Dame todo -SAGA HEREDEROS 5- BORRADOR

Sophie 1

Las cosas más bonitas de una persona nunca son físicas.
Por los buenos besos, los buenos abrazos y, las buenas compañías.

Con mucho amor, lo que una vez dimos tanto, y que a la vez; no fue suficiente.

K. L. NAVA.

Que ésta historia, sea la que revele los secretos de la familia Gray Turner.
¿Quién es el heredero de ésta historia?

Sophie
1

La alarma suena y no han pasado dos segundos cuando el cuerpo de Maxi sube a la cama y empieza a lamerme la cara. Ya estaba jodidamente acostumbrado a esto.

— Buenos días para ti también — le digo a mi perro.

Maxi salta por toda la cama emocionado porque me desperté por fin, y baja de la cama en cuanto yo me pongo de pie.

La noche de ayer... fue un jodido desastre. Las citas a ciegas definitivamente no son lo mío. Y por más que Sharlotthe trate de encontrarme a mí media naranja. No creo que vaya a conseguirla en una cita a ciegas.

La chica prácticamente me dijo que podíamos ir a Las Vegas y casarnos ya. Estuvo babeandome el rostro la mayor parte de la noche buscando un beso.

Definitivamente, las citas a ciegas, no funcionan. Y prefiero la abstinencia sexual.

Maxi desaparece por la puerta abierta y yo me voy hasta el baño, para lavarme la cara y los dientes.

En cuanto salgo con las botas de correr, y camino através del pasillo hasta la sala de estar, veo a Maxi con mi gorra de béisbol en la boca, su correa en el piso.

Tomo unos cuantos billetes y los guardo en el bolsillo de mi pantalón de correr, tomo la gorra de su boca y me la pongo sobre la cabeza.

— Hoy te pondremos el arnés — le digo, el ladra con la lengua afuera y espera pacientemente que yo tome el arnés del armario y se lo ponga.

Salimos del ascensor y él empieza a trotar por el vestíbulo hasta que salimos del edificio en dirección al parque.

Dejo que vaya adelante siempre, no me gusta ponerle la correa porque el ritmo de el es distinto al mío. Por eso corremos juntos, pero no atados.

Lo adopté cuando tenía dos meses, pude entrenarlo como quería hacerlo, y ya de eso han pasado dos años.

Llegamos al parque y el audífono de mi teléfono me anuncia que tengo una llamada de Sharlotthe, mi hermana pequeña.

Aprieto el botón, preparándome psicologícamente para su voz.

— Hola, Shar — Digo entre dientes.
— Supuse que estabas trotando, así que cuéntame cómo te fue con mi chica anoche.

Sharlotthe lleva poniéndome pareja desde hace semanas.

Citas a ciegas todos los viernes, y con ninguna compagino, como antes dije.

— La de anoche fue horrible — murmuro — De verdad agradezco mucho todo lo que estás haciendo, pero Maxi es incluso mejor compañía.
— Maximiliam, por favor — dice ella en tono suplicante.

Odio mi nombre completo.

— Shar, tengo treinta y siete, ya es como que muy tarde para estar en citas a ciegas.
— No digas eso porque recuerda que somos contemporáneos y no quiero recordar cuán vieja estoy — exclama ella cortándome — Además, te juro que esta chica si será disti...