Capítulo 8

18 1 0
                                    

- ¿Me puedes explicar qué demonios fue eso? – Dijo Simón un tanto nervioso mientras la puerta se cerraba de un portazo tras ellos y comenzaban a caminar.

- Es complicado, Simón.

- Ya sé que es complicado, lo acabo de ver, pero no por eso me puedes prohibir saberlo, si quieres que te ayude, deberás explicarme lo que pasó allí dentro.

- Mira, Urik es un goblin, una pequeña criatura empeñada en hacer la existencia de los humanos – Anabel decía cada palabra con cuidado  al ver la mirada de Simón se corrigió – O todo lo que tenga forma humana, un infierno…

- Sé lo que es un goblin. – Dijo Simón impaciente.

- ¿Enserio? Eso nos ahorra tiempo. Hace algunos años, ciento cincuenta para ser exacta, Urik se había metido en un gran enredo, había apostado todo lo que tenía en un  juego de azar, creyó que estaba con suerte, pero perdió, entonces los demás jugadores decidieron que si no tenía más cosas materiales, lo que Urik debería dar era su vida.

- O sea que lo iban a matar

- Exacto. En ese tiempo, yo recién había… Ya me entiendes, y estaba buscando a alguien que me explicara por qué estaba yo allí y no podía… morir. Urik también era muy chico e inexperto y me daba pena que tuviera que morir tan joven, así que intervine en su discusión y les propuse que, si me daban tiempo para ir a buscar mi dinero humano, yo se lo entregaría y ellos dejarían con vida a Urik. En fin, todo fue bien y Urik estaba muy agradecido conmigo por haber salvado su vida  y me dijo que si algún día necesitaba de su ayuda, que no dudara en pedírsela.

- Anabel, cuando alguien dice eso, en realidad no lo dice de enserio.

- No entiendo por qué, es una promesa, no se dice a la ligera, o por lo menos no debería ser así. Es igual que decir “Buen día”, cuando lo dices, es porque deseas que la otra persona tenga un buen día.

- No, simplemente se dice para quedar bien con los demás.

- Eso es lo que los mortales no entienden, la importancia de las palabras que se dicen.

- Como digas. – Dijo Simón que ya no estaba dispuesto a discutir con Anabel. – Entonces ¿Qué debemos hacer?

- Debemos encontrar la medalla hecha por Goblins.

- ¿Por dónde empezamos?

- No lo sé, - Dijo Anabel, desdoblando el mapa y girándolo para todos lados, tratando de encontrarle sentido. – Es un mapa muy viejo y no se distingue de dónde es.

Simón se aproximó a Anabel para tratar de descifrar el mapa, pero era demasiado antiguo, el papel era tan fino que le daba miedo siquiera rozarlo con los dedos, y la tinta con la que estaba hecho se estaba deshaciendo por el paso de los años. Tenía forma de algo, pero Simón no podía saber de qué. Sin embargo, al pie del mapa, y sobre lo que parecía ser agua, había unas escrituras, parecían haber sido hechas hace muchos años, aunque no tantos como el mapa.

- Mira eso, Anabel ¿Qué es lo que dice? – Dijo Simón, señalando las extrañas marcas

- No lo sé, parece ser un idioma antiguo, pero no sé cuál.

- Pero debemos saber qué dice, creo que es importante.

- Yo creo lo mismo, pero no sé de nadie que sepa este idioma.

- ¿Y ahora qué?

- No lo sé. Por ahora vete a tu casa, no hay nada que podamos hacer. Tú actúa como si nada hubiera ocurrido, fuiste a dar un paseo normalmente aburrido. Y yo voy a tratar de encontrar alguien que nos ayude.

Un amor espectralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora