Capítulo 6

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Llegamos a una pista de aterrizaje, hay un avión privado listo para ser abordado. En cuanto las camionetas se detuvieron se acercaron un grupo de hombres por las valijas, Guillermo me alzó otra vez y subimos al avión, me acompañó al baño para poder cambiarme de ropa, cuando salí me está esperando en la puerta, me tomó de la mano y nos sentamos frente a Cecilia y Ailina, esta última con su bebé en los brazos.
Samuel y Analía está al lado de Guillermo y Roberto atrás con sus hombres de confianza.
-Pregunta, sin miedo, lo que te está dando vuelta en esa cabecita. -¿Por dónde comenzar? Apoyo mi cabeza en su hombro y en un susurro hago la primera pregunta.
-¿Qué sucederá con los demás guardias?
-Había otro avión listo para todos ellos, me sorprende que pienses en ellos.
-¿Y la casa? Digo seguro que con las prisas algún documento o alguna pista...
-Solo encontrarán una montaña de ladrillos.
-No entiendo...
-Samuel hizo que volará toda la casa.
-¿A dónde vamos?
-A casa.
-¿Pero...?
-Esa propiedad le pertenece a la familia de Michelle, si estuvimos hospedados ahí fue por mi hermano, por eso pudieron delatarnos.
-¿Qué sucederá con Ailina?
-La llevaremos con el padre de su hijo y luego nos iremos a casa.
-¿Dónde es?
-Italia.
-Pero tu acento...
-No somos italianos, vivimos allí porque gran parte de nuestros negocios están allí.

En cuanto despegamos, Guillermo me sentó en sus piernas, es muy dulce y atento, además de cariñoso. Está atento al horario de mis medicamentos.
Cierro los ojos y apoyo mi cabeza en su pecho, tengo muchas dudas, o en realidad certezas que generan otras preguntas. Realmente no sé qué pensar.
-¿Qué te preocupa?
-La fiscal tiene en su poder fotos de mi paseando por el jardín, ¿cómo la consiguió? Debe haber un infiltrado y...
-Si hay un infiltrado y lo tenemos localizado, mi padre y Samuel ya se hicieron cargo, cuando nos acusaste de traidores y explicaste tus motivos investigaron hasta dar con él.
-¿Tan pronto?
-Teníamos sospechas, que atraparán a mi hermano solo fue una traición.
-Lo siento, fue injusto de mi parte acusarlos.
-Cariño estabas en todo tu derecho.

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Al fin llegamos a Italia, según lo que me dijo Analía es que vamos camino a la nueva casa de Ailina. Ella está muy feliz y ansiosa por llegar. Yo solo necesito una cama, trato de no advertir el dolor que tengo, los calmante no me hacen efecto, lo que realmente necesito es reposo.
En la puerta de una gran mansión nos espera un hombre que en cuanto frenaron las camionetas fue al encuentro de Ailina y su hijo.
Es un hombre alto, da mucho miedo pero su mirada se transforma cuando ve a Ailina y al bebé, es visible cuanto se quieren.
Luego de las presentaciones, Guillermo y Analía me acompañaron al dormitorio, me cambió la venda y me hizo las curaciones, su cuñada lo asiste. Una vez que terminó le dice a Analía.
-¿Puedes quedarte hasta que yo regrese? Debo informarme cómo está la situación.
-Ve tranquilo, yo me quedo.
-Gracias, cariño enseguida regreso. -Me da un beso y se marcha.
-Me alegra verlo feliz, no sabes cómo se puso... enfureció cuando te detuvieron, ni mencionar cuando te hirieron estuvo a punto de ir al hospital, tuve que mandar a un hombre que te vigilara y estuvo a punto de volverse loco cuando nos informó que te volvían a operar y tu estado era reservado. En cuanto nos avisaron que estaba algo mejor tuve que idear el plan lo más rápido que pude, y rogar que saliera todo bien.
-Gracias, ustedes nunca me abandonaron. -Me duele pensar que mi familia me dió la espalda.
-Te lo dije, somos una familia muy unida y nos queremos y apoyamos unos a otros.
-Al final ustedes si tienen códigos.
-Y tu también, tuviste la oportunidad de denunciarnos dos veces y no lo hiciste, ¿por qué?
-Aunque no era conciente o mejor dicho no quería serlo, ya estaba enamorada de Guillermo y ustedes forman parte de mi vida.
-Ahora descansa que lo necesitas.
-¿Puedo hacerte la última pregunta? -Asiente. -¿Es muy complicada la situación con la policía?
-Ellos ya no son un problema, quién si puede ser un problema es Ágata y su gente, quieren venganza y harán hasta lo imposible para lograrlo.
-¿Por qué? ¿Qué pasó en el hospital?
-Este conflicto comienza antes de lo sucedido en el hospital.
-¿Puedes contarme algo?
-Ailina se enamoró o pensó que se había enamorado, de un hombre que cambió mucho, luego del casamiento, tanto que decidió no embarazarse, vivió un infierno hasta que decidió contarnos lo que era su vida, Samuel y Guillermo fueron a buscarla e hicieron que firmarán el divorcio, provocando la sed de venganza de su ex, que aumento cuando en menos de dos años comenzó una relación con Leonardo y quedó embarazada. Cómo venganza intentó secuestrar al niño, lo que no contaba era que nosotros sabíamos sus planes, Samuel y yo lo esperamos con un grupo de nuestros hombres, teníamos rodeado todo el hospital y Guillermo con otro grupo adentro, en el enfrentamiento Guillermo lo mató, por eso Ágata intentó matarte para vengar la muerte de su hermano.
-Ella debe tener infiltrado en ambos bandos, es decir el de Leonardo y el nuestro.
-Me encanta que te integres. -Miramos hacia la puerta está Guillermo y Samuel sonrientes.
-¿Qué novedades hay? -Preguntó Analía.
-Ailina se casa la próxima semana, y que Ágata perdió el poder en su banda pero no la sed de venganza. -Explica Guillermo.
-¿Qué es lo que les preocupa? -Pregunta nuevamente Analía.
-Que ya sabe dónde estamos. -Responde Samuel.
-Es lo que se temía Mariana, pero¿quién será el traidor?
-O los traidores. -Digo.
-Es una posibilidad. -Concuerda Samuel.
-Por lo pronto debemos descansar y luego nos ocuparemos de descubrir al o a los traidores. -Dice Guillermo.
-Vamos cariño, que mi hermano a sido directo con el pedido.
Al salir cerraron la puerta, Guillermo se desvistió y se fue a bañar media hora después sale vestido con la parte de abajo del pijama, se acostó a mi lado, me abrazó y yo a él.
-Te extrañé.
-¿Discutir conmigo? ¿o quizás vigilarme y estropear mis escapadas? ¿o permitir que me muerda un perro?
-Todo menos lo del perro... Te debo una disculpa por lo del perro...
-¿Por qué lo hiciste?
-No soportaba la idea de que quisieras alejarte de mi.
-Por ser terca y no querer reconocer mis sentimientos es que todo se complicó.
-Pero ya estás aquí conmigo.
-Dime el día que nos encontramos en el hospital, ¿me seguiste?
-Yo no, pero si uno de mis hombres que vio que la policía también te seguía.
-¿Por qué?
-Ya no importa... ¿Sabes? Siempre estabas en mis pensamientos.
-¿No me digas que extrañaste a tu grano en el culo?
-Y mucho. -Me besó y nos dormimos de inmediato.

La kinesiología de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora