-La encontramos. -Encendió el auto y aceleró a toda velocidad, no soy conciente de cuanto demoramos llegar a mi nuevo destino. Sinceramente ya no me preocupa lo que me sucederá, solo quiero que pase pronto y termine todo esto de una vez por todas, así dejo sentir tanto dolor.
Todo el camino lo hicimos en silencio, de pronto frena, si no fuera por el policía que está a mi lado que me sujetó hubiera pasado de largo y el policía que condujo me abrió la puerta, yo levanto la cabeza y ese movimiento me provocó un dolor muy fuerte en la herida, respiro profundo, miro hacia mi abdomen veo que el uniforme lo tengo manchado de sangre, al ver mi condición me baja.
-No debiste obligarla a que estuviera en esa posición todo el camino.
-Como no se quejaba pensé que estaba bien.
Estoy parada frente a uno de los policías, siento mareo y estoy a punto de caer cuando de atrás me sujetó el otro, como no tengo fuerza en mis piernas me toma en sus brazos.
-La veo muy débil. -Dice quién me lleva.
-Está muy pálida, a lo mejor si es verdad que estuvo grave. -Su tono de voz noto un cierto grado de preocupación.
-Si lo está, a mi me tocó vigilarla, todo este tiempo.
Entran al interior de un lugar, lo sé por el cambio de temperatura, tengo los ojos cerrados, no hay ruido que me indique dónde estoy, y no los abro porque no tengo fuerzas para enfrentar lo que se aproxima, sube unas escaleras y me acuesta en una cama, de inmediato se separa cuando siento una voz conocida para mí, a pesar que se siente un tono de mucha preocupación, puedo reconocerla en cualquier parte.
-¡Por Dios! Traigan todo lo que pedí, ahora. -Abro los ojos y confirmo que no estoy alucinando es Guillermo.
-Guillermo. -Digo llorando de la emoción.
-Tranquila ya estás a salvo, nos facilitaste las cosas activando la alarma, se te da muy bien escapar. -Me da un beso en la frente.
Entra Analía y Cecilia y la última dice.
-Voy a llamar...
-A nadie, yo la voy atender. -Dijo Guillermo.
-No es lo conveniente, estás muy alterado. -Dice Analía.
-Nadie mejor que yo la atendería.
Y así fue, me colocó el suero con calmante y una transfusión, al sentirme protegida me quedé dormida con la imagen de Guillermo rompiendo el vendaje.🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹
Me desperté y miré a mi alrededor estoy en la habitación que ocupé mientras estuve secuestrada. No sé cuánto tiempo he dormido pero me siento mucho mejor. Vuelvo a despertar en esta habitación traída obligada pero esta vez no quiero escapar.
Vuelvo a la realidad cuando se abre la puerta, entra Guillermo seguido de Analía y Samuel.
-Buenos días. -Saludan los tres.
-Buenos días.
-¿Cómo te sientes? -Pregunta Analía.
-Me sigue doliendo, estoy algo mareada y me siento muy débil.
-Es normal pero te recuperarás pronto. -Esta vez habló Samuel. En un costado, no muy lejos de mi, está Guillermo.
-Quiero darle las gracias...
-¿Por qué no llamaste al contacto que te dió Analía? -Me recriminó Guillermo.
-No es el momento de reproches. -Dijo Analia.
-No sé, me desperté esposada, y todo empeoró cuando me enteré de lo que me acusaban, tenía mucho miedo al ver que todos me dieron la espalda, me dejaron todos sola...
-Todos no. -Dijo cortante Guillermo.
-No, pero si todos los que consideraba familia y amigos... -Hice una pausa respiré profundo para no llorar. -Además hacía minutos que me había escapado, el dolor no me dejaba pensar con claridad, no recordaba el número y a mi casa no podía regresar para buscar la tarjeta.
-Lo importante es que estás bien y con nosotros nuevamente. -Dice Samuel.
-¿Por qué me traicionaron...?
-¿Qué dices? -Indaga ofendido Roberto, miro y veo que también está Cecilia.
-La fiscal tiene fotos mía paseando por el jardín, además me hirieron...
-Nada tenemos que ver con eso. -Afirma Samuel.
-Pero quien me hirió dijo... -Recordé que habían intentado robar el hijo de Guillermo. -¿Y el niño? el policía me dijo que intentaron secuestrarlo.
-Está con su madre, ¿quién te hirió? ¿qué te dijo? -Indagó Guillermo.
-Era una mujer, pero lo único que recuerdo que me dijo que era una venganza por la muerte de su hermano o algo así. -Roberto y Samuel se fueron rápido y detrás Cecilia y Analía. Sus expresiones no me gustaron nada.
-¿Qué sucede?
-Tranquila, no tienes porque preocuparte?
-¿Cómo que no? mi familia y amigos me dieron la espalda, estoy sola y no tengo adónde ir y para colmo soy una prófuga de la justicia. -Digo al borde de la lágrima.
-Te quedarás a vivir aquí y... -Entra la mujer con el niño.
-Permiso, me alegra que estés bien, así me puedes devolver a mi hermano que ha consentido tanto a mi hijo que solo se duerme con él. -Lo miro rápido a Guillermo, desconcertada. -Soy Ailina.
-Mariana, mucho gusto. -Sentí un gran alivio saber que no es la esposa.
-Por fin conozco a la mujer que se atrevió escapar de mi hermano. En estos meses me enteré de muchas cosas que hiciste y la verdad que eres de admirar.
-Gracias.
-Ailina puedes llevarte al niño yo voy enseguida.
-Ya en algo estoy de acuerdo contigo que a veces se convierte en un grano en el culo.
-¿Quién te lo contó? -Pregunto Guillermo.
-Papá, no sabes lo que se ríe cada vez que lo recuerda. Ella ríe y yo también aunque no por mucho tiempo ya que el dolor me quitó la risa.
-¡Mierda! Que dolor insoportable. Disculpa es que...
-Tranquila ya tendremos tiempo de criticar a mi hermano... -Lo mira le sonríe y dice. -Quiero decir que ya tendremos tiempo para conocernos. -Sé despide y se va.
Recuerdo la información que me dió el policía antes de arrestarme y pregunto.
-¿El padre de tu sobrino es el que murió?
-No, el que murió es Michelle, ex marido de mi hermana.
-¿Y el padre del niño?
-Ella y Leonardo, el líder del bando enemigo de su ex marido comenzaron una relación y quedó embarazada cuando Michelle se enteró, intentó matarla pero Leonardo logro protegerla y nos avisó y fue mi madre a buscarla, aunque mi hermana no quería separarse de Leonardo, mi madre logró traerla pero ese infeliz tenía pensado robarle el bebé y lo intentó pero tenemos infiltrado que nos avisaron y pudimos impedirlo. -Se sienta en la cama a mi lado, me acaricia la mejilla. -Lo que no pude fue protégerte.
-¿Por qué me atacaron? ¿Cómo me conocían?
-Todos conocemos a las señoras de los líderes.
-Aaah ahora entien... ¿Qué?
-Que dejé bien claro que eres mi mujer, cuando maté a Raúl.
-¿Mataste a... ¿Y cuándo lo decidiste?
-Cuando te vi dormida en el suelo de tu casa, lo confirme cuando te negaste atender a mi hermano sin importar las consecuencias que eso podría tener y lo sentencie con tus intentos de escapes.
-Eso significa... -No sigo, porque puedo estar interpretando mal sus palabras, tengo muy presente que no quería dejarme ir porque pensaba que los iba a denunciar.
-Eso significa que estoy enamorado.
-Pero tu dijiste que no quería dejarme ir porque los podía identificar.
-No es de muy buena educación oír conversaciones ajenas.
-Tampoco lo es ir secuestrando. -Sonrie y me besa, y yo me dejó llevar por lo que me hace sentir este beso y respondo con mucho gusto, lo abrazo.
-Perdón... señor.
-¡¿Qué quieres?!
-El señor Roberto me manda avisarle que atraparon a toda la gente de Michelle Parker y según el informante que tenemos en la policía, nos delató la hermana y en este momento están armando dos grandes operativo, uno viene hacia aquí y el otro buscando a la señorita Ágata. No sé sabe cómo lo hizo, pero se escapó.
-¡Mierda! -Sé levanta y va al vestidor toma unas valijas y dice. -Dile a Samuel que busque las mías.
-Ya lo hizo señor.
-Muy bien, cariño sé que no estás en condiciones de viajar pero no nos queda de otra.
Toma un bolso grande y guarda un pantalón, un buzo, unas zapatillas y todo mis medicamento, vendaje y todo lo que necesita para hacer las curaciones. Se lo entrega al guardia y le dice.
-Este bolso debe ir con nosotros. -Con rapidez pero con cuidado me sacó los sueros. Luego me levanta con cuidado y me cubre con una manta fina y me lleva en sus brazos, vamos bajando las escaleras cuando escuchamos.
-¿Ya está todo listo? -Pregunta Roberto. -No quiero errores, ¿entendido?
-Si, señor.
-Ya estamos aquí. -Toda la familia reunida se gira y nos mira.
-Hija quiero hacerte una pregunta. -Sé dirige a mi Roberto.
-Lo escucho. -Respondo, siento que está nervioso Guillermo, se ha puesto tenso.
-¿Quieres venir con nosotros, es decir, quieres formar parte de esta familia?
-Si, ustedes fueron los únicos que no me dejaron sola, pero más que por eso me temo que no tengo más opciones... porque me enamoré de su hijo. -Todos sonrieron. Guillermo me besa, es a pena un beso corto pero con una promesa implícita, nos separamos y apoyo mi cabeza en su hombro.
-Bienvenida a la familia. -Dice Cecilia.
-Gracias.
-Bueno, no perdamos el tiempo, debemos irnos ya. -Dice Samuel.
Al salir de la casa hay dos camionetas con las puertas abiertas, en una se suben Cecilia, Roberto y Ailina con su hijo, en la otra Samuel, Analia, Guillermo y yo.
De inmediato nos alejamos de la propiedad, Guillermo no me deja de abrazar y la verdad que nunca me sentí tan bien como hasta ahora.
Mi vida dió un giro de 180 grado, de tener una vida tranquila, un trabajo ideal, y una familia amorosa, bueno esto último fue un espejismo que he creado en mi cabeza, de un momento a otro me secuestraron, me enamoré, me liberaron, me acusaron de formar parte de la mafia, soy prófuga de la justicia, y me convertí en "la kinesióloga de la Mafia", cómo me llaman la prensa.
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La kinesiología de la Mafia
ContoMariana es una profesional muy dedicada, vive sola y tiene una vida común, pero un paciente cambiará su vida. Será secuestrada por la mafia y aprenderá una gran lesión que la lealtad puede venir de la persona que menos se imagina.