Capítulo 6

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Al despertar solo veía una luz blanca, estaba consciente de lo qué pasó ayer.

Podía sentir que mi mano se unía con otra, pensé que era mi mamá, pero no. Era Zach.

—Hola, ¿Cómo te sientes? —la verdad no sabía que responder a esa pregunta, no me sentía del todo mal, me sentía normal, pero estaba confundida.

—Yo... ¿Qué pasó?, solo recuerdo la azotea y tú atrapándome en tus brazos. Zach, ¿Cuál era la necesidad de asustarme así? — agachó su cabeza y me dio una mirada avergonzada.

—Me sentía inútil, sabía que mi papá no me iba a dejar en paz después de que yo viera eso, tal vez iba a patearme hasta quedar inconsciente, también me haría ver como golpeaba a mi madre mientras mis manos están atadas de pesadas cadenas. Lo hice por mí, yo no quería más dolor.—su voz se quebraba más—Lo siento tanto Clara, no debiste sentir el miedo. Creo que me asuste más al verte tener esa fuerte convulsión, nunca había visto algo parecido— empezó a hablar tan rápido que dejé de escucharlo.

Cuando terminó de hablar me miró un poco avergonzado. Mi cabeza solo podía pensar en los abusos de su padre. Cuando conocí a la madre de Zach se veía en perfectas condiciones, su cara intacta, sus manos igual, Zach no tenía un solo moretón.

—Pero...no tienes nada, y tu mamá tampoco, no digo que no te creo, solo no lo logro entender—él sabía que yo estaba intentando entender.

—Mi padre es muy inteligente, sus golpes son en las piernas, espalda y abdomen. Mi madre suele salir mejor que yo, a veces prefiero que me golpee a mi antes que, a ella, es más débil, pero la última vez fue peor.

Me quedé estática, no podía moverme, cuando me moví para abrazarlo la intravenosa en mi brazo me causo un pequeño dolor que me devolvió a la cama.

—Descansa, tu madre esta de turno y los doctores avisaron que te quedaras para hacerte exámenes, creo que vas a poder volver a casa y luego volver para empezar la investigación de tu convulsión y falla en la vista. —se quedó callado unos segundo antes de volver a hablar—¿Quieres que me quede?

Claro que quería que se quedara, pero debía estar muy cansado, tenía cosas que resolver y yo era una distracción. Igual estaba acostumbrada a estar sola en situaciones como esta, mi madre no tiene mucho tiempo así que me acostumbre a estar sola.

—¿No tienes cosas que hacer en tu casa?, digo, no tienes que resolver el asunto de abuso familiar, deberías poner una denuncia, bueno, si quieres, no soy quién para decirte que hacer—al mirarme soltó un suspiro, creo que tenía razón y eso le afectaba.

—Yo debería denunciarlo, pero mi madre y yo no tenemos nada, mi madre ha sido ama de casa y lo que consigo tocando en restaurantes no es suficiente para mantener una vida saludable—se veía cansado, quería quedarse para evitar a su padre.

—Quédate, pero tráeme una manzana, muero de hambre—sonrió y se fue a buscarme una manzana.

Cuando Zach salió me quede mirando el techo. Después de un rato la puerta se abrió, era mi mamá, seguramente salió hace poco de cirugía, tenía unas grandes ojeras.

—Hola princesa—me dio un beso en la frente y se sentó a mi lado.

—Hola Mamá, ¿estabas en cirugía? —agachó la cabeza, sé que se sentía mal por no estar en el momento que me ingresaron.

—Lo siento tanto Clara, yo no pude estar acá, y tu estabas grave, debiste tener miedo mi niña—sus ojos se llenaron de lágrimas, se me partía el corazón.

—Tranquila mamá, entiendo que tu trabajo te quita tiempo, además, estoy muy orgullosa de lo que haces— me miró conmovida, luego puso una sonrisa pícara, ya sabía a donde nos iba a llevar esto.

—Bueno, bueno, ¿Quién es ese apuesto chico que cuido de ti toda la noche? —Y dale con el tema.

—Un amigo mamá, un amigo—me miró fijamente, sabía que había algo raro.

Zach y yo éramos amigos.

Los amigos no se besan.

Claro que sí, besos para reforzar la amistad.

—Bueno—mi mamá miro su muñeca y se levantó— está llegando un trauma, debo ir. Te amo.

—Yo también te amo, ve a salvar vidas—salió corriendo por la puerta y me dejo sola.

***

Después de un tiempo volvió Zach con los ojos llenos de alegría, no tenía idea del por qué, pero se veía increíblemente feliz.

—¿Qué te pasó mocoso?, tienes una gran sonrisa en tu cara— cuando me pasó la manzana tomó mi mano y la besó —bueno, esto es raro, ¿te drogaron?

—No, mi mamá consiguió un GRAN empleo—no lograba entender, ¿Qué empleo pudo conseguir?

—¿Qué empleo Zach? — estaba sonriendo, la noticia me alegraba muchísimo, tal vez podrían salir de la casa de su padre.

—Hace ya un año casi mi mamá le envió un libro a una editorial, hoy lo lanzaron a la venta, y solo espero que sea exitoso— su cara estaba llena de ilusión.

—Qué bueno, tal vez puedan salir de la casa de tu padre— se quedó callado.

—Ya puse la denuncia, por eso tarde tanto, tenía que hacerlo para sentirme bien conmigo mismo—me sentía muy feliz por él, logro entender de una forma horrible que debía hacer algo al respecto.

Me acomodé y me empecé a quedar dormida, Zach estaba leyendo un libro a mi lado, eso me tranquilizaba, se sentía bien. Mis ojos se empezaron a cerrar y me quedé dormida.

***

—Clara, despierta—la voz de Zach me despertó, las enfermeras estaban esperando en la puerta con una silla de ruedas.

Su expresión era un poco seca, pero me imaginé que era por el cansancio.

—Buenos días mundo, ¿Qué mejor manera de despertar que tener una tomografía? — mi pregunta no le hizo gracia a Zach.

No apartaba su vista de mí, su mirada me intimidaba, nunca había visto a Zach de esta manera.

—Tranquilo Toro, si no me mata lo que tengo me vas a matar tú con esa mirada— ups, su mirada se oscureció, se veía fatal.

—¿Puedes dejar de hacer chistes?, Te puedes estar muriendo Clara, ¡MURIENDO MALDITA SEA! Yo no estoy para bromas de mal gusto, no quiero perder a mi mejor amiga— era cierto, pero no quería aceptarlo.

—Oh, ¿ahora te preocupas por mí? Se te olvida que casi te matas a ti mismo en mi presencia, ¡MALDICIÓN ZACH, ME ESTABA MURIENDO DE LA ANGUSTIA Y TU SOLUCIÓN FUE TIRATE DE LA AZOTEA! — agachó su cabeza y se quedó callado unos segundos.

—Tú no me entiendes, tú no sabes nada, ¡Eres solo una mimada que no sabe lo que es perder a alguien! — cuando se dio cuenta de lo que dijo ya era muy tarde.

—¿Qué no sé?, ¡PERDI A MI PADRE, A MI PERSONA FAVORITA DE UNA MANERA INJUSTA! — la impotencia me estaba ganando— ojalá te hubieras caído en la azotea.

Cogió su abrigo que estaba en la silla y salió de la habitación, mis ojos estaban empapados de lágrimas, las enfermeras estaban en shock mirándome llorar.

—¿Por qué no mejor cambiamos la tomografía? — la dulce voz de la enfermera me preguntó, con mi cabeza asentí.

Decidí descansar, era muy probable que Zach y yo no volviéramos a hablar en un tiempo.

Eres mi pesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora