Capitulo 1: Aqui empieza.

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Soy Magali y esta es mi historia, la que tuve con Ana.

Era un día como todos, mi mamá, Isabel, iría a mi cuarto para despertarme. Mi cuarto, paredes color fucsia, piso de madera, un armario cerca de mi cama, y yo tirada en esta.

-despierta, bella durmiente  -dijo mi madre destapándome la cara-

-para que?  -respondí con mi flojera modo: on-

-ah empezar un nuevo día  -dijo mamá moviendo las manos-

-nah  -dije y volví a taparme-

-ok, lo hice por las buenas 

Mi queridísima madre abrió las cortinas, me destapo y me arrastro hasta el baño.

Me bañe, me lave los dientes, y me empecé a vestir. Me puse mi ropa interior, sobre eso una camisa blanca lisa, para abajo una falda gris hasta las rodillas. Medias grises hasta las rodillas, y zapatillas negras.

Tome mi peine de uno de los cajones de mi mesa de noche. Mi cabello era un corto desmechado, no era necesario peinarme, pero vamos, no iba a esperar que todo mi lio cabelludo se arregle solo.

Baje a la cocina y mi mamá estaba cruzando la puerta para irse al trabajo. Trabajaba en una empresa de productos para niños. Que onda con mi papá?, pues, el y mi madre de divorciaron cuando yo tenia 10.  El le fue infiel con la madre de mi medio hermano de 5 años, Marcelo, pobre su historia.

Mi mama dejo preparadas unas 2 hamburguesas en la sartén. Yo tome el pan lo corte y puse ambas hamburguesas, no tenía tiempo, yo entraba a la una y eran las doce y media.

Aunque no tenía mucho apuro, es como ir al infierno, donde solo había una ángel, mi amiga Alicia.

Fui corriendo al colegio, estaba a una 10 cuadras de mi casa. Yo iba a 4 de secundaria, tenía 15 años.

Cuando llegue Alicia estaba esperándome en la puerta.

-que paso que llegaste a esta hora?  -pregunto-

-no me desperté

-entiendo, vamos, faltamos nosotras

Alicia era una chica hermosa, pelirroja de ojos verdes, su cuerpo era como el de una modelo, sin embargo es muy timida, y nunca saco provecho de eso.

Estaba frente a la puerta de mi aula, y la verdad no quería entrar.

-vamos, ya llegamos tarde a ingles, la profesora nos dará un sermón sobre la responsabilidad puntual  -dijo Alicia-

-es que…

-haber, porque te cambiaste de colegio? 

-porque quería que nos graduáramos juntas  -dije forzando una sonrisa-

-y estas aquí hace 3 semanas

Me decidí y entre, todos nos miraban como si hubiésemos cometido un cuádruple homicidio o algo. La profesora se paró de su escritorio, nos señaló con su bolígrafo y nos hizo mando a nuestros lugares. Yo me sentaba al fondo, del lado de la pared, si me aburría la clase me recostaba y ya. Me puse  escribir letras de canciones, que estaban en inglés, es más, creo que aprendí mas ingles así que con esa tipa.

Cuando toco el timbre para ir al recreo, todos salieron, pero yo me sente en una mesa frente a la ventana, me quede mirando hacia afuera.

-hey, voy a comprar algo para comer, quieres algo?  -me pregunto Alicia-

-chocolate jaja  -respondí-

-esta bien

Alicia se fue, y yo me quede sola en el aula, hasta que vino Agustin, uno de mis compañeros.

-asi que pediste chocolate  -dijo en pose de pensativo el muy hijo de su mamá-

-que quieres?  -pregunte de reojo-

-avisarte que podría darte aún más rollitos, con los que tienes tienen que bastarte  -dijo entre carcajadas-

Lo que dijo quebró una parte de mi.

Me baje de la mesa, me acomode la falda, me di vuelta para verlo. Lo nico que hize fue acercarme a el con una mirada de frialdad, ocultando que me hizo mal.

-vete al infierno¡  -le exclame en la cara-

-soy sincero

Yo solo le hice una hermosa seña con mi dedo del medio, y me volví a sentar.

-amor, vamos al patio, en cualquier momento termina el recreo  -dijo Micaela, su novia-

Micaela era molesta, mucho, es decir, esos dos eran el uno para el otro. Ella era “perfecta” físicamente, pero moral y mentalmente, era horrible.

Justo cuando toco el timbre para entrar a las aulas, volvió Alicia.

- te traje unos bombones  -me dijo-

-gracias  -y tome los bombones-

Teníamos que tener matemáticas, pero el profesor falto, asi que podía comer sin problemas.

Cuando empecé a comer, Micaela me miraba y de la nada, uso sus brazos para hacer seña de gordura. Agustin, hacia como si metiera comida en su boca y hinchaba sus mejillas.

Las amigas de Micaela hacían lo mismo, era como que seguían al rey.

De la nada, deje los bombones sobre mi mesa.

-linda, que te pasa?  -pregunto con preocupación Alicia, quien estaba sentada frente a mi-

-no tengo apetito

-pero los compre especialmente para ti  -dijo quejándose-

-los comeré al llegar a casa

-más te vale  -dijo señalado con su dedo índice moviéndose frente a mi-

Dolió, porque le mentí a mi mejor amiga.

Cuando llegue a mi casa los bombones terminaron en la mesa de la cocina. No había comido bien, así que creí que debía merendar. Abrí la heladera, y me hice un sándwich de jamón y queso. Lo puse sobre la mesa acompañado por un vaso de jugo.

Me senté, prendí la tele y empecé a ver “Los Simpsons”. No me importo haberlo visto, a mi me divertía. Empezaron las propagandas, y mientras comía apareció un anuncio de “Victoria’s Secret”, titulado “El cuerpo perfecto”.

Consistía en unas chicas mostrando su cuerpo, con la idea de vender lencería femenina, eran tan flacas, cuerpos tallados, no había grasa.

Apague la tele, y hubo silencio. Vine del colegio, donde me trataron de “gorda”, y la tele me trataba de “gorda” también.

Algo en mi cabeza me dijo que baje el sándwich, y aunque me entristeció, lo baje, y tome los chocolates que me había dado Alicia. El sándwich termino envuelto en papel, y a la basura. Los bombones en el retrete, y de hay tire la cadena.

Me mire al espejo del baño con la camisa desabrochada, y escuche “la verdad, podrías estar mil veces más bonita, esos rollos no son muy bonitos  que digamos”. De la nada callo una lagrima de mis ojos, “tranquila, tranquila, llorando no solucionas nada” escuche, y yo decía que era cierto, llorando no sería “perfecta” –que tonta era¡-

Me encerré en mi habitación, y me mire al espejo, recuerdo que no me gustaba lo que veía. Y me tire en la cama, era mas fácil, y paso lo que nunca olvido. El momento en el que ella empezó a aparecer. Cerré los ojos y me vi, los abrí y era todo tranquilo, los cerré y me vi, pálida gritaba, y golpeaba todo alrededor. Volví a mirarme al espejo y no vi nada agradable, me mire de frente de costado, y en ese momento, ella, sin que yo me diera cuenta, empezó a salir.

Mi amiga AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora