El trayecto hasta la casa de los Shelby fue un tanto tortuoso. John conducía el nuevo vehículo que la familia Lee le había ofrecido como regalo de bodas y, al parecer, la tarea no se le daba aún demasiado bien. Aquello sumado a su evidente estado de embriaguez, convirtieron la experiencia en un ir y venir de frenazos, volantazos y exabruptos por parte de Arthur, quien recriminaba a su hermano por su brusquedad, con más brusquedad aún si cabe. Esme y Dani, que iban en los asientos traseros, no podían hacer otra cosa que mirarse asustadas mientras rezaban por llegar cuanto antes.
Cuando llegaron, Polly y Thomas ya habían conducido y acomodado a Ada en el interior de la casa y se encontraban conversando en la puerta. Cuando Arthur —en todo un acto de galantería— ayudó a las dos muchachas a bajar del coche tendiéndoles la mano, Dani escuchó a Thomas dirigiéndose a su hermano John.
— ¡Bonito automóvil! ¿Qué tal anda? —comentó con un ápice de diversión.
— ¡De maravilla, como la seda! —contestó John confiado. Dani rodó los ojos, maldito mentiroso.
— ¿Vuestra hermana de parto y vosotros hablando del automóvil? —les reprendió Polly mientras exhalaba con apremio el humo de su cigarrillo.
— Los hombres no podemos hacer nada, Pol —Thomas se encogió de hombros restándole importancia, como si verdaderamente fuese cierto lo que acababa de decir.
— ¡Podemos emborracharnos! —propuso el mayor de los hermanos con una risotada.
— ¡No se hable más! —convino el primero y los tres se dispusieron a marchar.
— Hay un hombre que sí que debería estar —interrumpió Polly con voz severa haciendo que Thomas se diese la vuelta lentamente y Dani la mirase sorprendida.
— Tienes razón, Poll —coincidió Thomas tras unos segundos, y Dani, quien había permanecido en silencio hasta ese momento soltó un gritito de emoción que se esforzó en disimular—. Freddie debería estar aquí.
— ¿Oigo un corazón latiendo en tu pecho? —le cuestionó su tía con cierta ironía, aunque incapaz de disimular su alegría.
— La tregua es hasta el amanecer —habló dirigiéndose hacia Polly, pero brevemente sus cristalinos ojos se cernieron sobre Dani. Tregua. Era la tercera vez que escuchaba esa palabra aquel día, y en cada ocasión le gustaba más—. Yo mismo iré a avisarle.
Por supuesto, Thomas sabía de este nuevo escondrijo donde la pareja se había estado guardando durante estas últimas semanas.
— ¡Ada! —Polly entró corriendo para decírselo a su sobrina, junto con Esme que le pisaba los talones.
Dani se quedó rezagada por unos instantes, le costaba procesar la avalancha de sensaciones que tenía en ese momento. Miró a Thomas, que en ese momento estaba analizándola con interés, y le dedicó una pequeña sonrisa nerviosa en señal de gratitud. Aunque se recordó a sí misma que no debería haberlo hecho, pues tan solo estaba haciendo lo correcto.
Rápidamente se escabulló por el umbral de la puerta y en silencio pidió a quien fuese fuerzas para soportar lo que estaba a punto de presenciar. Estaba aterrorizada y muy, muy nerviosa. Hubiese preferido mil veces ir al Garrison con los chicos, pero sabía que su lugar era quedarse con su amiga.
Cuando entró en el salón de la casa pudo percibir la tensión en el ambiente. Ada se encontraba recostada en el sofá y vestida con un camisón de lino blanco. Su frente estaba perlada de sudor y su pecho subía y bajaba frenéticamente a causa de las profundas respiraciones que realizaba para mantener a raya las dolorosas contracciones. Polly se encontraba arrodillada frente a ella y Esme revoloteaba por la estancia buscando paños de tela y calentando agua en la hornacha.
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𝕭𝖑𝖔𝖔𝖉 𝖆𝖓𝖉 𝖘𝖆𝖙𝖎𝖓 // ᴘᴇᴀᴋʏ ʙʟɪɴᴅᴇʀꜱ
Fanfiction"𝘍𝘪𝘯𝘨𝘦 𝘯𝘰𝘳𝘮𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥. 𝘘𝘶𝘦 é𝘭 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢, 𝘫𝘢𝘮á𝘴 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘦 𝘩𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘥𝘰" La historia de cómo Danielle Throne, una joven con una vida establecida en Londres regresa a Birmingham, el...