4. Are we the hunters? pt.2

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Wanda no tardó en dormirse.

El subidón de emociones y esa gran demostración de sus poderes lograron drenar toda la energía en su pequeño cuerpo. Su tierno rostro estaba en calma, sin ningún rastro de la ira que había llegado a sentir horas atrás y eso lo tranquilizaba, no quería que la niña viviera con emociones negativas a tan temprana edad. Pietro de igual manera, cayó rendido en un sueño profundo justo donde estaba jugando.

Tendría que mover los pronto que quería que tuvieran un buen sueño.

-Deberías llevarlos allí atrás, para que duerman cómodos en los asientos- Hank pareció leer su mente, comentando sin despegar su vista del frente.

-¿Y Erik?- no pudo evitar preguntar con nerviosismo disimulado, recordando su discusión.

-Ahora que sabe que son tus hijos, no hará nada perjudicial para ellos.

No respondió nada, solo asintiendo con la cabeza, tratando de convencerse de ello.

Con sumo cuidado para no despertar a Wanda, la acomodó para poder cargarla y llevarla a la cabina de pasajeros; la niña se aferró a su cuello con un agarre de hierro, con un ceño pronunciado en su carita. Sintió la mirada penetrante de Erik ni bien atravesó en umbral, fija en cada uno de sus movimientos, que no necesitó su mutación para adivinar sus pensamientos.

Por su salud mental, lo ignoró. Una vez que Wanda estuvo acostada en el asiento más lejano que encontró de Erik, fue por Pietro. Todo el movimiento lo hizo en silencio, evitando incluso respirar fuerte para no llamar de más la atención. Cuando los gemelos estuvieron cómodos, se dejó caer en el asiento contiguo, resistiendo la tentación de servirse una copa. Había pasado muchos años sobrio, no rompería su récord por unos momentos de pánico.

-Has criado a unos niños valientes y guerreros- no se había dado cuenta de que había cerrado sus ojos hasta que los abrió al escuchar la voz de Erik frente a él. Lo encontró sentado frente a él, con un tablero de ajedrez que esa diminuta mesa que los separaba-. Tienen más espíritu que varios que he conocido.

Su mirada se desvió a Wanda, a Pietro, sintiendo su boca secarse por la cercanía de Erik con sus hijos.

-La niña golpea fuerte- intentó bromear, visiblemente incómodo, pero con la intención de romper la tensión entre ellos-. Sentí como si un camión me cayera encima y su escudo es tan sólido como una pared. Es poderosa.

Charles lo sabía, en unos pocos meses Wanda había mostrado un potencial excepcional que iba más allá de sus expectativas. Por eso era peligroso que perdiera el control de sus emociones como horas atrás.

-Se llama Wanda, no la llames "niña", le molesta- para su sorpresa se encontró diciéndole el nombre de su hija. Si en un futuro le diría la verdad sobre los niños, que supiera su nombre era un buen comienzo-. Él es Pietro. Son mellizos.

-Su madre, ¿la conozco?

Ah, esa pregunta. Él mismo se había hecho la misma pregunta muchas veces, si Erik realmente había conocido a la mujer, entablado una relación o simplemente había sido cosa de una noche. Probablemente nunca lo sabría.

-¿Importa?- disfrazó su falta de respuesta con indiferencia, logrando el efecto deseado al verlo apretar los labios con inconformidad.

-¿Es Moira?- notó como Erik preguntó intentando ocultar la molestia que sentía. Su boca decía una cosa, pero sus ojos lo delataban-. ¿Ella los dejó porque eran mutantes? Esa mujer nunca fue de confiar.

Bueno, técnicamente así había sido. Eso estaba tan explícitamente plasmado en la carta que esa mujer dejó con los niños, que resistió el impulso de reír por la ironía.

Game of Survival (cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora