Capítulo 3: Esta es nuestra historia

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Puf, hoy es el día chicas, estoy tan nerviosa que no se ni si aguantaré hasta que llegue la hora - comenté mientras que estábamos sentadas durante la hora de la comida.

Siempre tan exagerada Crey- dijo Inés, una de las nuevas amigas que había hecho este año. La conocí en las clases de cerámica, ya que las dos estábamos solas y teníamos que hacer un trabajo por parejas. Ninguna de las chicas se había apuntado a esa clase, todas habían elegido francés o botánica,  pero a mí me llamaba más la atención esta, y según todo lo que hemos hablado, a Inés también, encima su padre tiene un taller donde crea vasijas, tazas y sobretodo unos platos preciosos que una vez horneados, Inés los pinta.
A ella se la da miy bien pintar y antes no entendía como no se había apuntado a esa clase, ¡sacaría siempre sobresalientes! Pero según me ha contado, desde que murió su abuelo, persona con la que pintaba y el que la enseñó a hacerlo, no ha vuelto a pintar otra cosa que no sea un plato o una de las tazas para ayudar a su padre.

¡Ring, ring!- sonó la alarma y salté asustada. Siempre me saca de mis pensamientos y como no todos se me quedaron mirando debido al grito que había pegado debido a el intenso e inesperado sonido.

Bueno chicas, ¡nos vemos mañana!- grité mientras me iba de la cafetería corriendo avergonzada.

Y por fin llegó la hora, ya no se si eso es bueno o malo porque los nervios me están matando, pero si hemos nacido, será para vivir la vida, o como dicen algunos:

"unos nacen para luchar por sus sueños mientras que otros solo pasan de ellos"

Y yo no soy de esas que se rinden.

Buenos tardes, la cafetería está un poco llena, ¿tenía mesa?- me dijo la camarera nada más abrir la puerta de la pequeña chocolatería.

Emm, sinceramente no lo sé- respondí tímidamente. Empezaba a sentir cómo se enrojecían mis mejillas.

Ohh perdone un momento, ¿es usted Creya?- preguntó.  Me quedé sorprendida, ¿ cómo era que sabía mi nombre?

Sí,  esa soy yo- contesté.

Pase, Johnas la espera- me dijo con una gran sonrisa. Es más guapa de lo que había contado él,  por aquí porfavor - no sabía que decirla, sólo la seguí en silencio. ¿ Él había hablado de mí a la camarera de la chocolatería? ¿ Acaso se conocían?

Hola Creya, estas muy guapa- me saludó Jons levantándose de su sitio. También me extendió su mano y yo junté las nuestras en señal de salido, las tenía sumadas, se le veía muy nervioso.

No te preocupes, no muerdo- le dije sin pensar.  Acababa de ser una completa idiota, ¿ por qué le había dicho eso? Perdona no iba con malas intenciones- hablé seguidamente sonrojada.

No pasa nada, eres muy mona cuando tus mejillas se tiñen de rojo- contestó. Menos mal que se lo había tomado bien.

Jajaja- reí tontamente.

Nuestra primera cita fue bien, o por lo menos hasta que volví a liarla con mis curiosas  preguntas.

Oye Jons, ¿por qué no has ido estos días al instituto?- le pregunté.

De repente el silencio inundó el ambiente, no contestaba y notaba como se empezaba a poner incómodo.

Sólo estaba acatarrado- dijo él. Pero eso no me era suficiente, mi curiosidad llegaba más allá.

Ahh, pensaba que era por ese secreto que todos cuentan que tienes, pero ya que estamos ¿cuál es?- le pregunté firmemente, ¿ qué estaba haciendo? la curiosidad siempre acababa metiéndome en líos.

Lo siento, me tengo que ir, algún día lo entenderás- y se fue sin mirar atrás, sólo cogió sus cosas y se marchó, dejándome sola, sin importar quién o qué significase para él.

Tres formas de entenderlo ( mini-relato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora