CAPÍTULO CUATRO UN POCO DE AMISTAD EN MEDIO DEL CAOS
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𝑻ras la extraña pelea con Landon Myers, el chico que la golpeó, los dos se habían alejado de la curiosa multitud para poder hablar más tranquilos y en privado.
A Hera le había tomado por completa sorpresa que Landon la haya abrazado, pero al final le devolvió el afecto. Al final, Landon solo era un niño perdido y enojado por la muerte de su padre, que necesitaba desquitarse.
Habían llegado a un lugar no muy lejos del campamento por si los terrestres estaban cerca, pero lo suficiente como para que nadie los escuchara. Se sentaron en el pasto, observando los hermosos árboles frente a ellos.
Hera, por petición de Landon, se encargado de contarle lo sucedido exactamente el día de la explosión.
Ninguno sabía qué decir, el ambiente era algo tenso, pero no incómodo.
—El era un buen hombre —dijo de repente Landon, sorprendiendo a la pelirroja.
Siendo honesta, Hera se sentía algo incomoda hablando de Nicolas Myers, la única que vez que lo vio fue en un estado deplorable. Trataba de consolar a Landon, sabía por lo que pasaba, ella también perdió a su madre a tan corta edad.
A diferencia de otras niñas, que crecieron escuchando o leyendo historias de amor y finales felices, su madre se había encargado de hacerle saber que el mundo no era fácil, que siempre habría altas y bajas (mas bajas que altas). Pero jamás se imagino lo mierda que podía llegara ser todo.
Supongo que no todo es como lo esperamos, al igual que ninguno de nosotros imagino bajar a la Tierra algún día.
Hera quería decir algo, pero no sabía que, ni siquiera había conocido al hombre del que Landon hablaba. Tan solo había conocido los oscuros ojos y sin brillo de un hombre al borde de la muerte.
—Lo lamentó —soltó Hera.
¡Oh, vaya que lo hacía!
Se arrepentía de lo que había hecho; había perdido la inocencia gracias a eso. Pero había crecido y sabía que sus actos salvaron a un hombre del sufrimiento. Iba a morir de todas formas.
—No lo hagas. Supongo que te debo agradecer, salvaste a mi padre —dijo Landon. Hera se quedó callada—. El consejo nos dijo que tú lo mataste sin motivos. Pero se que ellos causaron la explosión.
Hera asintió. No podía negar algo tan claro.
—Por cierto, estoy de acuerdo contigo y la rubia —Landon sonrió—. Tengo esperanza de que podamos sobrevivir y el Arca baje. Le agradarías a mi madre.
¿Lo haría?
Al ver la confusión en el rostro de Hera, Landon río.
—No te preocupes, le explicaré todo primero —dijo—. Ah, y deberías curarte esa herida en el brazo, se infectará.
