Prólogo

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Trece años atrás:

Los Winchester habían salido a resolver un caso, pero este no terminó como ellos hubieran querido.

—Dean, tu no tuviste la culpa—Sam trato de consolar a su hermano—, esas cosas suceden, recuerda que no siempre podremos salvar a todo el mundo.

—Como digas—el rubio alejo la mano de su hermano—. Me iré a dormir, buenas noches.—La figura del mayor se perdió en el pasillo.

El menor sabia muy bien la frustración que sentía su hermano, pues era la misma que el sentía en ese momento; perder a una familia entera en un caso no era común, pero sabia que esas cosas aunque ellos no quisieran que pasen, pasaba y debían seguir adelante.

Había pasado tres días del acontecimiento y el ángel estaba más que preocupado, su amigo no había salido de su habitación y el licor estaba apunto de acabarse, ese iba ser otro problema.

Decidió entonces enfrentar al humano, ya era bueno que estuviera así, claro las cosas no marchaban bien; el Apocalipsis estaba a la puerta de la esquina y Sam era el que cargaba con todo el paquete, ya que era el recipiente perfecto de Lucifer. Dean necesitaba reaccionar, sino iba a perder a su hermano y eso si que sería un golpe más fuerte.

Entro a la habitación del humano y lo que vio hizo que su corazón se estrujara, Dean en el suelo con una botella en la mano y varias vacías en el suelo.

—Dean, levántate—intento que el cazador se levantara por el mismo.

—Uhm

—¡Vamos, Dean! ¡Levántate!

—Quiero seguir soñando, Cas. Déjame tranquilo.

—No, eso sí que no.

No necesito usar mucha fuerza para levantar del suelo al cazador y ponerlo en la cama; el ángel sabía que el humano necesitaba dormir para que los efectos del licor disminuya de la sangre de su protegido. Le quito los zapatos y limpio la habitación, no quería que pasara ningún accidente, pues sabía que Dean era un poco descuidado a la hora de despertar.

Una vez terminado de asear la habitación se acercó a echar un último vistazo al humano, no pudo evitar sonreír al ver la expresión tan tranquila que tenía el rubio, muy pocas veces lo había visto así de tranquilo. No se dio cuenta que su rostro se acercaba a los labios del cazador, una vez que se percató de sus movimientos, se alejó; sacudió su cabeza, se reprocho por la falta de autocontrol.

Pero no podía evitar sentir lo sentía cada vez que estaba a lado del humano, hace poco tiempo descubrió que había despertado sentimientos, los cuales era prohibidos. Todavía le costaba, pero sabia que debía mantenerse firme, no quería perder la amistad del humano.

Cuando se iba a retirar sintió como su mano era sujetada, se giró y se dio cuenta que se trataba de Dean, su Dean; quien entre sueño le pedía que no se vaya, que no le deje. El ángel de gabardina se quedo.

Al principio se había quedado sentado en la silla frente a la cama, pero al ver que el rubio no le soltaba la mano, decidió echarse a su lado, gran error. El juego de manos pasó a caricias, luego a besos y por último a un encuentro íntimo.

Cuando Castiel se dio cuenta de lo ocurrido se levantó lo más rápido que pudo de la cama, estuvo de pie por casi una hora, pensaba en lo que diría Dean cuando este despertara; lo más seguro es que lo iba echar del bunker y no quería eso, entonces tomo la decisión más adecuada según el. Coloco sus dedos en la frente del rubio y le borró la memoria.

Lo que no sabia Cas es que ese acto traería consecuencias apocalípticas en su mundo.

(…)

Un mes había pasado de aquel encuentro, Castiel ya sabia que dentro de el se formaba un nuevo ser, un mitad humano, mitad ángel, un nefelim. Una abominación según sus hermanos celestiales; hizo todo lo que pudo para que los ángeles no se enteraran, ni menos los Winchester.

Lo que le ayudo a ocultar el embarazo fue la llegada de Lucifer, eso mantuvo entretenidos a los cazadores. Pero dolió mucho cuando se perdió a Sam y Dean se fue a vivir con Lisa y el hijo de esta, aunque dolía mucho agradeció ese tiempo, pues pudo llegar al termino su embarazo y poner a buen resguardo a su bebé.

Sabia que no se podía quedar con el bebé, lo sabía muy bien, y con todo el dolor de su corazón y una previa investigación dejo a Bob, como lo había nombrado en una caja de cartón frente a la puerta de una casa donde vivía un matrimonio que no podía tener hijos, eran personas justas y buenas, en cualquiera no hubiera dejado a su hijo.

Dejo una nota y solicito que por favor no le cambiaran el nombre y así fue, el matrimonio realizado los trámites respectivos y adoptó al bebé sin cambiarle el nombre; Castiel desde la sombra lo vigilaba.

Su trabajo con los Winchester no había acabado, Dean volvió a encontrarse con su hermano nuevamente y los problemas iniciaron, otra vez el equipo libre albedrío debía juntarse.

Así pasó trece años, Castiel que desaparecía en ocasiones del bunker y todo por ver a su hijo oculto muy bien su secreto, hasta que radio angel explotó...







Nota:

Quiero aclarar que esta historia ocurre en un mundo alternativo.

Todos los viernes habrá actualización.



SUPERNATURAL: El SECRETO DE CASTIEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora