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Mención de tortura y sangre. Conway y Gustabo son los principales aquí, pero no se pierde la mención implícita del estado de Gustabo que lo hace ser alguien más... ustedes deben saber quién, pero a pesar de no verse en este texto, es curioso cómo puede aparecer y ser el tercer protagonista sin que nos demos cuenta.
Ya era sabido por mucha gente que el oficial Gustabo tenía gustos un tanto exóticos para muchas cosas, de ser un simple chico de mirada inocente y acciones inseguras, pasó a ser la mano derecha de uno de los altos mandos del CNI, convirtiéndolo así en alguien de suma importancia en las investigaciones extracurriculares y de mayor demanda criminal en la ciudad de Los Santos.
La gente a su alrededor se embriagaba con su fina manera de manipulación, sus labios eran como un conductor nato de situaciones específicas, a pesar de apenas rebasar los veintiséis años de edad, su fina postura y tendencia culta lo hacían ver como alguien que asumía los conflictos de una manera empírica, que sus frases a la hora de negociar eran reales, ¿pero quién podría creer que un agente de la ley era capaz de matar tan cruelmente como él describía en sus amenazas?
Apenas y pensaba sus palabras, sus labios mantenían esas mordidas y cicatrices que muchos asumían ser por sus estados de alto estrés y su franca situación psicológica. También, era reconocido como el chico de mil facetas, ese que un día puede ser el más educado y gentil, y al siguiente buscaba un lugar donde inventar un crimen y culpar a alguien más de sus acciones de locura. Porque sí, la corrupción en esa ciudad destellaba en las manos de Jack Conway, ese hombre que por más que mil balas y amenazas crucen por su cabeza, jamás podría llevar entre rejas a su mejor agente y mano derecha.
Nadie sospecharía que ambos torturaban hasta la muerte y que muchas veces asesinaban a sangre fría cuando las cosas no pasaban como lo planearon, Gustabo solía tener una frase cuando las cosas se venían abajo; cuando sabía que más que él, era alguien que actuaba bajo su conciente insano.
"Límpiate la sangre y sonríe"
Rebuscaba en sus recuerdos y no se veía asesinando, se veía liberando, porque ese era él, alguien que liberaba a la humanidad del sufrimiento. Era un joven que sonreía mientras arrebataba vidas; era la pureza manchada de sangre mundana.
Jack Conway lo miraba sin expresión cuando demostraba su verdadero yo, la enfermedad parecía apoderarse de su mente cuando ese rubio de mejillas sonrojadas y ojos cual cielo cortaba gargantas y arrebataba uñas de la piel criminal e inocente bajo sus prácticas de liberación. Pero no podía decirle que no, él también disfrutaba ver el sufrimiento ajeno, amaba saber que no sólo él sufría en ese mundo ni que sólo él veía su vida en un fino hilo apunto de ser cortado.
Parecían complementarse, su sed de venganza no podía ser saciada con sólo eso, recordaba su propia tortura y vida miserable mientras veía a la gente suplicar por la suya, él contenía su faceta sádica y cruel que fue construida por alguien más, por aquellos que le arrebataron más allá que su familia, le arrebataron su humanidad.
Las autoridades pertinentes sabían de él y lo veían como un agente dolido, la imagen que tenían de Jack Conway era como la persona capaz de hacer justicia y encerrar a aquellos que rompan lo que una vez él tenía completo. Simplemente, era una imagen falsa ante un mundo podrido, pues a pesar de saber del estado mental de sus agentes, las fuerzas mayores a su poder no movían un dedo por ellos, miles de muertes y balas atrevesaban a diario cuerpos frente a sus ojos. Estar acostumbrado no es sinónimo de estar sano ante hechos fuertes continuos.
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SINNERS || INTENABO +18
FanficNarraciones +18 Intenabo. Las historias no tienen cronología; cada capítulo es un contexto diferente sin relación entre sí.