Capitulo 2: ¿quien eres?

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Mi mama llego casi a la medianoche a casa. Yo seguía encerrada en mi habitación, en mi oscura habitación, tirada en mi cama, tapada.

Mi madre golpeo la puerta.

-hola  -dijo asomándose-

-mamá  -dije tirada en la cama-

-perdón por la tardanza, tenia unos papeles  -dijo sentándose al borde de mi cama-

-no hay problema

-ya cenaste?  -pregunto poniendo un mechón de mi pelo tras mi oreja-

-si  -dije apretando mis sabanas-

Le mentí, yo no había cenado, no había comido nada prácticamente desde que llegue del colegio, estaba hambrienta, pero una parte en mi decía “así esta bien”.

Mi mamá se fue a su habitación a dormir, se lo merecía.

Cerca de las 3 A.M me volví a levantar, fui al baño. Me mire al espejo otra vez, y la voz en mi cabeza volvió “no serás suficientemente bonita”.

Lo siguiente que voy a contar en lo más raro, en ese día, que me pudo pasar:

Me fui a dormir después de eso y tuve un sueño extraño. Estaba en una cama, en un lugar oscuro, con colores grisáceos. Me levante y fui  a la puerta de esa habitación, era una puerta común y corriente, tome la perilla y salí. Había un pequeño pasillo, en el lado derecho había otra puerta, y en el lado izquierdo otra. Tras una de las puertas escuche una risa, una risa que se me hacia muy, pero muy, familiar.

-“Papi, mira, hice galletitas de chocolates, papi”   -escuche-

Fui a ver lo que había tras la puerta derecha. Era otra habitación oscura, sin vida, y otra cama. Cuando cerré la puerta y ya estaba adentro, se tornó todo de color. Vi una niña, mostrándole unas galletas a… mi papá.

-papá, ya préstame atención, por favor  -dijo la niña-

-amor… ok, a ver que tienes  -dijo mi padre arrodillándose frente a ella-

-mira, hice galletas, comemos?¡  -dijo la pequeña sonriente-

-no ahora amor

-porque?  -pregunto la niña desilusionada-

-tienes que cuidar tu manera de comer  -respondió dándole golpecitos en la pansa con su dedo índice-

-uh?  -dijo la niña agarrándose la panza-

Luego entro una mujer enfadada, por la puerta… mi mamá.

-como puedes decirle eso a una niñita?¡  -exclamo-

-si quiere ser bonita tiene que comer menos  -dijo papá alzando a la niña-

-dame la niña  -dijo mi mamá extendiendo sus brazos-

-no puedes criarla asi¡  -exclamo el entregándola-

-linda, tu puedes comer todo lo que quieras, si?  -dijo acariciando su cabeza-

-gracias mami

Luego se torno todo oscuro otra vez, y entendí bien las cosas, la niña era yo, a la edad de diez años, semanas antes de que mis padres se separaran.

“por no haberle hecho caso a tu padre, hoy estas asi” escuche, pero al darme vuelta no había nadie. Sali rápidamente de la habitación, y fui a la puerta izquierda, el baño.

Era un baño común y corriente, y no se porque me mire al espejo. –soy masoquista, lo se-

Me vi reflejada –obvio, es un espejo- todo normal, todo en su lugar. Pero de la nada… estaba obesa, como de 146 Kilos creo. Mi boca quedo abierta, y en un parpadeo era yo, todo en su lugar, pero estaba un poco palida, tenía una mirada triste.

-ya viste lo que pasara si no haces caso  -morí en ese momento, mi reflejo hablo-

-aah¡  -salio un grito de mi-

-que?  -me pregunto mi yo-

En ese momento salí corriendo de allí. Fui a la habitación de la que había salido, fui a la cama, me senté de rodillas al pecho, tape mis oídos, y decía “todo va a estar bien, todo va a estar bien”

“no temas, no pasa nada, solo quiero ayudarte” dijo la voz.

Yo seguía con que todo iba a estar bien, pero ella apareció de nuevo, no le tenia miedo, pero no era muy bonito verme a mi.

-ven  -me dijo extendiéndome su mano-

-no  -respondi-

-sabemos que no eres bonita, y sabes que los chicos quieren chicas flacas  -dijo sonriendo-

-mentira¡  -exclame-

-tranquila, tranquila  -dijo mi yo abrazándome-

-quien eres?  -pregunte-

-eso tu lo sabras  -dijo ella-

-vete  -susurre-

Ella tomo mi mano, y sonrio.

-vamos  -me dijo-

-a donde?  -pregunte con inquietud-

-tu solo ven  -me dijo  sacándome de la cama-

 - Mi error fue haberla seguido-  ella desapareció luego de decirme “tu solo ven”.

                                                                           . . .

Mi mamá abrió las cortinas, me destapo y no me dejo otra opción más que levantarme.

-no puede ser que sea lo mismo todos los días  -dijo mi mamá de brazos cruzados al lado de la cama-

-ya voy  -dije estirando mis brazos-

Fue lo mismo de siempre, bañarme, lavar mis dientes, vestirme, peinarme, bajar, ver a mi mamá irse, e ir directamente a la cocina para almorzar con ese poco tiempo.

Mi mamá dejo preparado sándwiches para mi –se ve que alguien no quería prender la cocina-.

Me sente, prendi la televisión, tome el sándwich, pero no pude comer. Una parte de mi decía “segura que quieres hacer eso?”, y supe que la chica de mis sueños era mi propia autoestima baja –maldita sea-. Había 6 sándwiches, y tome 4, los puse en una bolsa, la llene de papeles, y lo arroje a la basura. Los otros dos se los di a Dani, mi perro, quien me lo agradeció lamiendo mi cara.

Mire la hora, era temprano, asi que tome mi mochila y fui al colegio lentamente.

En el camino sono mi celular, era Alicia.

-linda, no tardes mucho por favor  -se escucho del otro lado-

-no, no, estoy llegando  -estaba a dos cuadras-

-esta bien

Mi amiga AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora