Celo

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Omegaverse



























Conway estaba muy jodido.

Lo supo desde que su subordinado entró a su oficina con cara agria, con su mano en el abdomen y desprendiendo un particular olor. De su frente caía sudor y sus rubios cabellos se pegaban sobre su frente en un intento de calmar un intenso dolor en su vientre que lentamente se convertiría en ansias por tener a alguien dentro de él.

Sabía que estas situaciones ocurrían, pero jamás se había visto envuelto en una donde tenga frente a él a un omega sufriendo principios de celo. Tampoco podía hacer mucho cuando sabía que aquel chico tenía pareja, persona que en esos momentos estaba arriesgando su vida en un robo a varios kilómetros distantes de ellos.

Pero Gustabo se veía desesperado y la primera persona en la que pensó no fue en su pareja, sino en Jack Conway. Desde tiempo atrás, venía persiguiendo el aroma demandante del superintendente de Los Santos. Ese hombre que con su simple voz lo hacía jadear y que con su mirada filosa le ordenaba inclinarse ante él.

El pelinegro se levantó rápidamente cuando Gustabo lanzó un gemido de dolor antes de llegar al escritorio para poder apoyarse. Sus brazos ayudaron al joven a no caer y rápidamente se incorporó para poder decirle lo primero que su cerebro procesó:

—Tienes que ir al hospital —Gustabó lo miró con el ceño fruncido mientras su cuerpo se adormecía cada vez más.

—No necesito un jodido hospital, sólo quiero ir a casa, ¡rápido!

Era sabido que ese estado alertaba a todo alfa sediento. Conway era uno de ellos, pero Gustabo sabía que no le haría nada sin su consentimiento a pesar de encontrarse tan vulnerable y esparciendo feromonas que se impregnaban en cada parte de la oficina y en cada parte de sus cuerpos.

Conway asintió y tomó fuerza de voluntad para levantar al chico, salir de la oficina y adentrarse por el lado trasero de comisaría para salir sin que nadie los viera. Si Greco se llegaba a enterar que su pareja estaba siendo cargado por otro alfa, la gran revuelta que se armaría terminaría en un asesinato a sangre fría, pues ambos alfas eran la descripción de locura.

Gustabo estaba más que seguro en los brazos de ese hombre, le dolía saber que Greco ya se desvanecía para él y que Conway comenzaba a ocupar un gran lugar en su vida. Estaba cansado de sólo discutir y de los rotundos ataques de celos que recibía. Greco solía ser demasiado violento y temía que un día de esos sienta el dolor por un golpe propiciado por la persona que una vez dijo amar.

Ya no se sentía seguro con él y odiaba recordar que cada noche regresaría y le gritaría. Gustabo siempre había sido alguien muy independiente y le gustaba ganarse la vida y los títulos necesarios para sobresalir en ese mundo de jerarquías, pero parecía que su propia pareja era incapaz de apoyarlo en algo tan simple. Y por eso, al subirse al patrulla, pensó muy bien en controlarse y ponerle fin a aquella relación de la mejor manera posible, pero su cuerpo estaba gritando atención y Conway no tardaría en cegarse y tirarse sobre aquel omega.

Pero no lo hizo. En su lugar condució hasta casa de Gustabo con la mandíbula tiesa por escuchar pequeños gemidos y distinguir de reojo el cuerpo contrario restregándose sobre el asiento. Chasqueó la lengua y maldijo la hora en la que Gustabo recurrió a él, pero la idea de alguien más poniéndole las manos encima le hacía enfadar.

SINNERS || INTENABO +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora