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El fin de semana había pasado muy rápido para todos, el domingo la mayoría se la pasó durmiendo por la resaca pero ya era lunes y debían ir a la escuela.
Shino faltó a su primer hora de clases debido a sus padres tenían una clínica psicológica y esa mañana su padre le había pedido ayuda debido a que su madre había salido de viaje.
Shino hacia este tipo de trabajo de ves cuando cada vez que su madre salía de viaje y así ganaba unos cuantos billetes.
Esa mañana habían hecho un círculo en un salón con algunos pacientes...
[....]
Sonaron algunos aplausos después de la confesión de un paciente pues la reunión ya iba a la mitad, entonces después eso el padre de Shino le felicitó
— buen trabajo Cassandra, vamos a extrañarte, ¿Cierto?
— gracias a todos —respondió la chica con una sonrisa—
—muy bien, ¿Quien sigue? —miró a Shino quien tenía una libre con los nombres—
Shino: Maddison —respondió mirando a todos—
— muy bien, Madison, ¿podemos felicitarte? —dijo el señor Aburame—
Mad: no, no estoy contento —negó con la cabeza un tanto ansioso— tú —miró a otro paciente— me estás mirando.
— nadie te está mirando Maddison ¿No es cierto?
— no... No... —respondió el resto del grupo—
— ¿que te está molestando, Maddison?
El hombre torció los labios, se notaba algo incómodo y enojado ya que le costaba responder
Mad: sigo repitiendome que quizás estoy un poco hipersensible y.... Está empezando a funcionar. No oigo más voces que me digan "ba, ba, ba, ba, ba" ya no me susurran...y entonces...—tartamudeó— y entonces...
—déjalo salir Maddison.
Shino: estamos contigo —añadió—
Mad: bien, es un negocio totalmente directo y honesto. —dijo mirándolos a todos— este muchacho me pide que le fíe y yo... "confío" ¿Si?
—bien hecho, Maddison. —sonrió y el grupo empezó a aplaudir haciendo que Más sonría para después volver a ponerse serio—
Mad: lo único que pido es una devolución dentro del periodo estipulado, así le doy lo que quiere.
Shino: ¿Que quería? —preguntó con cierta intriga—
Mad: bienes y servicios...¡ese maldito desgraciado! —bufó rechinando los dientes— ¡Pequeño maldito embaucador!... El cree...—afirmó sacando la tarjeta de estudiante del Hyuga— que puede salirse con la suya y no pagarme.
