6. La llamada infernal

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Cielo

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Cielo.

Racheel caminaba por los pasillos del cielo, no traía un buen semblante y eso hacía que sus hermanos no se acercaran a ella. Llego a su oficina, y puso sobre la mesa algunos archivos; la mujer estaba molesta, había perdido a sus dos hombres de confianza y todo por la culpa del engendro ese.

Hasta ahora desconocía quién era el padre angelical del chico; le molestaba a sobremanera que unos de sus hermanos haya sido capaz de crear a un ser capaz de destruir al mundo. Lo peor de todo, enredarse con un humano; por ahora todos en el cielo estaban bajo sospecha. Sin embargo, sospechaba más sobre sus hermanos que vivían en la tierra y sobre todo en uno en especial.

Era bien sabido en todo el cielo, que el antiguo guerrero, Castiel. Había abandonado su lugar en el cielo, todo por seguir a lado de esos molestos cazadores, aunque no estaba del todo segura. Tomo asiento en su silla, y empezó abrir los reportes que le habían entregado; en los informes estaban las fotos y nombres de los ángeles que vivían en la tierra, entre ellos Castiel. Se disponía a leer aquellos expedientes, cuando llamaron a la puerta.

—¡Adelante!—dijo, sin levantar la cabeza—. ¿Qué quieren? Deje en claro que no quiero interrupciones.

—Ni siquiera de mi, Racheel.—Escuchar aquella voz, la hizo detenerse, levantó su cabeza. No podía creer lo que veía.

—¿Tú?

—Sí, yo. Tanto tiempo sin verte, hermana.

—¿Cómo entraste? Tienes prohibido la entrada, Gabriel.

—Fue muy sencillo, deberías entrenar menor a tus vigilantes.

—¿Te atreviste a matar a tus hermanos?

—Ellos comenzaron, pero tranquila, solo les puse a dormir—dijo mostrando una sonrisa.

En eso en la puerta aparecieron dos ángeles, inmediatamente sacaron sus espadas, amenazando con atacar al bromista.

—Lo sentimos señora, se nos escapó, pero esta vez no será así.

—No, ustedes no harán nada—ambos hombres miraron a su líder, no comprendían porque su jefa les decía eso. Se supone que Gabriel, estaba en la lista negra del cielo.

—Señora…

—¡Les dije no!—levanto su voz —. Ahora, déjenme sola con Gabriel, pero quédense vigilando la puerta, asegúrense que nadie de sus hermanos interrumpa esta reunión.

SUPERNATURAL: El SECRETO DE CASTIEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora