Capítulo 3

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Qué me pasa, como pude verme tan débil a él, que es lo que me está haciendo.

Era temprano, era sábado lo que significaba que iría al centro comercial a trabajar en la tienda, no me apasionaba en lo más mínimo, pero, necesitaba el dinero para comprarme un auto.

Mi mamá trabaja en un hospital muy prestigioso, ella es neurocirujana, gana mucho dinero, pero, dice que debo empezar a ganar mis propias cosas.

Mi papá, el falleció, se fue de la manera más injusta del mundo. Fue asesinado en una marcha por los derechos humanos, una bala perdida llegó a su cerebro causándole una muerte cerebral.

Mi hermano mayor está casado con la mejor mujer que he podido conocer y tienen un hermoso bebé, mi pequeño sobrino se llama Lukas y tiene un año y medio. Samantha, la esposa de mi hermano Jack, está esperando una bellísima niña que de seguro saldrá con unos hermosos ojos verdes y un cabello rojizo.

Ya llegando a la tienda me encontré con Lorein, ella aceptó trabajar conmigo ya que el dinero le vendría bien para comprar ropa.

—Hola Lorein-. me dio una mirada indignada.- Hola hermosísima amiga que me a dado el universo. ¿Eso querías?.

—Así me gusta ratita-. no, ese apodo no.- perdón, se me escapó.

—No pasa nada, solo no lo vuelvas a decir.

Yo tenía que dejarlo ir, mi papá solía llamarme así, ahora no soporto escuchar el nombre de aquel mamífero ya que se ata un horrible nudo en mi garganta.

Al llegar a la tienda me senté en una de las cajas para empezar a atender a las personas que entraran. 

Las horas pasaban y las jóvenes caprichosas me pasaban las costosas prendas que se llevarían.

A la hora del almuerzo decidí ir por una hamburguesa a la plazoleta de comidas del centro comercial, llegué al puesto y pedí una hamburguesa sencilla y un vaso de agua.

—Que saludable eres-. ahí estaba, esa voz, Zach se había convertido en algo parecido a mi amigo estos últimos días.

—Pero si es Quasimodo, que te trae por aquí.- escuche una suave risa salir por su boca.

—Este Quasimodo, vino ver a su nueva amiga comer una gran y jugosa hamburguesa.

—Ja, ja, ja, que quieres hacer Quasimodo, no me hagas perder tiempo-. Es tan predecible.

—Quiero que me acompañes a ver las estrellas.- Oh no, todo menos eso.

Si íbamos a ver las estrellas tendría que ser de noche, y yo odio la noche.

Mi padre al ser un líder social era perseguido por muchas personas, cuando él murió yo era su próxima victima. Una noche de octubre fui secuestrada por dos de estos tipos, no abusaron de mi, me cuidaron, y desde ese día todo quedo confuso. Nunca me volvieron a buscar y me dejaron libre.

Pero eso no era lo peor, lo peor son las pesadillas, siempre se repite la misma pesadilla una y otra vez en mi mente.

Habían dos ángeles, uno que iluminaba de forma increíble mi vida y otro que siempre se quedaba detrás mío, lo malo, lo malo empieza cuando mi ángel empieza a desplumarse de una forma desgarradora, y yo, yo me quedo en un limbo lleno de susurros y llanto.

—Está bien, te veo en mi casa a las 5 p.m-. OH POR DIOS, yo le dije que sí, yo voy a colapsar.

—A esa hora estoy en tu casa.

Yo tengo que superar el miedo, y que mejor forma que salir a ver estrellas con el mocoso.

***

Saliendo del trabajo fui derecho a mi casa, me tenía que arreglar para...está noche.

Al llegar a casa me preparé una merienda, me vestí y me apliqué bálsamo labial.

Cuando estaba bajando las escaleras el pito de un carro sonó. 

—LEGUEEEÉ, CLARA, LEGUEEEÉ, APÚRATEEEE-. ¿Y este mocoso que se cree?

Salí corriendo a la entrada, salí y en su cara había una intimidante sonrisa.

—¿Porqué sonríes así?-. No pude evitar la pregunta.

—Es que te ves muy bien-. ¿Qué le paso al mocoso que odio?

—Vamos, tenemos que apresurarnos, nos espera un largo viaje.

—¿Largo viaje?

—Si, nos vamos al centro-. esto me está gustando.-Mi padre tiene un piso en un edificio y me contó que esté contaba con una azotea.

—Genial...¿Por qué lo haces?-. No lo entendía, él se portaba tan tierno.

—Yo...yo no lo sé, creo que es por que me agradas.

Un incómodo silencio retumbaba por todo el auto, es que soy estúpida, él me está empezado a agradar.

Cuando llegamos al edificio tomó mi mano para guiarme hasta el piso de su padre.

—Oye, ¿por qué Michael te golpeó el otro día?-. Su mirada irradiaba vergüenza.-Venga dimeee.

—Está bien pero no te rías-.Levante mi mano en forma de juramento.-Bueno, yo comenté que sus piernas parecen dos salchichas rellenas.

No pude contenerlo, estallé de la risa, él mocoso indefenso le dijo eso al gorila y yo no estuve ahí para presenciarlo.

—No te rías.

—Hiciste lo correcto, sus piernas parecen dos balones de fútbol.

Al llegar al piso mi boca se abrió de una manera sorpresiva, el piso era como su habitación solo que multiplicaba su tamaño diez veces, tenía un grandioso microscopio y un piano maravilloso.

—Puedes tocarlo-. Abrí mis ojos, yo quería tocar ese piano.

Salí corriendo, abrí el piano, me senté y empecé a tocar  unas cuantas teclas.

Zach se sentó a mi lado y empezó a tocar la Para Lisa con su mano derecha, el quería que tocara el otro lado.

Cuando empezamos a tocar, todo sonaba tan bien junto.

Me giré para ver la cara de Zach, para mi sorpresa el me estaba mirando.

Le di una leve sonrisa, y después, lo besé.

Yo, Clara Muller besé al chico más lindo que he conocido y no me arrepiento.

Eres mi pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora