cielo.- Pit abrió la boca como si tuviera más que decir y luego volvió a cerrarla.

 No necesitaba explicarse, comprendió Dark Pit. Y, bueno, ¿quién era él para negar al que se levantó de la tumba de todos modos?

-Está bien entonces.... Vamos.

 La cabeza de Pit volvió a su doble, los ojos cómicamente abiertos y las plumas de sus alas de esponjaron de la emoción.

-¿Ahora mismo?

-Pensé que te referías a ahora. ¿No quieres?

 Dark Pit sonrió mientras deslizaba un brazo alrededor de la huesuda espalda de Pit, agarrándolo firmemente en su caja torácica. Con su ayuda, Pit se puso de pie y permaneció de pie, aunque sus alas revolotearon por reflejo para mantener el equilibrio. Juntos, deambularon lentamente hacia las puertas de Skyworld, que se separaron en su presencia y los dejaron para enfrentar el gran más allá.

-¿Palutena?- Pit dijo suavemente.

-No creo que esto sea una buena idea, Pit.- respondió Palutena, su voz sonando tanto en la cabeza de Dark Pit como en la de Pit.- Aún te estás recuperando y no quiero que te pase nada.

-Palutena, por favor. Durante una semana todo lo que he hecho es quedarme en la habitación y que la gente se preocupe por mí. Al principio, estaba feliz de tener a Pittoo a mi entera disposición.- envió una pequeña sonrisa en dirección a Pittoo a pesar de su ceño fruncido. - pero yo ... yo quiero volar. No puedo explicarlo. Es como si el cielo me estuviera llamando.

-Recuerda que es mi trabajo vigilarlo.- dijo Dark Pit. 

Ella guardó silencio y él hizo avanzar a Pit.

 -¿Estás listo?

-Como siempre lo estoy.- dijo. 

Dark Pit pasó un brazo alrededor de la cintura de Pit y cayeron en picada hacia el cielo.

-¡Viridi, concédeme el poder de volar!

-Ya sabes, sería bueno si me hicieras algunos favores de vez en cuando.- dijo burlonamente, pero le dio el poder de todos modos. 

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