Capítulo 7

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Las semanas pasaron y resultó que tenía razón, Zach no me habla desde la pelea en el hospital.

Los exámenes que me hicieron no eran muchos, para mi suerte, ya había terminado con todos, los resultados no debían tardar en salir.

Después de pocos días tuve que regresar a la escuela, también conocida como cárcel en condiciones decentes (si es que a gimnasia se le puede llamar decente)

Estaba en clase de historia con Lorein, ella ama esta clase, así que inusualmente, estuvo callada y atenta a la clase. A diferencia de mi, claro.

Saliendo de clase revisé mi horario.

Oh, no.

Tengo música.

Normalmente el tener esta clase me emociona, mucho.

Pero no hoy.

Repito: no he hablado con Zach desde la pelea, verlo va a ser incómodo, sin duda alguna.

Entré a el salón del profesor Raúl para encontrarme con que solo estaban este y Zach.

—Clara, hola —saluda el profesor—. Yo debo ir a revisar el último examen de la última clase, confío en que continuaran su proyecto sin muchas distracciones.

Maldición.

Me tocaba terminar el proyecto con Zach ya que compartíamos instrumento.

Decidí ignorar que Zach me miraba con ganas de matarme. Me senté en el piano y empecé a buscar las partituras que escogimos con Zach en su casa el otro día. Cuando las encontré le hice una seña a Zach para que se sentara a mi lado y pudiéramos empezar a practicar, el me ignoró y siguió haciendo lo suyo, yo no le iba a rogar entonces me encogí de hombros y empecé a practicar.

Ya llevaba unos quince minutos practicando cuando Zach se sentó a mi lado y empezó a tocar otra canción que no tenía nada que ver con el trabajo. En ese momento mi molestia empezó a incrementar con facilidad.

—¿Puedes dejar de ser tan inmaduro? —. Me ignoró y siguió con lo suyo —Basta Zach, no seas tan molesto, supéralo, yo lo hice.

—¡¿No me querías muerto Clara!?—. Qué demonios le pasaba, quien se creía para hablarme de esa forma.

—¡No me grites, no me dejaste disculparme y fuiste prejuicioso, maldita sea, deja de ser tan pesado, con tu mala actitud y tu mirada me dan ganas de matarte! —. Se enojó más, estaba rojo de la ira, no quería pelear, pero me la ponía difícil.

—¡Maldición Clara, estaba muy enojado contigo, como podías bromear sobre tu malestar, es muy cruel de tu parte no pensar que yo también me preocupo por ti, tus bromas solo hacían ver la realidad más notoria! —. Todos en el salón nos estaban viendo, los gritos eran fuertes. ¿A qué hora llegó tanta gente?

Me cansé de las miradas y salí corriendo de ese salón. No podía ser tan egoísta con Zach, pero solo lo culpaba a él por todo lo que estaba pasando.

Las lágrimas en mi cara eran bochornosas, todos los que me veían pasar me miraban extrañados, el vestido que me había puesto no me dejaba correr con facilidad. Me sentía agobiada y cansada cuando llegué al final del pasillo, mi respiración era pesada, empecé a marearme con facilidad.

Zach venía corriendo hacia mí, creo que él sabe que va a pasar porque cuando se acerca me acuesta en el suelo y empieza a acariciar mi pelo mientras grita ayuda.

La convulsión empieza, empiezo a perder el conocimiento, mi mente se queda en blanco.

Narra Zach

Odio que tenga que pasar por esto.

Me encuentro en la sala de espera del hospital esperando respuestas.

Clara empezó a convulsionar como el otro día, la enfermera de la escuela insistió en llamar una ambulancia ya que ella no se sentía preparada para atender algo tan difícil como el caso de Clara. Una inútil fue lo que contrataron.

Una señora con una gran sonrisa llegó para avisarme que Clara estaba despierta y que la doctora "Amelia" me había pedido que acompañara a la nena.

Supongo que la doctora Amelia era la mamá de Clara, alguna vez me contó que su mamá trabajaba acá.

Con pocas ganas decido que es mejor pasar para saber cómo está, estoy enojado con ella, pero, no es razón para no ayudarla.

Al entrar a la habitación me di cuenta de las manos de Clara, se movían simulando tocar un piano.

—¿Qué haces aquí? —. Ok, eso fue seco, pero no puedo juzgar. —Vete, no te quiero volver a ver en mi vida. Siempre que me haces algo despierto en un hospital.

Me quede callado, pelear no era lo mejor.

—Tal vez te importo tanto que cada vez que peleamos tú sistema se deteriora—. Pero soy un estúpido, no debí decirle eso.

—Vete—. Su mirada se desvió hacia la pequeña ventana de la habitación.

Salí de la habitación, no estaba para peleas, no tenía que decir lo que dije, a ella le molestaban los comentarios de chicos machistas que se creen el centro del mundo.

Quería pedirle disculpas por todas las peleas anteriores, recuerdo que mi mamá me decía que las flores son lo mejor para las chicas.

Bajé a la tienda de regalos del hospital y busqué unos tulipanes, debían ser rosados, como sus mejillas, una vez me contó que le encantaban.

Al comprar las flores pedí que las dejaran en la habitación, estoy seguro de que no me quería ver.

Antes de irme deje una nota donde pedía disculpas y le decía que la quería muchísimo.

Me subí en mi auto y llamé a Lorein, ella debía acompañar a su mejor amiga.

Clara necesitaba un descanso de mí, las peleas la agobiaban, y lo único que hacíamos era discutir.

Eres mi pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora