Sophie 2

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Despierto por Maxi, éste se sube a la cama a primera hora de la mañana, ladrando con fervor, despertándome para ir al parque. Cree que podremos conseguir a Sophie el día de hoy.

Me doy una ducha y me pongo mi ropa de correr, hoy Maxi va solo por el parque.

La noche de ayer Sophie y yo hemos conectado. Habíamos quedado que nos veríamos nuevamente para cenar. Pero haría todo lo posible por conseguirmela todos los días. Anhelaba poder compartir mi tiempo con ella. Además, soy muy malo pidiendo citas. En cualquier momento le pediría que se mudase conmigo. No quería tenerla lejos, y definitivamente no la cortejearia como un adolescente. Tomaría cualquier momento en el que ella estuviera complaciente y la haría mía. De ahí, no habría vuelta atras.

Mis audífonos me anuncian una llamada de mi madre, así que contesto.

— Si tu madre está muerta, tú no lo sabrías, porque ni siquiera la llamas — Su fingida voz de sufrimiento hace que yo ría.
— Mamá, estaba por llamarte casualmente — le digo, con una sonrisa en la cara.

La escucho bufar.

— ¡Já! — vocifera, ruidosa — ¿Cómo está mi príncipe?
— Estoy trotando en el parque — le digo, pero ella empieza a cortarme.
— ¡No hablo de ti, hablo de Maxi! — dice, yo me quedo callado, sopesando sus palabras — ¡Es mentira!

Bufo, mi mamá es la persona menos divertida.

— ¿Cómo está papá? —pregunto.
— Bien, llegamos a Murmansk hace unos días, pensé que quizás querrías venir con Soph.
— ¿Y quién te contó de Soph? — Le pregunto, pero realmente sé la respuesta.
— ¡Shar! — canturrea — ¿Entonces le dirás a Soph que venga?
— No lo sé, mamá. Ella y yo...
— Muero por conocerla, y Yaroslav también muere por conocerla. Así que es mejor que compres un rico desayuno, se lo lleves en éste preciso instante y la invites a montarse a un avión contigo durante cuatro días, aunque si se prolonga no hay ningún problema.
— En realidad, estaba por llamar a Faith. Necesito un abogado para divorciarla.
— ¡Maximiliam! — exclama horrorizada — ¡Ella tiene que tomar la decisión!
— Ella tomó la decisión, mamá. Solo que firmó un acuerdo prenupcial y él ahora quiere apoderarse de la mitad de sus bienes — Maxi se aparta de la línea y se desvía, obligándome a ir con él.
— Pues en ése caso.. ¡Divorciala!

Rio con ella y mi corazón se acelera cuando veo a Soph sentada en el césped con con cuaderno de dibujo y ahora a Maxi encima de ella.

— Tengo que irme — le digo — Te amo, saludo a papá.
— ¡Por supuesto! Te amo cariño.

En cuanto me siento en el césped a su lado, ella sonríe.

— Estás espiándome, por lo que presiento — murmura.
— No, son solo coincidencias.
— Pues me alegro entonces que sean solo coincidencias — dice ahora, escondiendo su cuaderno.

Maxi se sube sobre su regazo, buscando atención, a lo que ella le responde acariciándolo.

— Maxi... — Susurra feliz.
— ¿Desayunaste? — le pregunto, ella niega.
— Quedé en verme con Aby aquí, pero me llamó y me dijo que se iba a retrasar.
— ¿Qué tal si compro desayuno y comemos aquí? — Ella se encoge de hombros.
— No lo sé... no quiero importunarte. No sé si eres casado... o tienes hijos...
— Tengo un bebé no tan bebé que se llama Maxi y está en tu regazo — Le adelanto — No estoy casado, no tengo novia, vivo al cruzar el parque y me gusta ser derribado por una linda pelirroja.

Ella se sonroja, negando con la cabeza.

— ¿Cuántos años tienes? — inquiere, sin dejar de acariciar a Maxi.
— Treinta y siete — Respondo, ella asiente, suspirando.
— Me gusta desayunar sándwich de pavo y mucho queso cheddar — Murmura.
— Maxi, te quedas para cuidar a Soph.

Dame todo -SAGA HEREDEROS 5- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora