22. Angustia

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Castiel salió de la habitación de Dean, la noche anterior se había quedado tras el pedido del cazador

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Castiel salió de la habitación de Dean, la noche anterior se había quedado tras el pedido del cazador. Habían llegado a un acuerdo, el ángel se quedaría todas las noches a vigilar los sueños del rubio, sin embargo esa era una excusa del ojiverde para estar con ser celestial.

Aunque para el ojiazul era hermoso estar a lado de su cazador, la necesidad de ver a su hijo le ganó, salió de la habitación de su amado para ir a la de su primogénito. Estaba a punto de entrar a la alcoba, pero Sam apareció en escena.

—¿Cas?

—Hola, Sam.

—¿Qué haces? —preguntó el humano.

—Sólo quería ver a Bob.

—Creo que debes dejarlo solo.

—¿Por qué debería hacer eso?

—Toda persona necesita un momento a solas para analizar sus pensamientos y sentimientos, Cas.

Castiel suspiro.

—Tienes razón, Bob ante todo es mitad humano.

—Exacto.

Sam echo un vistazo a la ropa que traía su amigo, reconoció las prendas que el ángel portaba. Castiel se dio que el cazador lo miraba cosa que le hizo sentir avergonzado.

—No es lo que piensas, yo solo vele por sus sueños.

Sam alzó sus manos arriba.

—Escucha Cas, no hay necesidad que me des explicaciones.

—Pero…

El cazador no le dejó hablar, se dio media vuelta y entró a su habitación.

Castiel se quedó viendo la puerta de la habitación de su hijo, colocó su mano sobre la madera, así estuvo por algunos segundos para luego regresar con el cazador. Al entrar a la habitación vio que el humano estaba despierto, pero se veía enojado. Se acercó a la cama y Dean le volteó el rostro.

—¿Dean?

Dean no hizo caso al llamado de Castiel. Al contrario de eso comenzó a interrogarlo.

—¿Dónde estabas, Cas? —preguntó enojado.

Castiel no comprendía que había hecho mal, para que el humano tenga ese humor.

—¿Estás molesto?

—Yo pregunté primero, ¿dónde estabas?

—Fui a ver a nuestro hijo, me sentía preocupado.

Con aquella respuesta el semblante del cazador cambió. Se rasco la cabeza, era lógico que Castiel quiera ver al chico.

—Lo siento, Cas —se disculpó cogiéndole de la mano—. No debí enojarme, sólo que desperté y no te vi… Imagine que te habías ido.

—Jamás haría eso.

SUPERNATURAL: El SECRETO DE CASTIEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora