⋆┈┈⊰✩ Te Amo... Parte I ✩⊱┈┈⋆

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Estaban recostados en el gras mientras miraban el cielo nocturno, sintiendo el aire soplar.

—¿Alguna vez te has preguntado cuántas estrellas hay en el cielo?

Marinette giró hacia él, arrugando su nariz.

—No. Hay muchas, muuuchas... ¿Siquiera es posible saberlo?

—No lo creo. Pero es precisamente por eso que pregunté.

—¿Huh?

—Me gusta pensar que hay tantas personas en el mundo como estrellas en el cielo. —Adrien le dijo manteniendo alta la mirada. —Al igual que la cantidad de oportunidades. Muchas posibilidades.

—¿Pero cuánto es eso exactamente?

Ante esto, Adrien giró sonriéndole.

—Infinito.

—¿Infinito?

—Sí. Así como hay infinitas estrellas en el cielo, hay infinitas formas en las que infinitas personas pueden conocerse... Y tú y yo... Somos una de esas infinitas posibilidades que pudo suceder.

—Suena sorprendentemente profundo saliendo de ti. —Marinette comentó.

Adrien rió.

—Ok, admite que dije eso para justificar mi sueño.

—¿Sueñas con ir a Broadway?

—Mhm. Cada vez que las cosas se ponen feas... Ya sabes... Con mis padres y eso... Solo miró por la ventana de mi habitación y pienso que hay infinitas posibilidades como estrellas en el cielo, y que una de ellas debe ser mi oportunidad de ir a Nueva York y realizar mis sueños, ¿cierto?

—¿Eso es lo que te hace seguir?

—Así es como seguía. —Adrien admitió, sujetando la mano de Marinette a su lado y entrelazando sus dedos. —Así es como seguiré, y espero que así sea como tú también seguirás. Si piensas que somos el infinito, como las estrellas, entonces nada es imposible.

—Somos... Como el infinito... —Marinette murmuró, repitiendo.

—¡Sí! Así que si las cosas se ponen malas un día... Si llegamos a separarnos, solo piensa en lo que dije... Que somos tan infinitos como estrellas en el cielo, y que volveremos a encontrarnos. —Las palabras sonaron extrañamente serias y sombrías para alguien como Adrien, pero Marinette pensó que sabía qué significaba.

Habían pasado 5 días y ya estaban quedándose sin efectivo.

—Han pasado 5 días y estamos por dormir en medio de este campo de pastar de vaquitas,— Marinette dijo con una sonrisa, apretando sus entrelazadas manos.

—Nah, creo que podemos dejar esa opción para el sexto día. Aún tenemos un pooooco de efectivo.

Marinette rió ante el guiño de Adrien, pero ambos sabían lo que esto significaba.

«O Adrien tenía que retirar más dinero pronto, o... Iban a tener que conseguir otra forma para conseguir efectivo. »

—Haré una parada en un cajero automático mañana.

—¿Tus padres no lo sabrán?

—Una vez me fui por una semana y me quedé donde un amigo después de una fuerte pelea con mis padres, así que esto no les resultará extraño...

—Rebelde.

—Es por eso que estamos aquí, ¿no? —Adrien le sonrió.

—Sí, —Marinette devolvió la sonrisa.

—Como sea, dejemos las preocupaciones de mañana para mañana. —Adrien exhaló sentándose. —¿Qué te parece si nos quedamos en un hotel? Todo este gras pegándose a mis brazos... Me gustaría bañarme.

—Igual.

—También me gustaría que cierta Marinette Dupain—Cheng me quitara el gras personalmente, —Adrien canturreó, jalando a Marinette para besarla.

—Pervertido, —Marinette rió pero no se resistió. —¿Qué hay de si mejor tú me frotas la espalda?

—Oh sabes que no me negaría a frotarte lo que quieras—

Y mientras reían, Adrien pensó «Han sido cinco días, pero han sido los cinco mejores días que he vivido, contigo.»

Habían sido 5 días, pero habían sido los mejores y más valiosos momentos.

Habían sido 5 días de felicidad.

Cinco días de cuento de hadas.

Pero todos los cuentos de hadas tenían su fin.

**

Era la mañana del día siguiente, y Adrien estaba bajando las escaleras, intentando ir por el desayuno, cuando escuchó gritos.

—¡Le dije que nuestros hijos están ahí! —una voz muy familiar dijo, y Adrien se asomó hacia abajo para ver a su madre frunciendo el ceño.

—Lo siento, señora, pero eso va contra nuestras reglas. Es invasión a la privacidad de nuestros huéspedes.

—¿Es dinero lo que quiere? Puedo pagar el doble— —una mujer al lado de su madre dijo, sacando su monedero, y Adrien estuvo horrorizado cuando supo que era la madre de Marinette.

—No es-

—¡Es mi hijo el que está aquí! —su madre gritó, golpeando con fuerza el counter. —¡Es nuestro único heredero! ¡¿Sabe lo importante que es?! ¡Tocaré cada puerta en este maldito lugar si no me dice—

Adrien no se quedó a escuchar más, regresó a su habitación apenas logrando cerrar con cuidado la puerta.

—¿Eh? —Marinette parpadeó saliendo del baño, refrescada.

—Empaca rápido. Tenemos que irnos. —Adrien le dijo, tomando de inmediato su mochila.

—¿Qué pasa?

—Nuestros padres están aquí...

—Nuestros... Espera, ¿qué? ¿Te refieres a tus padres y los míos? ¿Juntos?

—Sí, supongo que se juntaron porque sabían que estábamos juntos... Tenemos que irnos, ya.

—¿Pero cómo? —Marinette preguntó asustada mientras tomaba su mochila. —Los viste, lo cual significa que están abajo, ¿no? ¿Cómo nos vamos—

—No hay más salida que las ventanas. —Adrien dijo mirando hacia afuera. —Afortunadamente estamos en el segundo piso, así que no debería ser tan malo...

«No era como que tuvieran otra opción...»

Afortunadamente, no tenían mucho que llevar — solo una mochila con sus pertenencias.

«La bajada sería fácil. »

Pero cuando Adrien puso en marcha el motor, pudo escuchar los gritos a sus espaldas; giró y vio a los padres de ambos corriendo hacia ellos — los hombres debían haber estado estacionados fuera del hotel mientras sus esposas iban a hablar.

—¡Oh, rayos, Adrien, vamos, vamos! —Marinette dijo, palmeando el hombro mientras la motocicleta rugía.

Antes de acelerar, pudo ver a los padres de ambos rápidamente subiendo a sus autos, listos para seguirlos.

Continuará...

No sienten que algo muy malo va a pasar? 🥰🥰🥰

∞ Infinite (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora