Una amistad de pequeños entre un niño inteligente y una chica hermosa y divertida
Un amor inocente entre el chico listo y la chica popular y coqueta de la secundaria.
Una atracción sexual entre un empresario millonario, romántico y cariñoso y una m...
Me presente al otro día para empezar a trabajar en el nuevo proyecto, cuando llegue al lugar todo estaba listo, las maquiladoras, la producción y el escenario no vi a Augusto por ningún lado y eso me tranquilizo.
—Bien, vamos a empezar — dijo Gio el encargado de toda la producción, me acomodé en el centro y empezamos.
Me sentía segura de lo que hacía, una de las cosas que más me gusta era modelar me hacía sentir poderosa cuando todas las miradas se posaban en mí. Cuando al final me sentí nerviosa y observada por una mirada intimidante y esa mirada pertenecía al mismo Augusto, que vigilaba mis movimientos como un halcón, cuando terminamos me cambié y me despedía de todos.
—Hola, Bels, ¿Cómo estás? Te veías espectacular hoy — dijo Augusto mientras me interceptaba en la salida.
—Gracias, supongo.
—Quería invitarte a cenar, por eso te estaba esperando.
—No sé si no entendiste mi tono grosero de ayer, pero, usted y yo ya no somos amigos y no lo seremos así que invitaciones de cualquier tipo quedan anuladas – le respondí en tono serio.
—Y si hablamos del contrato – me propuso.
—Esos temas los arregla mi represéntate no yo. Asi que con permiso señor Thompson, pero tengo cosas que hacer— pase por su lado y salí.
La semana transcurrir igual, solo que Augusto asistía a todas las sesiones de principio a fin, me imagino que su perfecto culo vigilaba que el trabajo fuera bien.
—Has visto al señor Thomson es muy apuesto y amable — dijo una de las ayudantes de producción mientras se dirigía a la salida.
—Crees que venga porque esté interesado en alguien — dijo la otra pelinegra.
—No lo sé porque nunca había interferido en este tema y ahora está aquí todos los días.
Ellas se desviaron y yo continué por mi camino, iba a tomar un taxi porque estaba muy cansada y no sabía si podría alcanzar el último metro, así que salí a esperarlo en la acera, pero Augusto estaba esperándome ahí recostado en un Ferrari color gris plata. Maldito se veía muy apuesto, vestido impecablemente y con ese porte de poder que desprendía, él estaba mirando algo en su celular, así que pase derecho rodando mis ojos ante el desagrado de verlo.
—Hola, Bels, te estaba esperando — dijo deteniendo mi caminata.
—No veo porque señor Thompson.
—Quería llevarte a casa, hoy saliste tarde y no creo que encuentre transporte a esta hora.
—La verdad voy a tomar un taxi — dije mientras esperaba y esperaba, pero todos los que pasaban estaban ocupados, Augus permanecía ahí recostado en su carro esperando y revisando cosas en su celular.
—A la mierda — dije mientras iba hacia el carro de Augus, el esbozo, una sonrisa y me abrí la puerta del copiloto, yo me subí de malagana.
—Bien dame tu dirección para ponerla en el equipo — le di mi dirección y partimos rumbo a mi apartamento, quería ir donde Ben, pero no quería que Augusto supiera donde vivían ellos.
—¿Vives con alguien?
—Vivo sola. Aunque eso no es de su incumbencia – le respondí en tono hostil.
—No seas agresiva Bels, solo quería un tema de conversación — dijo mientras hacías señas de rendición.
—Yo no quiero conversar.
—¿Cuándo vas a aceptar mi invitación?
—Ya le dije que nunca Señor Thompson, usted es mi jefe y no estaría bien que nos vieran juntos.
—Técnicamente, no soy tu jefe — dijo con una sonrisa traviesa.
—Claro que si eres el jefe de mi jefe – le responde con molestia.
—Entonces te puedo llevar a casa, para conversar un poco — dijo mientras se detenía frente a mi edificio.
—No quiero tener nada que ver con usted. No quiero hablarle, no quiero una salida y ni siquiera quiero tenerlo cerca, así qué gracias por traerme, pero esta será la única y última vez— dije mientras me iba bajando del carro, Augusto acelero y se perdió en la calle.
La siguiente semana paso y Augusto iba una que otra vez a ver cómo iba el trabajo. Ben iba mejorando con el tratamiento y Celi y yo cada día teníamos más esperanza.
—Creo que si seguimos con el tratamiento su mejoría será mucho mejor — dijo el médico mientras nos entrabamos en su consultorio.
—Gracias doctor, pero nuestro dinero se está agotando y no nos podemos endeudar más — dijo Celi con tristeza.
—No se preocupe doctor, vamos a continuar con el tratamiento — dije mientras íbamos saliendo del consultorio.
—¿Cómo vamos a hacer eso Bels? — dijo ella desesperada llorando.
—Algo nos inventaremos Celi, puedo intentar conseguir otro contrato, reducir nuestros gastos al mínimo, cualquier cosa — dije mientras la consolaba.
—Gracias Bels, tú fuiste el ángel que dejo Eric en la tierra para que cuidara de nuestro hijo, sin ti no sabría qué hacer — nos fundimos en un abrazo plagado de tristeza y desesperación.
La semana transcurrió entre trabajos, intentar conseguir otro crédito que nos denegaban tanto Celi como a mí. Entregue mi apartamento para poder tener un ingreso extra, pero por más de que hacíamos el dinero no nos alcanzaba, ya estábamos desesperadas identificando diferentes posibilidades de conseguir ese dinero, yo no sabía qué hacer, pero de algo estaba segura Ben recibiría su tratamiento y yo me conseguiría ese dinero costara lo que costara.
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