Sophie 4

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— Ésto... — murmura Sharlotthe — Ustedes dos están muy extraños — dice ella en voz baja.

Miro a Sophie que ni siquiera se mueve, avergonzada.

Estamos acostados en el sofá nuevamente.

— Estamos bien — miento.

Sophie está roja de la vergüenza. Sharlotthe entró sin previo aviso. Y yo estoy desnudo de la cintura para abajo, bajo las sábanas y Sophie también.

Sharlotthe se enconge de hombros, y se sienta en el sofá. Le quita el silencio a la TV y me da una mirada inquisitiva.

— ¿Sabes? Estás... más relajado.

Ya no tengo las bolas a reventar. Yo asiento, aclarándome la garganta ¿Cómo le explico que si me muevo mis calzoncillos caerán en el piso? ¿Cómo le explico que solo nos estamos frotando como unos adolescentes?

— ¿Y tú, Soph? — Pregunta, absorta a lo que sucede entre nuestros sexos — ¿Cómo te has sentido?
— Me he sentido... bien — Murmura ella, moviéndose un poco.

Maxi aparece y olfateando, consigue mis calzoncillos en el borde del sofá y los jala, sacándolos y dejándolos en el piso. Se acuesta sobre ellos.

Sharlotthe está pálida.

Mira nuestros cuerpos con recelo.

— ¿Están teniendo sexo?

Sophie se tapa la cara con la sábana y yo bufo, porque en el transcurso, levanta la sábana y mi culo queda al descubierto.

— ¡OH POR DIOS, QUE ASQUEROSOS SON! — Exclama Shar, poniéndose de pie.

Sale pitando del apartamento y mis manos van nuevamente a su centro.

— ¡Max, yo creo que no... ah!

Meto mi dedo lentamente y ella gime otra vez.

— Dios, tus dedos son la gloria — Susurra, arqueando su cuerpo.

Mi boca va instantáneamente a su seno.

Lo rodeo con mi lengua y gimo cuando aprieta dos de mis dedos ahora.

— Necesito... — susurra, moviendo las caderas.
— No podemos — Trato de aclarar mis ideas.

Ella está a punto.

Su mano se desliza por mi pecho y en cuanto llega a mi miembro, se lo pone en la rendija.

— Por favor... necesito llegar al orgasmo.

Mi boca cubre su seno otra vez, mientras una mano cubre su otro seno, y la otra, agarra mi pene para no penetrarla.

Sophie gime otra vez, moviendo las caderas. Siento la humedad empapando mi prepucio. Incluso siento cómo su interior se prepara para recibirme.

— Solo la punta — Susurra — Solo la punta

Empujo el prepucio, y llevo mis dedos a su clítoris. James me dijo que podíamos tener sexo ahora que Sophie ya no tomaba antibióticos.

Siento que su interior me abraza, incitándome a que la penetre entera.

Es un maldito placer tenerla gimiendo, y empapada justo en mis brazos.

Ella mueve las caderas, buscando fricción

Y se la doy, balanceándome. En el transcurso mi pene se hincha y ella gime.

No sé cómo, pero se las arregló para quedar bajo mi cuerpo, y con mi miembro enterrado en su interior.

Mis dientes se hunden en su hombro para cuando siento sus piernas rodeando mis caderas y empujándome a penetrarla mucho más.

Dame todo -SAGA HEREDEROS 5- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora