Capítulo 5

25 1 0
                                    

La chica parecía atónita y Simón hacía ya largo rato que estaba atónito, lo que era poco decir.

- Vamos, contesta ¿Cómo sabes mi nombre? Si yo nunca te lo he dicho.

- Mira, tengo muchas cosas que decirte y el tiempo no nos acompaña.

- ¿Y qué te parece si me dices lo que me tienes que decir?

- Es que no sé por dónde empezar.

- A veces la mejor manera es comenzar por el principio…- Dijo Simón como algo obvio, pero lo que realmente trataba de hacer era disimular su terror y pánico que en ese momento lo invadían de pies cabeza.

- Muy gracioso – Dijo la chica que así como Simón, ella trataba de disimular su nerviosismo -  Mira – dijo retomando - ¿Qué es lo que piensas que está pasando?

- ¿Disculpa?- Simón no tenía idea de lo que la chica estaba hablando.

- ¿No te han pasado cosas fuera de lo cotidiano en los últimos días?

- Uff… ¿Por dónde empezar?- Lanzó una tímida, pero nerviosa risa

- A veces la mejor manera de comenzar es por el principio – Dijo la chica con una gran sonrisa en su rostro, había dado vuelta la conversación, ahora ella llevaba la delantera.

- No voy a hacer ningún comentario – Dijo Simón, mordiéndose los labios, nunca nadie le había cerrado la boca de esa manera, excepto quizá, Daniel.- Bueno – Dijo Simón dudoso, le estaba por contar lo que no le contó a nadie a una extraña – Creo que lo más raro fue la conversación en la Costanera, aunque por otro lado, los llamados telefónicos no son nada normal – Simón hablaba para sí mismo casi ni se oía, de pronto, alzando la voz –¡Un momento! Fuiste tú la que me hacía esos llamados raros, ¿Cómo conseguiste mi número?  ¿Qué es lo que realmente quieres?

- Calma, por el amor de Dios, tranquilo – Dijo la chica frotándose con sus dedos las sienes.- ¿Quieres saber la verdad?

- Creo que es bastante obvio lo que quiero – Dijo Simón que ya estaba perdiendo la paciencia.

- ¿Quieres toda la verdad? Muy bien, tendrás la verdad, pero antes…

Simón dio vuelta los ojos, como odiaba sentir que estaba a punto de conseguir lo que quería y siempre aparecía esa palabra  “pero“que le pinchaba por completo su globo.

- ¿Cuál es la condición? – Dijo Simón exhausto

- Necesito tu ayuda.

- No entiendo.

- No, claro que no. Bueno, la verdad, toda la verdad es que yo no soy de esta época…

-… Yo tampoco – La interrumpió Simón.

- No, Simón, no es lo que estoy tratando de decir.

- Pero es cierto, yo tampoco soy de esta época, me encantaría haber nacido en otra época, donde las cosas eran más sencillas, donde todos disfrutaban de leer libros y no había tantos robos o asesinatos.

- Eso es muy conmovedor, pero no es lo que estoy tratando de decir. Quiero decir, literalmente, soy de otra época, no nací en esto siglo si quiera.- A la chica se le llenaron los ojos de lágrimas, Simón temía que se pusiera a llorar.

- ¿Otro siglo?

La muchacha asintió con la cabeza

- Así es.

- ¿Y cómo cuántos años tienes?

- Créeme, no quieres saberlo.

-  Entonces no naciste en esta época – ¿Qué clase de juego era este? ¿Esta chica creía que él había nacido ayer? – Claro, sí, seguro, escucha, lamentablemente, no soy un productor de Hollywood desesperado en busca de una historia barata, así que has venido con la persona equivocada.

Un amor espectralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora