Vamos, cariño, ¿no vas a entrar en la piscina?
Anahí abrió los ojos y vio a Alfonso tumbado en la tumbona de al lado.
- Alfonso - le reprochó, mirando a su alrededor. No me llames así. Alguien podría oírlo.
Y no encontraron nada", dijo sonriendo. - Pensarían que es sólo un nuevo apodo que te di. Creo que es muy inteligente, un código secreto para el bebé. Hizo una pausa. - ¿Por qué se esconden en esa túnica?
Anahí se sentó y se abrochaba el cinturón a la toalla.
No lo sé, no lo sé. Me siento... extraño, como si mi cuerpo no fuera mío o algo así. Sigo pensando que todo el mundo va a saber verme... Sabes a lo que me refiero. Suspiró. Alfonso, me gustaría volver a casa lo antes posible, sin perderme la educación. Realmente necesito estar sola.
Bueno, por supuesto, Annie, podemos irnos cuando quieras. Alfonso se levantó y se acercó. Sólo di lo.
- No, no es justo para ti, Alfonso - protestó. - Voy a decir que tengo dolor de cabeza y llamar a un taxi. Quédate. La fiesta apenas ha comenzado, y no hay razón para que no te diviertas.
-De ninguna manera - respondió. - La traje y la llevaré a casa a salvo. Además, ¿cómo puedo divertirme sabiendo que estás solo en el apartamento? Incluso podría estar llorando. Lloró mucho hoy. No. Si quieres irte a casa, te llevaré.
Eso no tiene ningún sentido. - Anahí no se conformaría con eso. Necesito algo de tiempo para mí. Eso significa que te quedarás en tu apartamento, mirando las paredes, cuando podrías estar divirtiéndose con tu familia.
No. Me quedaré en tu apartamento contigo. No tienes que hablar conmigo, leo una revista, veo la televisión. Tendrás toda la privacidad que necesitas, sólo ignórame. Hoy no estás bien, Annie, lo cual es comprensible. No conseguimos encontrar tu ubicación exacta.
- Oh - protestó Anahí, acostado de nuevo en la tumbona. - No entiendes la definición del tiempo sólo para mí, Alfonso MacAllister.
- Tiempo sólo para mí - vino una voz. - Definido por una mujer es algo complicado.
- Y me imagino que eres un experto en el tema, primo Michael - desdeñado Alfonso, bromeando.
- Lo soy, primo Alfonso. - Michael sacó una silla y se sentó. - Conozco profundamente el extraño funcionamiento del cerebro femenino.
- Me encantará escuchar - replicó Anahí, mirando a Michael con un solo ojo. Adelante.
Muy bien, Alfonso, presta atención. Cuando una mujer dice que quiere tiempo para sí misma, será mejor que desaparezcas, déjala en paz.
Gracias, gracias por eso. - declaró Anahí, y cerró los ojos de nuevo.
- Mientras tanto - continuó Michael, levantando un dedo. - No vayas demasiado lejos, porque se espera que estés lista cuando esa mujer cambie repentinamente de opinión y decida discutir contigo lo que pensó mientras estaba sola.
Y lo resumió:
- En otras palabras, manténgase al acecho. No vayas al juego o a un bar cercano, hijo, porque te vas a meter en problemas. Y te lo he estado diciendo.
Anahí abrió un ojo y se rió.
¡Michael, haz creer que las mujeres están locas!
¿Y no tengo razón, Annie? - desafió a Michael. Costó, pero aprendí.
- Bueno, sí, más o menos... - concedió Anahí lentamente. Pero estás hablando de ti y Jenny. Ambos están casados y... Alfonso no necesita refinarse en las sutilezas de mi petición de tiempo. Somos buenos amigos, no marido y mujer.
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embarazada de mi mejor amigo
Randomellos son grandes amigos de toda la vida una noche cambia todo