Omegaverse
Era viernes por la noche y Gustabo esperaba impaciente con los dedos chocando contra la mesa de su departamento que Volkov terminase de alistarse para la fiesta de fin de año. Le asqueaba la idea de ir a un lugar repleto de alfas que no dudarían en alertar sus feromonas para joderle la vida, pero Gustabo tenía una idea y estaba dispuesto a llevarla a cabo después de que su pareja lo haya dejado en ridículo frente a toda la malla después de una operación.
Aquel día fue humillado por ese estúpido alfa que decía ser su novio. Estaba harto de ser la segunda opción entre su trabajo y de que sólo lo busque para follarlo y que una vez a la semana le recuerde que era algo más que su compañero sexual. A pesar de a él no gustarle las muestras de cariño, demandaba que Volkov lo vea más que un trozo de carne, pero aquel viejo amargado se negaba a hacerlo frente a sus demás subordinados. Era como si se avergonzase de él.
Gustabo era un hijo de puta, y si Víctor veía todo aquello como un juego de satisfacción sexual, él también lo haría y con la persona que más le dolería. Jack Conway.
Llegaron al lugar, el mayor vistiendo un elegante traje de etiqueta y el menor con unos jeans lo suficientemente ajustados para dejar a la vista el perfecto y gordo trasero que Volkov se comía cuando se le salía de los huevos. La piel blanca de sus brazos y cuello se veían perfectamente y hacían contraste con la camisa blanca y los aretes color plata que atravesaban sus orejas, labio inferior y lengua.
También, sus tatuajes estaban a la vista, la tinta negra y roja resaltaba entre todos los colores dándole una apariencia masculina y sensual a la vez. Sus perfectos ojos azules se pasearon por el lugar cuando entraron, Volkov lo tomó de la cintura mordiéndose los labios cuando los demás oficiales lo miraron con una sonrisa lujuriosa. El rubio los miraba de vuelta lanzando un perfecto guiño cuando uno le sonreía.
Mordió su labio inferior a la par que divisaba a Greco a la lejanía que lo comía con la mirada. Pero él quería al superintendente de cabellos perfectamente peinados hacia atrás. Gustabo era un omega precioso entre alfas que envidiaban su fuerza y valentía, aquel chico que jerárquica y socialmente era menos que ellos, en el trabajo resaltaba y dejaba en claro que su belleza era igual que su inteligencia y astucia. No por nada todos deseaban enterrar su polla en él y marcarlo para tener una increíble descendencia.
—¿Tomaste tus inhibidores? —Volkov se acercó a su oreja. Quería asegurarse que su lindo chico no tenga ningún problema aunque sabía que nadie se atrevería a ponerle las manos encima. Gustabo lo miró pícaro y asintió. —Iré con el jefe del CNI, tal vez esté por un largo rato ahí. Pórtate bien.
El rubio lo miró por lo hombros y tomó una copa de champagne de la barra al lado suyo. Aquel lugar era el bar más elegante de la ciudad, si no fuera por el poco alcohol con soda que tomaba y por el apuesto hombre que se coló a su lado, aquella fiesta sería su aburrimiento total.
Miró a Conway sentarse al lado suyo y pedir una copa de whisky mientras se secaba el sudor de su frente. Se levantó de su lugar y se acercó a él posando una mano detrás de sus hombros pegándose peligrosamente a su cuerpo. El pelinegro se sobresaltó y lanzó una risa nerviosa cuando supo que sólo se trataba del travieso omega de su compañero.
—Gustabo... —Habló sin mirarlo. Sentía su cuerpo tan cerca y el olor salir de él parecía ser adrede para hipnotizarlo. —¿Estás solo?
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SINNERS || INTENABO +18
FanfictionNarraciones +18 Intenabo. Las historias no tienen cronología; cada capítulo es un contexto diferente sin relación entre sí.