Capitulo 1

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Hoy era sábado ¡gracias a dios por fin!, hoy solo quiero dormir todo el día, tengo tanta pero tanta flojera de pararme de la cama.

Pero me prometí a mi misma que haría ejercicio hoy, este cuerpecito solo pide cama.

─Ya Sofía Valentina ─dije en voz alta para mí misma─ levántate de esa cama, que así no haremos nada bueno.

Me levanté de mi cama y me dirijo al baño a darme una ducha de agua fría de esas que le dicen espabila neuronas buenos esas, me lavo los dientes y me desenredo las hebras negras que tengo como cabello y llega a la cintura.

Siempre me a gusta el cabello largo tengo como dos años sin cortarlo, mi madre dice que me lo corte pero no me gusta.

Salgo del baño y voy a mí armario, de verdad no se que ponerme ¿me pongo una licra o short deportivo?

Al final terminé vistiendo me con un crop top manga larga y un short deportivo, al salir a de mi alcoba me encuentro saliendo a mi madre de la suya me acerco a pedirle la bendición y luego bajamos juntas las escalera.

Entramos a la cocina y me siento en unos de los banquillo de la barra.

─¿Y eso que estás despierta a esta hora? ¿Te caiste de la cama o que hija?─Me pregunta mi madre con un como de burla.

─Me echo a reír ─no madre, no me caí de la cama solo que iré a trotar─ dije con una sonrisa.

─Ah okey hija ¿bueno quieres que él pan tenga tomate? ─pregunta con el tomate en la mano.

─Si madre.

Después que de terminé de comer, me puse mis audífonos para comenzar a trotar.

Siempre me a gustado esta residencia, es muy grande y la gente es muy buena a pesar de que yo no tengo amigos de vez en cuando me gusta salir a correr pero casi siempre me da flojera y término quedándome en mi cama leyendo.

Al llegar a unos de los parques que está más serca de mi casa me siento en unos de los bancos para sacar mi botella de agua, pero al levantar mi mirada veo a la creación más maravilloso del mundo.

Mi vecino....

Es el hombre más bello que eh conociendo, bueno conociendo como tal no, pero lo eh visto desde que tengo uso de razón.

Está en unas de las máquinas de hacer ejercicio tiene una guarda camisa gris que se le pega al cuerpo por el sudor y un buzo del mismo color. Nunca me lo había encontrado aquí.

No dejo de verlo están lindo, de repente cruzamos miradas esos ojos negros que te hacen imaginar hasta lo no imaginable desvío rápido la mirada el me pone tan nerviosa que siento como me sube la sangre a las mejillas.

Tomo agua rápido y me paro a hacer 50 sentadillas mientras estoy haciendo las sentadillas veo que Diego, el vecino,se está acercando a donde estoy me haré la que no se ha dado cuenta de qué está mi lado para disimular lo nerviosa que estoy.

Se sienta dónde estaba hace cinco minutos.

─Hola Sofía ¿Cómo estás? ─veo que al lado de mi bolsito está su termo de agua, pinche madre como no me di cuenta─ primera vez que te veo por aquí.

Dejo de hacer mi sentadillas y me siento a su lado, siento como me empiezan a sudar las manos.

─Hola Diego, ¿Bien aquí y tú? ─digo un poco tímida,es la segunda ves que hablamos solo el y yo─ Jeje si, casi siempre vengo cuando estoy de ánimo.

Lo miro a los ojos de verdad no me cansaré de decir que es el chico más lindo que conozco, me quedo embobada mirándolo.

─¿Sofia me estás escuchado? ─me toca el hombro.

─Oh perdón, me desconcentre ─ay no que pena─ ¿Qué me estabas diciendo?

─Te decía que le mandes saludos a tu papá ─se levanta del banco y agarra sus cosas ─ Ya me voy, te veo luego─ se despide y se va trotando.

Ay no quede tan embobada con lo lindo que es.

luego de tomar un poco de agua pongo mi termo en el piso y sigo con mi serie de ejercicios, luego hago flexiones ,hasta llegar a los abdominales y cuando ya terminó con mi rutina vuelvo a casa.

No e dejado de pensar en Diego, en es tan lindo y vive solo en esa tremenda casa, es el dueño de la empresa más famosa del país.

Es educado, lindo, tiene mucho dinero y muy joven no tengo una novia.

Al pasar por frente de su casa volteo a ver si está por ahí, saco las llaves para abrir la puerta de mi casa y cuando voy abrir la puesta alguien me toca el hombro.

Volteo y es Diego ya bañado, perfumado y con un traje a la medida que le queda fenomenal.

─Sofi, se me olvidó decirte que no tengo tu número ¿me lo puedes dar? ─oh por Dios, mi corazón está palpitando tan rápido, que tengo miedo de sufrir un infarto.

─Si claro espera déjame ponértelo ─ extiendo mi mano para agarrar su teléfono, se lo anoto y se lo de vuelvo─ Toma ya lo agregue, me mandas un mensaje para agregarte.

─Dale, chao que te vaya bien en tu día ─ se va y antes de montarse en el carro me sonríe con una sonrisa de boca cerrada.

Y entro a mi casa corriendo a mi alcoba, estoy tan feliz que no puedo dejar de saltar .

Y entro a mi casa corriendo a mi alcoba, estoy tan feliz que no puedo dejar de saltar

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Una noche másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora