Narra Zach
Eso fue inesperado, sus labios se sentían como dos pequeñas bolas de azúcar, su mano me acariciaba la nuca, me sentía en el paraíso.
Cuando el beso se detuvo me dio una hermosa sonrisa y me dijo:
—Gracias-. Dios mío, ¿Cómo podía ser tan hermosa?
Narra Clara
Pero que hice, lo conozco hace una semana.
Pero te gusta, te gusta mucho.
Oh conciencia, estás en lo correcto, me gusta, y no es un capricho, no, Zach me encanta.
—¿Vamos a ver las estrellas? -. me ofreció su mano y muy dichosa la tomé.
El cielo se veía hermoso ese día, estaba inundado de pequeños destellos llamados estrellas, pero a mi lado también estaba un hermoso chico.
—¿Crees que es muy apresurado lo que hicimos? -. me miro confundido, levanto su ceja.
— Creo que cuando se trata de amor no hay tiempo ni espacio, solo sé que, aunque me asuste, yo quiero estar contigo todos los días-. ¿No me he ganado la lotería con ese discurso?
¿Por Dios, desde cuando me convertí en una romántica? Este chico me iba a volver loca.
Después de ver las estrellas nos sentamos a ver una película en la sala. Él escogió La La Land, personalmente amo esa película, la selección musical es asombrosa.
Cuando se acabó nos levantamos y lo ayude a limpiar un poco.
—Está muy tarde-. La verdad no me preocupaba tanto ya que Zach se ofreció a llevarme sana y salva a casa.
—¿Sabes que nos podemos quedar? -. Sonaba tentadora la idea, pero me daba vergüenza con su padre.
—No lo sé Zach, no creo que sea apropiado, me da pena que tu padre se incomode-. el me dio una sonrisa y me tomó de la mano para abrazarme.
—Si es por mi padre no tienes que preocuparte, él entenderá, pero quédate, hay dos habitaciones-. No podía decirle que no a esa cara.
—Está bien, vamos.
Me llevo a la habitación, me dio un cepillo de dientes nuevo y me presto una camiseta vieja de él para que estuviera más cómoda.
—Buenas noches Clara-. me dio un tierno beso, yo no podía parar de sonreír.
Salió de la habitación y no me tomó mucho para quedarme dormida.
***
—¡Clara despierta! - Me desperté con los gritos de Zach, otra vez había tenido la pesadilla, estaba sudando frio y sentía las lágrimas secas en mis mejillas.
—¿Clara estás bien? - me limite a asentir con la cabeza, después de eso me dio un beso y empezó a caminar hasta la puerta.
—Quédate, por favor, quédate- Se dio la vuelta y se acostó a mi lado, paso su brazo por mi cuello y me atrajo hasta su pecho.
Estaba segura, me sentía segura.
Y en los brazos de él caí en un profundo sueño.
Narra Zach
Nunca había estado tan asustado, sus fuertes gritos eran desgarradores, me dolía escucharla.
Cuando me pidió que me quedara me sentí un poco feliz, sé que para ella significaba mucho, es como si se sintiera segura conmigo.
Su olor era increíble, olía a vainilla y coco, recosté un poco mi cabeza para dormir más cómodo.
Traté de conciliar el sueño, fue imposible, estaba asustado de que algo le pasara, solo podía pensar que fue lo que la hizo sentir así, su cara estaba roja, sus ojos estaban hinchados por las lágrimas, tenía tiras de cabello enredadas en sus manos.
Algo que me sorprendió fueron sus manos, tenían heridas graves, eran como pequeños cortes en sus muñecas, esas manos eran las mismas que podían hacer sonar las cosas más hermosas de un piano.
«La mano es, a fin de cuentas, la herramienta de la mente» – Brigitte Bouthinon-Dumas
Esa frase retumbaba por mi cabeza, todos los pianistas saben que las manos son la magia, son como la gasolina para un carro, la electricidad para las bombillas, ella para mí.
Estaba arruinando su magia, lo que la hacía destacar.
Ella se estaba arruinando de una manera desgarradora.
¿Pero que estás haciendo mi pequeña pianista?
Como puedes romperte de esa manera, me duele, me duele saber que me estoy enamorando de un ser roto.
Es egoísta de mi parte, pero me duele, me quema el pecho, me arde saber que estas tan destruida.
¿Qué tienes? ¿Cómo te puedo ayudar? esas preguntas son lo único en lo que puedo pensar.
Me da miedo, no me da miedo salir lastimado, me da miedo lastimarte más.
Me da miedo que estés sola, me da miedo que llores, me da miedo que me mires de manera apagada.
¿Qué demonios estás haciendo conmigo?
No me puedo alejar de ti, eres como una maldita droga, me dueles, me dueles tanto mi pianista.
Lo que me asusta es que me di cuenta.
Me gustas, Clara Muller. Como no me ha gustado nadie jamás, quiero tocar baladas hasta que seamos viejos y quiero bailar mientras tenemos de fondo el atardecer.
Yo te quiero, y me di cuenta cuando verte sufrir me dolió más que el golpe del gorila, cuando tu risa se convirtió en mi advertencia, y tus ojos se volvieron mi escape favorito.
Maldita sea, ¿Cómo te gusta alguien en una semana?
Pues a mí me resultó bastante fácil, aunque no eres perfecta, tu forma de llamarme mocoso y tocar el piano me conquistaron de una manera irreversible.
Solo espero que no te derrumbes antes de que te pueda decir lo que siento por ti.
Espera un poco pianista, se fuerte.
Y con ese discurso en mente, caí en un profundo sueño.
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Eres mi pesadilla
Ficção Adolescente¿Qué harías si tu peor pesadilla se vuelve realidad? Esta es la historia de Clara Muller. Su mayor sueño se convirtió en su peor pesadilla.